Nelly:
Camino hasta el departamento donde está mi amiga Lisi en el hospital. Soy pediatra y hoy he tenido un día exhausto, es imposible no vincular tu vida personal con tu trabajo cuando eres médico, cuando la vida de las demás personas depende en parte de ti y más aún cuando esas personas son niños, es imposible tener un horario exacto y ajustado cuando constantemente surgen imprevisto donde la supervivencia de alguien más depende de ti, eso sin contar que soy madre y que mi pequeño de casi 4 años tiene síndrome de Down, que vivo sola con él pues mis padres nunca lo aceptaron, siempre han cuestionado mi decisión de quedarme con él, razón por la cual tuve que abandonar la casa y alquilarme en un apartamento, mi novio que llevaba 2 años conmigo y que me había propuesto irnos a California a trabajar, me terminó por la excusa de que aún no estaba preparado para ser padre y menos de un niño diferente que necesitara tanta atención. A pesar de lo que otros digan, esta es la vida que elegí y soy feliz así, si pudiera empezar de nuevo elegiría lo mismo que elegí, elegiría mil veces a mi pequeño Joel que es lo más lindo que ha ocurrido en mi vida, elegiría mi vida desordenada y a veces desajustada por esos pequeños contratiemoos que me hacen sentir que todo lo que hago vale la pena.
—Lisi dame una buena noticia antes de irme, dime que has logrado concretar una cita con el señor Artur Rodríguez para hablarle sobre el proyecto que tengo pensado. —le digo a la chica de pelo rojizo, curpulenta, de unos 34 años.
—Sabes que le he escrito un millón de veces y es un hombre muy ocupado, le encantó la idea de sufragar un proyecto que tenga como base crear una escuela especial para niños con síndrome de Down, que convine la salud mental y psicológica de estos pequeños con el aprendizaje pero no ha encontrado tiempo.
—Mi sueño es este, le ruego a Dios todos los días porque este señor haga tiempo para poder explicarle con lujo de detalle lo que tengo planeado y que patrocine mi proyecto, escuché que muy pronto se regresa a Canadá, las oportunidades de verlo disminuyen.
—Lo sé Nelly, yo más que nadie que te escucho hablar de eso diario lo sé—comenta haciendo que sonría—lo peor es que hay muy pocos millonarios como él que le gusten hacer enormes donaciones e inversiones sociales sin ánimo de lucro y que si dona proximamente para otro fin no sufragará tu proyecto—
—Nos queda tener fé—digo tomando mi bolso—me voy—le doy un beso en la mejilla.
—Nos vemos mañana, que tengas feliz tarde.
—Seguro es muy feliz—digo con sarcasmo—hoy es el cumpleaños de mamá y tengo que recoger a Joel e ir con él allá, deséame suerte.
—Mañana me cuentas. —termina diciendo mientras abandono el lugar.
Tomo un taxi y recojo a Joel y sigo directo para la casa de mis padres, hace más de dos semanas no los veo aunque vivimos relativamente cerca. Toco el timbre y me quedo esperando fuera.
—Hermanita, no sabes cuanto te extraño—dice mi hermana dándome un fuerte abrazo y tomando a Joel en sus brazos y besándolo.
—Nosotros también—respondo entrando a la casa y abrazando a mis padres que están sentados en la terraza y que no hacen el menor esfuerzo siquiera por mostrar el más mínimo afecto a mi hijo cosa que me parte el alma.
—Ahora es que te acuerdas de que tienes madre—protesta mi mamá Rosa Mejías de 55 años, piel morena y pelo oscuro lacio, mientras mi padre David Johnson que tiene unos 63 años arquea las cejas mirándome y sonriendo como hace cuando ella empieza siempre con el mismo drama.
—He estado muy ocupada mamá, sabes que tengo poco tiempo libre pero los quiero mucho. Mira lo que te he traído—agrego dándole una caja envuelta con papeles de colores que contiene dentro su regalo.
