— Señoritas Jackson. Su comportamiento es... — se tomó un suspiro mientras yo rodaba los ojos.
— ¡Esta exagerando! —exclamó enfadada.
— ¿Qué estoy exagerando? ¿En serio?, Diganme ¿como quieren que me ponga después de saber que en el salón de química hicieron una explosión?, ¡¡Y que para acabarla costará muy caro arreglar todo!!. Han quebrantado reglas y eso no lo voy a tolerar— dijo mientras pasaba sus manos en su cara frustrado.
La verdad ¿nunca se han puesto a pensar en lo odiosos que suelen ser los adultos?. ¡Pues yo si!
— Nosotras solo hicimos lo que el maestro dijo — Dijo Madison poniendo cara de inocente.
Madison: Prima he hermana, juntas por siempre. Las 2 nos apoyamos siempre, se que con ella cuento para todo. Es la persona más importante de mi vida.
— Solo queríamos ser buenas alumnas — dije mientras me tapaba la cara y Madison me abrazaba y así estar fingiendo que lloro.
— ¿En serio?, ¡¡No puede ser. No es la primera vez que ustedes 2 están en un problema así!!— dijo mientras suspiraba para tranquilizarse— a ver la semana pasada; todavía no me explico cómo es que el maestro Jon no tiene cabello. ¿Ustedes me lo podrían explicar?— dijo mientras se levantaba de su silla.
— Claro. Pues el maestro se quedo dormido, yo saque unas... — dije mientras me interrumpió el director.
— No puede ser. ¿En serio? —preguntó cerrando los ojos.
— En serio — dijo Madison con una sonrisa y mientras me miraba.
— ¿Y todavía tienen el descaro de decírmelo?. Ya no puedo más, ustedes 2 ¡son un problema Jackson!. Quedan expulsadas — dijo mientras se acomodaba en su silla.
— ¡¿QUÉ?! — Preguntamos Madison y yo. Mientras nos parábamos de la silla.
— Lo que escucharon — dijo con una sonrisa.
— ¡Usted no puede hacer eso! — dije señalando.
— Claro que puedo y como ven. Ya lo he hecho, Ahora fuera de la dirección la marcare a tu mamá para que venga por ustedes — dijo levantándose.
— ¿Así? Aténgase a las consecuencias — dijo Madison entre cerrando los ojos y saliendo de la dirección.
— Ya la oyó — dije con una sonrisa y guiñandole un ojo; para asustarlo. Salí de la dirección, esperando a que llegara mamá.
– Oye — dije tocando el hombro de Madison — ¿y si dejamos un recuerdo? para que nadie se olvide de las Jackson — dije con una sonrisa. Logrando que mi prima hiciera una sonrisa malvada.
En eso pasa Tiffany.
Tiffany: La típica zorra del instituto "La reina" por haci decirlo. En este lugar no se habla nada que no sea de lo "Grandiosa que es" o "Lo hermosa que es" claro dejo bastante claro que yo era una de sus enemigas. No era popular, no me consideraba. Pero si tengo los suficiente para retarla y hacerla enojar hasta explotar.
— ¿Qué? ¿Por fin las expulsaron? — Preguntó con su risa horrible.
— Sip. Por fin ya no tendremos que ver a las zorras como tú — dijo Madison cruzando los brazos.
— Saben por esta buena noticia haré una fiesta — dijo dando brinquitos.
— ¿En serio? — pregunté poniendo mi mano en el pecho — Gracias por ese gran honor. Ves madi nos aman — dije aplaudiendo logrando que la rubia sacará un bufido.
— ábrete paso. Rubia teñida — dije con un sonrisa.
Agarre el brazo de Madison y tomamos dirección al baño.
— ¡Que es natural! — Dijo cruzándose de brazos.
Solo me limite a negar con la cabeza.
[...]
– ¿Ok? Ya es hora que Tiffani tenga un poco de su propio pastel — dije con una sonrisa — ¿Ahora quién hará el honor? ¿Te lo dejo a ti prima? — pregunte con una sonrisa.
— Ohh prima gracias por este honor que me das. Claro. Lo voy a disfrutar; hay que esperar a que entre, tocando el timbre entrara con sus perras falderas — dijo con una sonrisa malvada.
Esperamos unos minutos
y nuestra presa iba en camino. Llegando a la puerta esta cayó una pintura azul.
— Mi cabello — chilló tiffani, junto a sus "Amigas".
Amigas; Perras falderas que andan atrás de Tiffany, las esclavas de ellas, hacen absolutamente todo que ella les dice o ordena. Nos por acá pero he llegado a pensar que hasta en el baño se hacen favores de limpieza. IUG de solo pensarlo de asco.
Esta voltio buscando culpables yo mire a Madison y no pudimos más y estallamos en carcajadas. Me tocaba la panza de la risa y Madison se secaba las lagrimas que había ocasionado reír.
— ¡Ustedes! — nos señaló.
— ¿Quep? — Preguntó Madi, cruzando sus brazos.
— ¡¿Como se atrevieron?! —Preguntó dando brincos del enojo.
— Oye. Para. Hay algo bueno — dije con una sonrisa.
— ¿Qué hay de bueno? ¡hee! — dijo cruzándose de brazos.