Mi destino era amarte

Capítulo 5: Cupido

Dana

Alex me toma entre sus brazos aprisionándome. Siento su mano en mi espalda, y la otra en mi mejilla, y yo dejo de respirar. Realmente Alessandro parece ser el dios del amor, si me dijera que no es un simple y mero humano... yo le creería. 

Este beso es lo más sagrado que he experimentado en mi vida, sus labios son suaves y decididos en los míos, y de todo lo que yo pude alguna vez imaginé que era un beso... jamás imaginé algo así. 

Comienza siendo un simple roce, aunque él parecía bastante decidido, me acercaba a él y yo podía sentir sus músculos, su pecho, su corazón agitado, tanto como el mío. 

Pero rápidamente sus movimientos comienzan a ser más explosivos, como si de repente hubiese encontrado algo que estaba buscando desde hace mucho tiempo. Sus labios sé agolpan sobre los míos, en los míos, de una forma tan deliciosa que yo me escucho suspirar. 

Su perfume es intoxicante como a un bosque celestial, o al mar, o al lugar donde nace todas las cosas buenas de la vida. Lo escucho gruñir suavemente cuando lo abrazo y separo los labios para tomarlos de él. Alessandro se abalanza sobre mí, apretándome, urgiéndome a acercarme más a él. 

Su lengua se pasea por mis comisuras como si yo fuera el mejor postre del que él no pareciera poder saciarse. Lo escucho gemir y yo siento que mis pestañas y mis parpados tiemblan. 

Estoy en un trance fantástico, él se inclina más y creo que sus manos se estremecen, como si intentaran tocar más de mí, pero se controlan. Cuando de repente escuchamos una voz. 

—Que bueno que nuestro actor ya está entrando en el papel— escuchamos y yo doy un paso hacia atrás de golpe. 

Alex se me queda mirando, prácticamente ofendido de cómo me he alejado de él. Veo con éxtasis como se relame los labios y posteriormente se los muerde. Yo me siento que estoy roja como un corazón al ver a mis amigas y gente atrás.

—Yo... yo simplemente estábamos revisando el guion— digo avergonzada de que mis amigas, y mi equipo de producción, me vean esta situación. Ellas tienen sonrisitas cómplices. 

—Pues imagino que debe ser la última escena... vaya vaya fueron directamente al grano a la mejor parte— dice Annie y Lori suelta una carcajada, debo de verme terrible. 

—Si así no se levanta Psique, deberíamos darla por muerta...— menciona Lori y ambas se ríen, con sus chistes. Alex se sonríe como si toda la situación le pareciera graciosa. Como si no acaban de encontrarnos su hermana y nuestra amiga, besándonos. 

—Entonces… ¿Quedé en el casting?— pregunta, aun viéndome intensamente. 

—Yo creo que hubo un poco de juego sucio para que te seleccionaran… pero lo hizo bastante bien ¿No Dani?— dice Lori y yo aún sigo sin reaccionar.

—Ahora que lo dices Alex se parece bastante a la descripción que escribiste de Eros, tú sabes cabello oscuro, siempre vestido de negro... algo raro para el Dios del amor— dice Annie, pensativa. Espero que no siga con esa línea de pensamiento por todos los dioses.

—Yo....— digo aún inquieta por semejante beso. 

—Esperen... yo no voy a poder actuar... es decir... somos hermanos— dice Lori adelantándose y señalando a Alex. 

—Lori... ¿y entonces? ¡Dioses! La situación se empeora— digo ahora acelerada. Él se acerca a mí tomándome una mano, veo la mariposa centellando en el dorso. 

—Tú puedes hacerlo Dani...— me dice como esperanzado. 

—¿Qué? ¿Yo?— pregunto abrumada —No, no, no— 

—¡Claro que sí! ¿Quién más conoce la obra como tú? Estoy segura de que los cazatalentos que van a venir a verla van a quedar estupefactos— dice Annie contenta. 

—Pero es que yo... Lori....— intento que alguien me preste atención, pero pareciera que ya todo está decidido. 

—¡Continua el show! Me pongo manos a la obra en el resto de la planificación y en el cambio de los nombres en todas las plataformas— dice Annie contenta y se va. 

—¡Maravilloso! ¡Yo me encargaré del resto! Ahora todos... vamos continúen con sus deberes— dice Lori sacando al resto del equipo y dejándonos solos. Antes de irse da un guiño, no sé si a él o a mí. Cuando la puerta se cierra, él vuelve a acercarse. 

—¿No quieres que yo esté? ¿Ese es el problema?— me pregunta y se ve desalentado. 

Sus ojos brillan mientras yo no puedo dejar de pensar en el beso que acabamos de compartir. ¿A nadie le pareció extraño?

— No es eso, es solo que esto es muy importante y...— miento un poco. 

Preferiría que yo no actuara y que el papel de él lo interpretará otra persona. Parece ridículo que aún me siento molesta con él por lo que pasó hace ya unos tres años.

Y a la vez no tengo muchas más opciones... sin contar que sin duda confío en él, si alguien puede hacer esto, aprendérselo y actuarlo en menos de 24 horas... tendría que ser él. Alex me mira con detenimiento y tomo mechón de mi cabello, por la punta, jugando con un rizo. 

—Te prometo que haré todo para que la obra quede excelente... yo haría todo lo posible para que funcionara. Tienes que creerme, tesoro— me decía de forma tan sería y por supuesto yo le creía. 

—Está bien...— admitía yo. 

Supongo que ser profesional en parte es dejar de pensar por uno mismo, y enfocarse en el proyecto finalmente. Y eso hice. Intenté ser profesional. Él parecía sumamente complacido, como si hubiese ganado un gran premio. 

—Pero igualmente tenemos que ensayar, ¿no lo crees?— dice enfocándose en mis labios como si estuviera repitiendo en su cabeza y lo que acababa de pasar hace unos instantes. 

—Si... supongo— decía yo sin aire. 

—Perfecto... voy a estudiar el guion... ¿Y te parece sí, paso por ti en la tarde? ¿Aquí mismo?— no me da chance ni siquiera de responder. 

—Nos vemos a las siete... es una cita... para ensayar, digo— dice y sale caminando hacia atrás sin dejar de verme. Yo tampoco lo puedo dejar de ver.




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