Ese día llegue al instituto con el mismo ánimo de siempre, amaba ver a mi amiga desde la otra esquina. Ella corría hacia a mi para abrazarme, las vacaciones fueron muy aburridas sin poder verla.
—Lazy, te extrañe tanto—me dijo ella abrazándome fuertemente.
—Y yo a ti—le devolví el abrazo con la misma fuerza que ella lo hacía.
Nos dirigimos juntas al aula, íbamos abrazadas como las grandes amigas que éramos. Al entrar note que Pol se había ubicado en uno de los últimos puestos, él era uno chico raro pero siempre estaba muy atento a las clases, por eso siempre ocupaba el primer puesto a la vista del profesor.
Vi que me miro fijamente y alcé una mano para saludarlo, nunca habíamos hablado en clase, pero me parecía un buen chico, muchos lo molestaban por ser un poco tímido pero yo no le daba importancia a eso.
La primera clase después de vacaciones fue una maravilla, muchas dinámicas y charlas por parte del profesor, todo estaba genial, pero me sentía un poco rara. Miré hacia atrás y vi la mirada penetrante de Pol sobre mi. Miré a mi amiga haciéndole señas para que lo observara, ella lo hizo.
—Te ama—dijo haciéndome un corazón con las manos.
—Estas loca—me reí de la tontería que acababa de decir.
No creía que fuera verdad lo que decía mi amiga, pero en el resto de las clases no pude estar tranquila, él no dejaba de mirarme como si quisiera decirme algo, yo trataba de sonreírle, pero el no se inmutaba. En la hora de descanso el paso por mi lado como si no se hubiera pasado todo el rato observándome.
—Es un chico extremadamente raro—dijo mi amiga viéndolo salir del aula.
—Si no me dices no me doy cuenta—dije con fastidio—En clase no me quita la mirada y al pasar es como si no existiera.
—¡Te enamoraste! —gritó emocionada.
—De verdad que dices cada tontería—la empuje para que saliera.
En la cafetería ni se había aparecido, nunca estaba por esos lados.
Ese día trascurrió sin problemas, al otro día siguió con el fastidio de mirarme, yo lo dejaba, desde que no se acercara estaría bien. Todo el mes duro en la misma tónica, hasta que uno de esos días no lo dudo más y me hablo.
—Lazy me pareces muy hermosa—me dijo con vos tímida.
—Gracias—solo le agradecí.
Él se limitó a sonreír y a seguir a su asiento. Mi amiga diviso toda la escena y no estaba para nada contenta. Ella me decía que de ahora en adelante no me lo quitaría de encima y así fue, todos los días venia con la misma frase “”Lazy me pareces muy hermosa”. No voy a mentir, quería enviarlo al carajo pero no parecía nada bueno de mi parte, era un lindo cumplido que me hacia todos los días.
Uno de esos días no estaba de buen genio e hice lo que mi amiga quiso desde el principio.
—Vete al carajo, ¡Me fastidias! —le grite a Pol sin pensarlo dos veces—Para mí eres el invisible.
Al parecer le había dolido aquellas palabras, me sentí muy mal después de eso, nunca debí hacerlo, por lo menos no de esa forma. Él era raro, pero mi comportamiento no fue el mejor, así que decidí discúlpame pero mi amiga me lo impidió.
—Mejor dale una oportunidad—me dijo con una cara de malicia que solo significaba una cosa, se le había ocurrido una gran idea.
—Pero, ¿Qué dices? — le hice una mueca.
—Sí, ofrécele una oportunidad—me dijo entre risitas.
—¡No! —le grité histérica.
—Te reto—me dijo seriamente.
—¿De qué hablas?
—Si eres capaz de andar con Pol, te juro que te pago las entradas a ese concierto de ese cantante tuyo que tanto te gusta.
—No es cierto—dije sorprendida.
—Sí, dale. ¿Apuestas o no?
—¿Y si no?
—No pasa nada—me respondió tranquilamente—Pero uff, que bueno seria que fueras a ese concierto.
Sus palabras me convencieron, lo que no esperaba era que me dijera que tenia que durar por lo menos una semana con él.
—¿Hablas en serio? —pregunté preocupada.
—Muy en serio—me respondió con una risita burlona.
Así lo hice, iba por ese concierto gratis hasta el fin del mundo si fuera necesario. Enredé al pobre chico, estaba tan ido por mi que fue muy fácil, me saqué frases rebuscadas en esa semana para mantenerlo contento. Algunas de ellas eran usadas por muchas chicas, “Eres el chico más lindo del mundo” “Eres lo mejor que me ha pasado”. Todos los días le entregaba tarjetitas con frases diferentes. Un día le entregue una que decía “Mi CORAZÓN ES TUYO” acompañada de un corazoncito hecho en fomi que compre en una tienda. Mi amiga estaba súper sorprendida, decía que si me estaba enamorando de Pol, pero claramente solo lo hacia por ganarle la apuesta. Ya estaba terminando la semana, el viernes era el concierto, mi amiga cumplió con lo prometido y la apuesta se acabó.
El lunes me desperté muy nerviosa porque tenia que decirle a Pol que todo se habia acabado.
—Lo siento Pol—le dije apenas lo vi en la entrada—No podemos seguir juntos.
—Creí que lo que decían las tarjetas eran verdad—fue lo único que dijo y me dejo hablando sola.
Pensé que seria mucho más difícil, pero al parecer se lo tomo muy normal. Pasaron los días y seguía con su mirada, pero esta era una mirada diferente; una mirada fría. Cada día traía ojeras mucho más marcadas y la cara cada día estaba más pálida, yo sabía que le había hecho mucho daño jugando con él. Ya se le pasara, pensé. No quería seguir con ese cargo de conciencia.
Paso un mes después de lo sucedido con Pol, decidí no darle más importancia. El día de deportes entramos todos cansados a el aula, mi amiga me señalo un presente que estaba encima de mi escritorio.
—¿Qué es? —le pregunté pensando que era ella quien lo había dejado.
—No sé—dijo alzando los hombros.
El primero que se me vino a la mente fue Pol, pero no estaba por ningún lado, todos empezaron a molestarme por el regalito en mi asiento, yo estaba súper avergonzada, pero me lo merecía, le había hecho creer que me gustaba.
Editado: 16.06.2021