A veces nos preguntan: ¿Eres Cristiano? O ¿Crees en Cristo? Y respondemos: «bueno, yo asisto a la iglesia». En ningún momento esa respuesta se relaciona con la pregunta que se nos ha hecho. Porque el hecho de que vayas a la escuela, no quiere decir que eres buen estudiante o por el hecho de que estés en una empresa no quiere decir que seas un empleado. Y es que muchas veces no hemos alcanzado a comprender la magnitud de «en qué hemos creído» y a veces no hemos entendido la importancia y el valor que tiene nuestra creencia en Dios.
Nuestra creencia no se limita en asistir a una iglesia, cantar, leer una porción de las Escrituras, hacer una pequeña oración, escuchar la predicación, ofrendar y hasta ahí. No se limita a eso nuestra fe. Pero estamos tan encerrados en lo mismo; nos hemos aferrado a una rutina y hemos hecho de nuestra creencia una tradición, una costumbre, lo hemos considerado parte de un itinerario a cumplir. Sí, tenemos una fe y una creencia, pero no vivimos conforme a esa fe y esa creencia.
Yo he creído en un Cristo vivo, y mi creencia es más que una costumbre, es más que tradición, es más que una rutina, es más que solo asistir a un templo, pues mi creencia es poder de Dios y es en eso en lo que he creído.
Yo no sé en qué has creído pero yo he creído en:
Un Dios que cambia las cosas
Muchos aun vivimos a ferrados a la vida antes de Cristo o a una vida sin Cristo. No nos hemos despojado por completo del pecado, decimos que somos libres, pero la verdad es que somos esclavos «Esclavos del pecado». Hay un cambio en nuestras vidas, lo raro es que ese cambio solo existe cuando estamos dentro de la iglesia y a veces ni dentro de la iglesia.
A un príncipe, se le exige que se comporte como príncipe en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia, lo mismo aplica a una princesa. Y lo mismo se puede aplicar si somos hijos de Dios; debemos comportaros como hijos de Dios en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia. El que es luz va a brillar en cualquier lugar y no solo en la iglesia.
Un cambio de vida es lo que necesitamos, necesitamos una reforma en la manera en la que vivimos. Y solo Cristo nos puede ayudar a que tengamos ese cambio.
Lo malo es que muchas veces nuestro cambio es momentáneo. Nuestra determinación a cambiar lo malo en nuestras vidas es muy mala.
La determinación de un cristiano suele ser un poco mala, un cristiano promedio puede estar durante un sermón del domingo pensando: «El pastor tiene razón, debo cambiar esto en mi vida» y puede que al finalizar el culto salga con esa decisión de cambiar, pero al llegar a casa perdió la determinación y al día siguiente sigue haciendo aquello que dijo que iba a cambiar en su vida, porque, en el momento si calo en nuestra vida el mensaje de Dios pero no tuvimos la determinación de realmente cambiar.
Lo mismo nos pasa con ese pecado que nos tiene esclavizados, sea cual sea, queremos dejarlo pero al poco tiempo lo estamos cometiendo otra vez y al igual que un adicto nosotros tenemos recaídas, como cristianos a veces recaemos en el pecado.
En el siglo XVI Martin Lutero promueve una reforma a la iglesia. La definición de reforma quiere decir, modificar o cambiar algo con el fin de mejorarlo. La iglesia hoy en día necesita una reforma, pero una reforma del corazón. Porque, más que un cambio de actitud, más que un cambio de comportamiento necesitamos un cambio en el corazón.
Puedes decirle a Dios: Crea en mi oh Dios un corazón limpio…Un cambio de corazón de piedra por uno de carne es el que necesitamos. Necesitamos sensibilizar nuestro corazón, por que debido a tanta maldad, nuestro amor se ha enfriado y tendemos a ir tras lo malo. No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno, todos se han desviado a una… y a veces también los cristianos andan desviados.
Nuestra situación actual es tan fría que ya no sentimos dolor o angustia frente a tantas situaciones que se dan en el mundo, como la violencia, los desastres naturales, el aborto y todo lo que se refiere a acabar con la vida de alguien. En cada momento escuchamos en las noticias o leemos algún informativo sobre muertes y nos resumimos a decir: pero solo fueron “X” personas… y esas palabras: «solo fueron» muestran nuestro desinterés en las cosas, sólo porque no las podemos cambiar. No nos preocupamos o alarmamos porque una o dos personas perdieron la vida y en la Biblia se nos explica la razón de porqué estamos viviendo de esta manera y dice:
Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará.
Mateo 24:12 (NVI)
Llega la maldad, llega el pecado y si no estás listo te arrastra en esa corriente y es entonces cuando necesitas en tu vida un verdadero cambio. Ese cambio que tanto necesitas solo Cristo lo puede hacer. Solo Dios es capaz de cambiar una vida totalmente arruinada. Y los cambios que hace Cristo son evidentes, se puede notar como trabaja Dios, cuando cambia el interior de una persona trae como efecto también cambios en el exterior.