Mi chico

Capítulo 27. {El cartel de las babys.}

Capítulo 27.

{El cartel de las babys.}

Azucena.

La noche estaba muy fresca, por suerte la primera noche del cumpleaños de León, era en el bar en donde los conocí la primera vez.

Mis otros amigos Brandon, Tere y Lor. También estarían a allí hoy, ya que todos necesitábamos despejar nuestra mente, de todo lo que estuvo pasando el último mes.

Me acomode las botas blancas largas hasta la rodilla. Me puse una falda negra de eco cuero, y una remera de lurex negra también, esta tenia mangas largas y era de cuello alto y cerrado.

Acomode mi cabello, el cual estaba un poco más largo, había dejado de cortarlo. Me llegaba hasta los hombros, no es un largo exagerado. Pero me gusta como se ve.

— Hija — llamo mamá —, Russell se encuentra afuera.

— Decile que ya bajo.

Me retoque el labial, busque mi mochila. En la cual tenía la ropa para los próximos días, todavía no podía creer que me habían dejado ir los tres días seguidos. Obviamente había condiciones como llamar y mandar mensajes.

Pero me gustaba la confianza que estaban depositando en mí.

Me puse el blazer lila abrigado. Fui hasta el cuarto de Gardenia, ella estaba jugando con sus muñecas. Al verme corrió hacia a mí.

— Te ves muy bonita — comento mirando con atención mi blazer.

— Gracias pequeña — me agache y le di un beso en la mejilla.

— ¿Me traes algo?

— ¿Un caramelo?

— Yo pensaba en un juguete, o algo así. Pero con un chocolate me conformo.

— Dije caramelo…

Ella me dio un beso en la mejilla.

— Pero un chocolate es más rico — dijo levantando las cejas.

No pude evitar reírme.

— Esta bien, un chocolate para la niña.

— ¡Sos la mejor!

Aunque su abrazo y grito, son por el chocolate. Me siento muy feliz cuando ella me abraza y repite varias veces que me quiere.

Luego de despedirme de ella, voy hacia mis padres. Quienes hablaban con Russell, se me paro el corazón cuando lo vi.

Él nunca se vio como los demás chicos. Tiene su propio estilo, el que lo hace resaltar.  Comenzando desde los jeans que se amoldan perfectamente a sus piernas, las cadenas que cuelgan al costado de su estrecha cadera.

La camisa violeta oscuro, abierta hasta el comienzo del pecho. Podía notar el brillo plateado que se veía entre medio. La chaqueta de cuero, que se le veía tan bien,  y sus manos… Sus manos llenas de esos anillos que completaban esa aura de chico misterioso y de brillitos.

— Hola — hable atrayendo la atención de todos.

Los ojos cafés de Russell se me quedaron viendo de arriba abajo, no pude evitar dar una vueltita. Haciendo que mis papas aplaudan  riéndose, contagiando a Russell y a mí en el proceso.

Se siente tan bien reírse.

— Hola, estas hermosa — dijo en voz alta.

Luego dio un paso atrás, cuando papá lo miro entrecerrando los ojos. Luego este dio un paso atrás cuando mamá lo miro con los ojos entrecerrados.

— Nos vemos — dije dándole un beso y abrazo a mamá —. Llamaré y enviare mensajes — hice lo mismo con papá.

Me puse a lado de Russell, le di un beso en la mejilla.

Tome la mano de mi novio, levante la vista. Para encontrarme con la mirada de mis papas, vi en ellos algo que no había visto antes.

— Estas muy grande — murmuro mamá, más para ella que para mí.

Antes de que alguno de los dos llorara, los abrace por última vez  y me fui.

Al subir al auto, salude a mi novio como correspondía. Con un beso que me dejo sin aliento.

— ¿Pongo música? — pregunto una vez que doblábamos la esquina.

— Si, a todo volumen.

***

La música sonaba a todo volumen, en los parlantes. León llevaba ya varios vasos gigantes de alcohol. Joni, estaba en segundo lugar, mi novio por otra parte era el único sobrio. Ya que era mi conductor designado.

— ¡Azu! —  grito Joni.

Me acerque a él, me señalo la botella de vodka. Yo asentí, me acomode tirando la cabeza hacia atrás. El acomodo la botella diez o quince centímetros, más arriba de mi boca y comenzó a soltar el líquido.

— ¡Vamos por quince segundos! — grito.

La verdad no creía poder aguantar tanto, pero no me importo. Tome ese líquido que me quemaba la garganta con fuerza.

Cuando Joni, grito con fuerza que habían pasado los quince. Solté un gritito de felicidad, como si hubiera sido el mayor logro de toda mi vida.

— Vamos “Diabla” — dijo él tomándome de la mano.

— Te sigo, “Demonia” — solté una carcajada.

A León le toco ser Mariana,  los tres nos volvimos súper amigos. Cuando nos enteramos que todos veíamos la misma  novela.

Seguí a Joni, hasta el escenario, en donde un grupo de chicos de la facultad. Que me presentaron, pero ahora  no recuerdo sus nombres.

<<No recuerdas ni el tuyo>>

Cuando la canción de ellos termino, Joni tomo la mano de León. El cual no sé de donde salió.

— Mi diablaaaa — grito super emocionado.

Yo lo abrace con fuerza.

— Mariaanaaaa — estábamos gritando como dos borrachos locos, capaz lo somos.

— Vamos a subir a cantar, esta vez. Seremos los mejores, porque tenemos a una estrella — hablo Joni sobre la música.

Con León miramos hacia los lados, buscando la estrella.

— ¿En dónde está la estrella? — gritamos los dos al mismo tiempo.

— ¡Eres tú! — grito Joni.

Me sentí emocionada, pero escuche a León pegar un grito emocionado.

— Lo sabía — luego me miro —, no pongas esa carita. De aquí la más diosa sos vos.

— ¡Oye! — se quejó Joni —, pensé que yo era la chica sexy.

— ¡ERES LA CHICA MAS SEXY! — aseguramos con León, haciendo que nuestro amigo sonría.

— ¡Yupi! Vamos a cantar.

Los tres subimos como pudimos al escenario. Una vez arriba comenzó a sonar una canción muy conocida. La canción de Shakira y Bizzarap.




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