Capítulo 26.
{ In the shallow, shallow }
Azucena.
— I'm falling… —comencé a cantar en mi habitación — In all the good times I find myself.
Cada vez que me sentía triste o melancólica cataba “Shallow” de Lady Gaga. Nunca entendí porque me gustaba tanto, pero tiene ese efecto sanador que necesito cada vez que me encuentro mal.
En la soledad de mi habitación seguí cantando. Mientras hacía uso del piano eléctrico que de mi mamá. El cual tenía enchufado al lado de mi cama, para poder tocarlo más cómoda.
Comodidad ante todo.
— I'm off the deep end, watch as I dive in — mi voz subio un tenor, hacienda que sonara potente tal y como la canción — I'll never meet the ground…
Sentí un peso a mi costado. Me giro mirando a mi mamá, quien se sentó a mi lado. Seguida por Gardenia, que se acomodó en mi cama, para seguir escuchándome cantar.
— Crash through the surface, where they can't hurt us — siguio cantando ella, aprovechando que me quedé en silencio al verlas entrar — We're far from the shallow now
La voz de mi mama era un sueño. Mágica y melodiosa, solían decirme que cantaba igual de bien que ella. Aunque ella piensa que canto mucho mejor.
No pude evitar sonreírle, ella me animo a que siguiera hacia el estribillo.
— “In the shallow, shallow
In the shallow, shallow
In the shallow, shallow”
Cantamos juntas, ella tenía los ojos al borde de las lágrimas. Podía jurar que yo estaba igual que ella. Gardenia estaba con los ojos cerrados y se balanceaba al ritmo de la música.
Me encanta como la voz de ella y la mía, se compaginan tan bien. Me hace sentir lo mismo que cuando canto con Russell. Sin la tensión sexual o las miradas cargadas de deseo y amor. Esto era más profundo, un amor de madre e hija.
Como si en algún momento ambas hubiéramos sido la roca de la otra. Lo que nos hacía mantener nos en la superficie.
No deje de tocar y cantar, siguiendo la letra de la canción.
Y sobre todo sintiendo la letra en lo más profundo de mi alma.
Cayendo
Siempre estuvimos cayendo, aunque no nos dimos cuenta, pero acá estamos saliendo a la superficie.
Aunque muchas veces me cueste encontrar el suelo en el cual me tengo que apoyar para dar un empujón. Pero mientras terminaba la canción, mientras mi corazón latía al mismo ritmo en el que mis dedos tocaban el piano. Podía sentir que esté era mi suelo o mejor dicho quiénes eran mi suelo.
— Mami ¿Por qué estas llorando? — la voz de Gardenia, fue lo que nos sacó del trance en el que nos había dejado la canción una vez que esta termino.
— Porque esta canción me hace recordar muchas cosas, pequeña — responde ella.
— ¿Qué te hace recordar?
— Me hace recordar a una chica joven, cantándole a una bebé de apenas tres años. Y como un nerd estaba allí presente — respondí, al borde las lágrimas.
No se cómo, pero recordaba ese momento. Capaz no entendía nada y la verdad hoy en día no lo hago, pero recuerdo la canción y recuerdo a mamá cantando y a papá allí con nosotras.
Mamá me acaricio la mejilla con demasiada suavidad. Me atrajo hacia ella y me abrazo. Besando mi frente con fuerza. Luego agarro a una confundida Gardenia, que seguía intentando descifrar que había dicho yo.
— Mis hermosas hijas, siempre van a ser quienes logren sacarme hacia la superficie — su voz sonaba temblorosa — estoy orgullosa de que sean mis hijas. Y estoy feliz de estar con ustedes, de verlas crecer y mamá les promete que siempre va a estar para ustedes. No importa los años que pasen, el tiempo que pase. Mi amor por ustedes será eterno, las amo en esta vida y en las otras.
Esta vez no pude dejar de llorar. Deje que las lágrimas rodaran con total libertad por mis mejillas.
— Estoy muy orgullosa de que vos sea mi mamá — balbuceo con el corazón en la mano.
Ella apretó aún más su brazo a mí alrededor. Soltó un suspiro profundo, como si algo en su interior se hubiera sanando, como una herida que al fin cicatrizo siendo un recuerdo amargo.
— Amor, le dijiste a Azu que vamos... — papá estaba por entrar al cuarto, cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando — ¿Por qué nadie me dijo que había una reunión familiar?
— Porque solo es para niñas lindas — se burló Gardenia. Escondiéndose en el cuello de mamá, como si fuera un oso de peluche.
— No para un nerd aburrido — me uní a las burlas. Mamá soltó una carcajada ronca.
Papá la miro fingiendo enojo y negando con la cabeza.
— No puede ser que hayan pasado más de diez años y te me sigas burlando de mi — se quejó acercándose a nosotras. Se sentó en la cama — encima pongas a mis niñas en contra — dijo con la mano en el pecho. Siendo un total dramático.
Mamá se estiro hacia adelante, con nosotras al medio. Para darle un beso con sonido en los labios a papá.
Totalmente repulsivo.
— Siempre serás mi nerd.
— Que asco — comente al mismo tiempo.
Ellos me ignoraron, se quedaron mirándose de esa forma que tanto amo. Juro que pude ver en ellos lo que Russell me dijo; amor, respeto, cariño y compañerismo. Después de tantos años, ellos se amaban con la misma intensidad.
— Sacando de lado que mis chicas, me están haciendo bullying — se volvió a quejar. Todas ignoramos eso, nadie le pediría perdón —. ¿Vamos a ir?
— ¿A dónde? — pregunte confundida.
— ¿No le dijeron a dónde vamos? — pregunto papá — hace como media hora subieron.
— Estuvimos ocupadas — espeta Gardenia — pero papá quiere que vayamos a nadar. Todos juntos.
— Exactamente eso, pensé en que fueron unas semanas complicadas. Y necesitamos un descanso de familia.
— Si me parece perfecto, mientras la pileta sea climatizada — añadí con una sonrisita.
— Es mi club, obviamente la pileta es climatizada — se jacto papá.