Agradecí estar sentada en ese momento. Mi cabeza comenzó a dar vueltas y sentía que mi mundo se derrumbaba. Me había sido infiel. No podía articular ni una sola palabra. El seguía hablando, pero mi cerebro no procesaba ni una sola palabra que el decía.
-Vio? Me estás escuchando?
No podía hablar. Lágrimas comenzaron a bajar por mi mejilla. No quería llorar siempre que lloraba sentía que me hacía menos fuerte. Me limpié las lágrimas y me decidí a enfrentarlo.
-Quién es ella?- Fue lo primero que pude decir. En realidad no estaba interesada en saber quién era ella.
-Es una ex novia mía. Vive por aquí cerca. Pero te juro que no significó nada.- Dijo esto último con lágrimas en sus ojos.
Mi intuición me decía que no debía creerle. -Entonces por qué lo hiciste? Por qué me fuiste infiel? Acaso no me quieres como dices que lo haces? Por qué? DIME!
Comencé a alterarme. No quería que viera mi lado malo. Siempre fui una chica con un carácter fuerte, y no me importaba hacer daño. Pero el había despertado en mí la parte tierna y buena, la misma que yo había ocultado por tanto tiempo luego de mi “decepción amorosa" con Matías.
-Te juro que no fue mi intención! Las cosas pasaron muy rápido y cuando me di cuenta ya era demasiado tarde.
-BASTA! NO HABLES MÁS. NO QUIERO ESCUCHARTE MÁS. ME VOY.
Dije esto último y fui a buscar mi mochila para irme, pero el se cruzó de brazos frente a la puerta sin dejarme salir.
-Vio no te vayas, por favor. Vamos a hablar.
-Ya hablamos Samuel. Te dije que no quiero escucharte más.
-Por favor Vio… te lo ruego. No te vayas! Quédate conmigo.
-No. Ya no quiero hablar más. Al menos por hoy. Es mejor que me vaya a mi casa.
El me miró una vez más y se dio cuenta que lo mejor era esperar hasta mañana para hablar de esto. Se alejó de la puerta y me dejó salir.
-Te quiero Vio- Me dijo antes de salir. Yo solo lo miré y comencé a andar.
No tenía ganas de esperar el bus, por lo que me fui caminando hasta mi casa. Caminé mas de 60 calles. Y mi mente peleaba con mi corazón. Mi mente no quería perdonarlo, pero mi corazón sí. Llegué a mi casa hecha una bola de nervios.
-Hija! Dónde estabas? Te llamé varias veces a tu celular pero no contestabas! Llamé a Sam y tampoco me atendió. Tenía miedo que algo te hubiera pasado!
Escuchar su nombre me dolió y mi batalla interna seguía aumentando cada vez más.
-Estaba con mis compañeras mamá. Y mi celular se apagó.- Mentí. No quería contarle a mi mamá lo que había sucedido entre el y yo. No tenía ganas de cenar tampoco, así que me duché y me acosté. Mañana será otro día. Tengo que juntar ganas para hablar con Samuel. Tenía que decidir que iba a hacer con ésta situación.
***
Me desperté asustada. Miré la hora y eran las 10 de la mañana. Me había perdido mi clase de gimnasia. Que tonta! No me percaté de que tenía 3 mensajes de el. Me deseaba buenos días y me decía lo mucho que me quería. Sinceramente no tenía ganas de contestarle aún, por lo que deje mi celular en la mesita de noche y me levanté a desayunar algo.
Como de costumbre no había nadie en mi casa por las mañanas, así que desayuné algo simple y decidí irme caminando al colegio. Necesitaba seguir pensando que iba a hacer con mi relación. Se que parezco exagerada, pero nunca me había pasado algo así y no sabía como actuar.
Llegué una hora antes al colegio, así que tuve que esperar en la esquina donde siempre nos juntábamos con mis compañeros antes de entrar a clases. Saqué un libro de mi mochila y me puse a leer. De repente siento que la luz del sol se va y cuando levanté la vista, estaba Sam parado en frente de mí con un ramo de rosas. Mi corazón se estrujó al verlo. Lo saludé medio borde.
-Hola.
-Hola hermosa mía. Cómo estás? Como no me contestaste los mensajes, decidí faltar al trabajo y venir a verte antes que entres a clases.
-Bueno. Gracias?- No sabía que decir, estaba muy nerviosa. Todos mis pensamientos comenzaron a hacer eco en mi mente.
-No hay de que amor. Te traje estas rosas.- Extendió su mano y me las dio. Yo las tomé y las olí. Amaba el olor de las rosas.
El volvió a hablar y me sacó de mis pensamientos.