—Tienes poco tiempo libre porque siempre estás trabajando y cuando no estás atendiendo a ese niño.
—Es mi hijo mamá—exclamo.
—Ven con tía a jugar—pronuncia mi hermana Abi, ella es cuatro años menor que yo, esbelta y bien parecida, a la vez que toma al niño por la mano—ven haremos un dibujo muy lindo y por favor mamá, esta vez no discutan.
—Hija solo quiero que pienses quién cuidará de ti cuando seas mayor porque ese niño no se valdrá por él mismo.
—Si crees que una persona tiene hijos solo para que lo cuiden cuando sea mayor estás muy equivocada mamá, te pregunto¿qué sientes por mí y por mi hermana? ¿Solo nos quieres porque un día cuidaremos de ustedes? ¿Si yo tuviera un accidente y no pudiera valerme por mí misma me abandonarían, me dejarían tirada?
—No es lo mismo Nelly, al menos deberías buscar un marido, alguien que te haga compañía, desde que ese niño llegó a tu vida no tienes vida propia, te has dedicado a atenderlo y te has olvidado de ti, eres una mujer inteligente, una doctora linda, aplicada, delicada y fuerte. Puedes aspirar a muchas más cosas a tener un marido y hijos que puedan hacer por ti en un futuro.
—Soy feliz con Joel mamá, él nunca dejará de ser mi prioridad. Y si un día llegara alguien a mi vida tendría que aceptarlo y tratarlo con el amor y el respeto que él se merece. El día que tenga una pareja no puede ser cualquier persona, debe ser alguien capaz de aceptar que mi hijo ocupa el primer lugar en mi vida. Permiso, iré a ver a mi hermana—agrego saliendo de la presencia de mis padres que se quedan murmurando a mis oídos, han pasado casi cuatro años desde que Joel nació, casi cuatro años desde que lo tengo en mi vida y aún no son capaces de aceptarlo, aún creen que es solo una carga, aún no han aprendido a respetar mis decisiones, ni a comprender que las personas diferentes tienen sentimientos y se merecen ser tratados con el mismo respeto que cualquier otra. Esta es la razón por la que me he distanciado de ellos, no consigo estar cerca de personas que miren mal a mi hijo aunque me parta el corazón que estas personas sean mis padres.
***
—No sé por qué te enfadas Joel—escucho como le dice mi hermana al niño que la mira con disgusto.
—Es fácil—respondo acercándome y tomando los colores de la mano de mi hermana y acomodándolos por tonos de color. —Joel es un poco ansioso y le gusta que lo organicen así. —le explico mientras siento que tocan la puerta de la habitación.
—¿Lisi? ¿Sucedió algo en el hospital? —pregunto asombrada de ver allí a mi compañera de trabajo.
—Todo lo contrario Nelly, traigo una noticia de última hora: acabo de hablar con el señor Artur Rodríguez, tenía una cita en un restaurante con unos inversionistas y acaban de cancelarla y como ya los estaba esperando quiere que vayas para escuchar tu proyecto, parece que está de buen humor porque dijo que si le gustaba iba a aprovechar que su abogado lo acompañaba para incluso llegar a acuerdos legales para patrocinar ese proyecto benéfico.
—Ni siquiera me he cambiado la ropa del hospital y Joel...—digo confundida y feliz.
—Hermana aprovecha y ve, yo cuido de Joel—interviene mi hermana.
—No pierdas tiempo Nelly y ve ahora mismo, es un hombre muy ocupado, sin mucho tiempo—dice Lisi dándome un papel en blanco doblado—aquí está el número de la mesa, es el restaurante Capulin, recuerda que habla inglés y que estará vestido de traje con su abogado, es muy agradable.
—Te amo—digo dándole un beso a Joel en la frente—pórtate bien con tía. Cuídalo bien hermana, dale la cena y que duerma temprano.
—Dale ve a convencer a ese hombre—pronuncia mi hermana mientras yo salgo.