Mi chico

Capítulo 15. {Click, click}

Capítulo 15.

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Azucena.

— Vamos Su, termina de desayunar que ya las tengo que llevar — dijo mamá.

Gardenia estaba tomando un zumo de fresa, mientras en su tableta miraba un nuevo capítulo de serie animada. Estaba vestida con su uniforme escolar y peinada por mamá con dos coletas con moños rosas.

— Es que tengo sueño — mentí.

No quería ir al colegio, no tenía las energías para enfrentarme a mis amigos, Clara y mucho menos a Ramiro.

Había apagado mi celular, así que lo prendí solo para ir escuchando música en el auto.

Mamá llego hasta mi lado, acaricio mi mentón y me hizo levantar la cabeza para mirarla.

— ¿Paso algo amor?

Trague saliva, no quería mentirle. Pero tampoco quería contarles.

— No mamá, solo estoy cansada.

Ella asintió no muy convencida. Papá apareció desde la cocina, con la mochila de Gardenia.

— Ya guarde tu merienda y tus útiles — le informa dándole un beso en la frente y dejando su mochila al lado. — Tu botella de agua y algo para que comas en clases — papá me pasa mi botella con jugo de pomelo y un taper. Lo abro y tenía Brownie de chocolate.

Le regalo una sonrisa, que no llega a mis ojos.

— ¿Qué pasa mi pequeña? — pregunta preocupado. Se acerca por el lado derecho, ya que en el lado izquierdo esta mamá.

— Nada, ya les dije solo estoy cansada y con sueño.

Veo como mamá y papá se mira, y parece que se comunicaran telepáticamente.

— Agente Marian, aparentemente tenemos un problema.

—Eso veo agente Black.

— Estrategia 555 — dice papá. Los miro a los dos con cara, de que rayos está pasando.

—Confirmado.

—1.

—2.

— ¿Qué pasa? — pregunto asustada y confundida.

— ¡3! — ambos me dan un beso en cada mejilla y luego me abrazan como si fueran un osito cariñosito.

Me abrazan con fuerza apretujando me. Al principio me resisto, pero termino cediendo, riéndome y disfrutando del cariño de mis papas.

— Te amamos hija — dice mamá.

— Y si necesitas hablar, podes confiar en nosotros. No somos como tus amigos, pero siempre vamos a estar para vos. Sin juzgar.

— Y sin retarte, solo estamos acá para acompañarte  y evitar que cometas errores que puedan herirte.

Intente no llorar, aunque no lo sabían. Ellos estaban ayudándome,  aunque no supieran que es lo que me pasaba. Me hacían sentir seguro y protegida. Suspiro. Todavía no les voy a decir nada.

—Gracias papá y mamá, los amo mucho yo a ustedes. Estoy bien, si me pasara algo vendría directamente hacia ustedes.

Ellos asintieron, esta vez mamá sí estuvo convencida de eso.

***

Estaba en el auto, justo cuando iba a poner música. Veo que me llega un video de Russell, el video era de anoche.

¿Qué mando?

<<Un video sexy>> Me gustaría, me gustaría.

Me cercioro de que los auriculares están bien puestos y doy play.

— Bueno Azucena, como no me dejaste responderte, tuve que buscar una forma épica y romántica de decirte que él te quiero, es mutuo.

No solté un grito en el auto, solo porque sabía que Gardenia me golpearía con su mochila. Es muto, me quiere… No pude seguir divagando en mis pensamientos.

Porque el comenzó a tocar la guitarra, centro mi vista en como sus dedos van por el instrumento. Para luego quedar hechizada por su voz, es melódica y ronca, sexy y dulce. La voz perfecta de un amante enamorado.

No pude evitar suspirar, mientras escuchaba la letra. ¿Todo eso siente el por mí?

Lo que soñé en mi vida entera… Quédate en ella…Y hazme sentir

No podía con tantas emociones, el siente lo mismo. Lo mismo que yo siento, no es un querer solo de amigos, sino de forma platónica.

Cuando termino la canción, la reproduje una tres veces más. Cuando llegamos al colegio, me baje y salude a mi mamá con beso y un abrazo.

En este momento no me importaba nada, ni Clara, ni Ramiro. Ni nadie.  Tarareaba la canción, mientras caminaba como si estuviera en un prado de flores.

No le había respondido nada a Russell, iba a esperar a verlo. Besarlo, decirle que lo quiero muchísimo, volverlo a besar y luego decirle que ame su video. En ese orden o en cualquier orden, lo único que podía sentir era mi corazón feliz.

Llego al aula, decidida a ignorar a todo el mundo. Cuando uno de mis compañeros se me acerco.

— Que buenas tetas Azucena — me gimió al oído.

Me sentí totalmente asqueada.

— ¿Qué carajo te pasa? ¡Maldito pervertido!

— ¡Ja! ¿Yo pervertido? Vos sos la que muestra las tetas en Instragram.

— ¿Qué? ¿De que estas hablando? — de pronto todas las cosas lindas que venía sintiendo se esfumaron de golpe. Todo se vino al piso, sentía como una pesadez gigante se instalaba en mi pecho.

— De esto, no te hagas que no sos vos. Si se te ve bien, como te gusta que te den — la forma en la que lo dijo. Me dio tanto asco y repulsión.

Me aleje de  él. Intente sentarme.

Cuando vi a Tere y Brandon, ambos me miraban.

— ¿Qué paso? — pregunte en un susurro.

—Yo — comenzó Brandon.  Pero fue Tere, quien me dio su celular y  me mostro.

Una cuenta llamada @Detestoalas_Zorras. La cual tenía casi dos mil seguidores había puesto fotos mías. En total había seis, una de mí en ropa interior. Otra en la que hacia un gesto vulgar con mi boca, otra en la que se me veía acostada, con la cabeza de lado y mis tetas en primera plana. Solo tenía tachado los pezones, reconocí la sabanas eran de… mi cama. Otras dos, de mí con ropa de fiesta en donde la ropa marcaba mis curvas. Y el último video, subido hace quince minutos. Parecía mi cuerpo, pero yo estaba segura de que no era yo. Primero era una silueta a oscuras de una chica haciendo una mamada a un chico y luego la toma cambiaba, a un culo siendo cogido, se veía la espalda de la chica y su cabellera  negra corta como la mía.




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