Mi deseo de navidad

Partida de torta.

Bueno, ya me dio mi tía el mal gusto de estar aquí, como siempre ella arruina mi día.

Llego el gran momento de partir el pastel, todos nos reunimos y yo me quedo cerca de mi abuela, esa abuela qué uno tanto la ama.

Cantamos las mañanitas, esa qué le ofrecemos café con pan, los abuelitos y como dije después de esa bella composición, llego la hora de soplar la vela.

Ese momento que mi madre pida su deseo.

Tía, yo, que tú usaría ese deseo para que Isa no se quede sola, haz ese sacrificio por ella. — dice mi prima Beatriz.

Y como yo no me quedo atrás.

Mejor pide que no la dejen plantada en el altar. — que se joda. Ella piensa que me voy a dejar, está demasiado loca.

Mi abuela me da un codazo.

—¡Ay!, ¿por qué me golpeas? — Digo

—no seas imprudente. — dice, yo ruedo los ojos.

— Ella comenzó, siempre es lo mismo, tratan de humillarme cuando dicen que soy una solterona, pero ya no más. — digo levantándome - este año lo voy a terminar en pareja y tal vez el próximo año allá boda y no precisamente la de Beatriz.

Yo me despido Feliz cumpleaños, tu regalo está en mi cuarto, nos vemos familia. — me despido sin darme la vuelta, odio que me hagan como si yo fuera un fracaso, no por nada soy una secretaria de uno de los CEO más importante, puedo ser que nivel mundial.

Voy directo a mi cuarto busco todas mis pertenencias y voy a la puerta de la sala, ya nada me detiene, ya que mi vuelo de regreso sería esta noche, voy a aprovechar a visitar ciertos lugares, para llevarle recuerdos de mi tierra a mis compañeros más cercanos, y de paso voy a ver a mi amiga a su trabajo.

Me voy a un centro comercial cercano, para bajar la furia que tengo.

Así que busco cosas que represente a mi país, muchas diría yo, así que voy a una tienda de artesanías nacionales, elijo llavero de guacamaya, que nos representa.

Después de un rato sé que tengo que ir a buscar un taxi que me lleve al aeropuerto, quisiera quedarme un poco más, pero después de la apuesta con mi tía, los malos comentarios de mi familia por mi soltería es mejor abordar ese estúpido avión y regresar a trabajar.

Voy tan metida en mis pensamientos, que solo siento como que mi pie tropieza con algo, bueno no sé con qué diablos me tropecé, lo único que siento es que ella caída de nachas de la mañana no va a dolor con la quebrada de dientes que me voy a pegar ahorita.

Cierro los ojos por inercia, pero van a creer que paso no llegué a romperme los dientes, no, pero sucedió otra cosa peor, que en dizque mi caída le di vuelta al café de un señor ja, ja, ja, ríanse también porque la esposa de este me dijo que viera por donde caminaba, que. Si ocupaba lentes, qué ella me los prestaba con gusto, ¡Dios! Sé que mi vida no es como la gente normal, pero tampoco te pases por favor.

Así que no me detengo y salgo corro como un cohete disparado.

Consigo un taxi y veo si hay algún tipo de vuelo que salga antes y lo encuentro, aunque no importe que asiento me toque…

Cuando llego voy directo a la sala de espera, solo llevo y dos maletas; una la que traje y otra de todo lo que compre. Así que saco mi portátil y me voy directo a la agenda de mi jefe, y veo que no tiene muchas reuniones, se supone que esta época del año es la más catastrófica, ya que son los últimos dos meses del año.

Bueno, veré que estará pasando cuando llegue, me pongo a trabajar en varios documentos, que se va a firmar en estos días previo a mi regreso, no sé cuanto tiempo ha pasado, pero empiezan a llamar para mii vuelo, tomo mis cosas y voy directo a pasar por todo esos trámites.

Hago todo lo respectivo y ya estoy a bordo, no los iba a fastidiar con todo esos trámites, y como cuando lo revisan.

Bueno, después de que despegamos, decido que era hora de tomar una siesta de 4 horas, ya que mi vuelo dura casi las 10 horas.

Así que déjenme que me caiga en los brazos de Morfeo.

10 horas después…

Cuando ya bajó de avión, voy a recoger mis maletas, voy escuchando música que hace mover el cuerpo como me gusta, en eso la canción va y dice dar una vuelta y adivinen quién termino sobre el suelo.

Claro que come qué adivina, pero no caí sobre el suelo, sino en que suelo de ojos azul marino, en un adonis, un dios griego, me tenía hechizada.

—¿Qué no te piensas levantar?, aparte es torpe, bruta. — y así termino el hechizo.

Me levanto.

—Bruta tu abuela. — no lo dejo contestar y camino a la salida.

Cuando estoy en la parada de taxis, me percató que no tome mis maletas cuando me caí, espero que ese burro no esté ahí.

Camino así la entrada y me dirijo donde me caí y por su suerte como la mía ahí está él con mis maletas.

—dame mis maletas, tendré que desinfectarlas con cloro, incluso con ácido amoniaco. — digo quitándole mis pertenencias.

—Volviste Bruta, y de nada por cuidar lo que sea que traigas es estas cosas. — dice y se aleja.

Yo estoy qué me muero de la cólera.

Algún día te voy a encontrar y me la vas a pagar.

Si supieras Isa, que es más temprano que tarde que se encontraran de nuevo.

No se les olvide dejarme su estrellita y gracias de antemano. ❤️🥰



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En el texto hay: relatos cortos, humor amor

Editado: 01.01.2024

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