-tu no tienes la culpa de ello, los comentarios negativos siempre van a estar lo que no podemos es dejar que nos afecte.
Esta conversación me esta agotando quedamos de vernos para compartir un poco y aquí estamos hablando acerca de aquellos comentarios que reinan en la bocas de todos.
-para ti es muy fácil -me dice con cierto resentimiento en su voz- tu eres la bella y yo solo soy la bestia que opaca la belleza que irradia de tu juventud.
-tus palabras me duelen-le digo -por que me hacen creer que para ti yo no estoy haciendo ningún sacrificio, me hacen pensar que tu solo te preocupas por las opiniones de los demás y la mía no te vale absolutamente nada.
-no es eso y lo sabes.
-te escucho hablando y en verdad no se que pensar, quiero avanzar contigo pero que sea al conjunto. Los dos de la mano y no puedo hacer eso si te vas a centrar en las opiniones.-lo tomo de la mano y le hago girarse para que me mire - la única opinión que debe de importarte es la mía.
Tomo su rostro entre mis manos y beso sus labios con toda la pasion, el amor y el cariño que soy capaz; como si se me fuera la vida en ello
vertiendo todo el amor uno su lengua a la mía acariciándola suavemente mojando con su boca la mía. Podría afirmar que sus labios son los mejores que he probado que solo me basta cerrar los ojos y sentir su repiracion dentro de mi para obtener la paz y y la fuerza que nesesito.
Me separo lentamente aun manteniendo los ojos cerrados para disfrutar los últimos reflejos de ese beso que me supo a gloria. En el momento que abro lo ojos lo tengo delante de mí y me dedico a observarlo entiendo su inseguridad pero mi amor están grande que va a cubrirla por completo. Yeicop me observa y ahora es el quien se lanza a buscar mis labios arropando mi boca con la suya buscándome con desespero.
Después de esa conversación nos dedicamos a caminar tranquilamente por las aceras del parque solo tomando de la mano pensando cada uno en sus cosas pero disfrutando la compañía.
-recuerdas la vez aquella dónde te hable por primera vez. -me pregunta Yeicop mirando el horizonte.
-como olvidarlo- le respondo haciendo lo mismo.
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Estoy parada comprando algo de frutas, me encuentro mirando las manzanas tan rojas como la sangre y no puedo evitar llevar algunas para comer luego de clases.
Estoy atenta seleccionando mis selectas manzanas cuando de repente siento que alguien se me acerca. Me doy la vuelta y empiezo a observar al chico frente a mi; aquel chico que me a observado durante días pasear por el parque y siempre está parado en la puerta de la universidad.
-te gusta las manzana -me pregunta cómo si no fuera obvio.- no disculpa ¿como te llamas?
Lo observo divertida a mi pesar, verlo tratando de seleccionar las palabrado dentro de su nerviosa situación.
-me llamo Zuevia un placer -le digo.
-Zuevia -repite como si aun no pudiera creerlo- hermoso nombre.
Después de ahí intercambiamos números de celular, hablábamos diario y nos vimos una que otra vez para compartir y hablar un poco.
Hasta que un día ese mensaje me sorprendío preguntándome si era tan noble mi corazón para dar amor al más humilde de mis siervos. El limosnero del amor de la princesa del castillo.
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Yeicop me acompañó hasta la casa sentí que resolvimos las diferencias y que por fin estábamos en el mismo barco. Nos detuvimos en la puerta de mi casa y allí pudimos divisar a las vecinas pegadas a la ventana. Haciendo su juicio de como deberían ser las cosas y cuchicheando entre ellas.
Miró la cara de Yeicop y de repente se que las cosas van a empeorar; este simplemente me dejo parada susurro un tímido.
-te llamo luego.
Con su rostro compungido se dio la vuelta e inicio su marcha. Entró en la casa y me encuentro con la mirada incorforme de mi madre.
-Zuevia.
-ahora no madre.
Me dirijo a mi habitación y respiro profundo ya se que dimos un paso el día de hoy pero al llegar a mi casa retrocedimos cinco hacia atrás.
Definitivamente las cosas empeoraron....