Iban:
Estoy sentado frente a mi lapto esperando que llegue ese chica, a mi lado está Felix. Me sorprende cuando se acerca, mi padre suele arreglarme citas con chicas elegantes, que llevan encima una fortuna en joyas y ropa de diseñador y aparece esta chica con una bata de doctora, algunos cabellos desordenados y llegando cinco minutos tarde.
—Tienes 5 minutos menos puedes sentarte—digo sin mirarla, al final ya se me hacen obstinantes estas cazafortunas que vienen a reunirse conmigo—hagamos esto rápido y sencillo porque no tengo tiempo.
—Señor... —pronuncia, siendo interrumpida por mí, estoy asqueado de que intenten seducirme por mi dinero.
—Hablemos claro, tengo dentro de 20 minutos una reunión importante—digo mirando la hora en mi reloj—sea sincera conmigo, ¿por qué ha venido hoy aquí?
—Bueno para empezar...—responde, pero la interrumpo, no tengo tiempo ni paciencia para escuchar a alguien hablando tonterías de por qué quiere casare con un millonario que no conoce, por qué sería aparte de su dinero.
—Sé lo que quiere, al final todos los que se me acercan solo quieren lo mismo:dinero. Dígame, ¿no es eso lo que usted también quiere? —
—Sí, es lo que quiero—responde y me hace sentir más desprecio hacia ella, sabía lo que quería, aun así no imaginaba que fuera tan cara dura de decirlo así tan abiertamente, pensé mínimo que se inventaría la historia de que apreciaba mis cualidades físicas o de hombre exitoso, metas o cualquier otra justificación ridícula.
—Y cuánto quiere—
—Necesito 200mil—dice captando mi atención
—Crees que deba darte 200mil por unos tres meses—le respondo asombrado, solo deberá ser mi esposa por unos tres meses, no creo que merezca tanto.
—Eres difícil de soportar, si fuera yo cobraría más—menciona Felix sonriendo, haciendo que lo mire enojado, acostumbra hacerme este tipo de bromas constantementes aunque sabe que me molestan.
—El trabajo usted sabe que puede demorar más de tres meses, al final no sabemos en que tiempo total podemos matar la obra, puede ser un mes o dos, pero y si tarda 6, aunque bueno si se pasa de los tres meses sería horrible y demasiado cansón—jamás imaginé que alguien hablara así sobre la muerte de mi padre, ¿matar la obra? ¿Acaso siquiera esta desquiciada no se da cuenta de que está hablando de mi padre? Obvio que no es mi tipo, ni física, ni mentalmente, jamás una mujer como ella llamaría mi atención en ninguno de los aspectos existentes.
—Nuestra cita acabó—digo poniéndome de pie
—No te lo tomes tan a la ligera—pronuncia Felix que torpemente choca mis lápices al pararse y los hace caer al suelo y ambos nos volteamos a mirar como la chica los recoge.
—Iban piensa, llevas la vida desgastándote en esa empresa, tu padre está mal—me susurra Felix—has pensado si tu padre muriera hoy... Tu hermana y tu cuñado tendrían la presidencia de la empresa, la derrumbarían a pedazos, eres mi amigo, no quiero ver que tu imperio se caiga. Que más da que pases tres meses conviviendo con una chica sin importar quien sea, después de todo es solo un contrato. —pronuncia pero lo que me deja asombrado no es lo que dice sino que la chica me extiende los colores organizados como ninguna lo había hecho antes.
—Es igual a las demás, al final solo quiere dinero—exclamo en voz alta para que me escuche, no quiero dejarme llevar y acabar cediendo, estoy bien solo, aunque es real que mi padre puede morir en cualquier momento y si eso pasa antes de estar casado perderé todo lo que por derecho me pertenece.
—¿Usted tiene hijos? —es la pregunta que desborda el vaso, por primera vez en mucho tiempo siento que se me escapan un sinfín de emociones de las que hace tanto no dejaba salir, trago en seco y mi corazón se acelera un poco, me dolió esa pregunta, me dolió porque podría tener un hijo si no fuese por la tragedia que ocurrió, si el parto de mi mujer no se hubiese adelantado dos mese robándole la vida a ella y a mi hijo que nació de 7 meses y no pudo resistir. Luego me habla de lo que estaría dispuesto hacer por mi hijo, si estuviese vivo yo haría lo que fuera por él, por qué cada vez que esta mujer habla me duele más, tiene que tocar temas tan delicados que me recuerdan el triste pasado que quiero que se quede en el olvido, por qué sus preguntas desordenan mi mente y mi corazón . Una larga explicación de sus planes desinteresados con ese dinero, para ayudar a niños con síndrome de Down me hacen pensar en que para darle mi dinero a una oportunista que solo piensa en sí misma, en lujos y viajes se lo doy a esta chica que lo quiere para ayudar a los niños. En fin de alguna manera u otra debía casarme, ella está llena de defectos que no cabrían en una sola página pero al final... al final parece tener buen corazón.
Firmamos los papeles de matrimonio y la envío a casa mientras voy a una reunión importante que tenía prevista con los chinos.
Regreso a casa dos horas después y ella está sentada en mi despacho.
—Disculpa la demora, ¿estuviste aquí todo este tiempo? despediré a alguien por los inconvenientes, ya deberían haberte ubicado y haberte mostrado el lugar.
—¿Ubicado? —pregunta algo desubicada, pero no le hago caso a lo que dice, estoy cansado y estresado y cuando estoy así me molestan las personas.
—Ven, acabemos con esto de una vez por toda—digo y al ver que se queda quieta tomo su brazo y la halo hasta la habitación de mi padre. Empujó sin llamar y entro halándola allí conmigo, ella se muestra asombrada, mi padre está acostado leyendo un libro, tiene oxígeno puesto.
—Mire padre, quería una nuera y aquí la tiene—digo con prepotencia poniéndola justo frente a la cama y ella se queda allí extrañada.
—Iban ¿quién es esta chica?
—No te hagas papá, justo ayer me dejaste sin alternativas y arreglaste mi cita para que me casara con ella y me sales con esa pregunta.
—Iban jamás en mi vida he visto a esta chica—dice mi padre logrando que me enfurezca.
—No sé a qué juegas papá, me dijiste que si no me casaba darías la dirección de la empresa, la empresa por la que me he sacrificado todos estos años a mi hermana, me preparaste la cita con ella...
—Si te preparé una cita pero no con ella—
—Por qué vuelves y lo niegas. No querías que buscara una esposa, mírala, aquí está.
—¡Ya basta!—grita la chica dejándonos en silencio a ambos y captando nuestra atención. —¿Una esposa? ¿Matrimonio? ¿Qué es esto señor Artur? No estoy entendiendo nada, yo solo me reuní con usted para que patrocinara la organización benéfica que tengo planeada crear.
—¿Artur? Yo no soy el señor Artur. Espera... ¿tú? ¿tú no eres la chica que mi padre mandó para que contrajera matrimonio conmigo?