Mi destino eres tú

Capítulo 3 "Plan B"

No sé cuánto tiempo llevo observándome al espejo, y creo que me he perdido en pensamientos que no recuerdo ahora. La idea de trabajar para esa empresa ahora me parece tonta, si hubiese sabido que eso pasaría jamás habría aparecido allí, pero ¿A quién debo culpar? Solo a mí por haber encendido el auto y bueno, debí esperar a tener mi licencia para conducir. Estaré en el lugar en el que el presidente es la persona a la cual fui a su fiesta de compromiso hace una año, fiesta la cual intento olvidar cada día y cada noche antes de tratar conciliar el sueño.

Necesito mentir sobre algunas cosas de mi vida personal, ya que después de todo no tengo idea de si él trabaja allí o no, tengo miedo de encontrarlo y saber más sobre él, ¿y si se ha casado?

¿Tendrá hijos?

De verdad ¿Nunca me olvido como prometió?

Esas y cientos de preguntas más se formulan día a día en mi cabeza y no se borran, me enamoré de una persona sin rostro, pero lo que conocí fue su corazón, y no literalmente sino de manera diferente, a veces creo que es más que eso.

Más que una sonrisa y una promesa que quizás no se cumplió.

Tomo mi bolso y salgo de la habitación del hotel en el cual me estoy hospedando ya que no quiero estar demasiado cerca de Tess y Sam, después de todo podría ser más benefactor para el patán que maneja la empresa como presidente. No quiero que les haga nada que pueda dañar su carrera e imagen como buenas trabajadoras, eso es algo que no permitiré nunca.

Entro a la empresa y la chica de recepción a la que vi ayer ya no está, miro sutilmente hacia otra parte tratando de buscarla pero no, esta chica es más alta y de cabello oscuro.

-Buenos días ¿En qué puedo ayudarle?- pregunta con una sonrisa.

-¿Qué ha pasado con la chica que estaba aquí ayer?- frunce el ceño y sonríe.

-Lo siento pero no tengo permitido hablar sobre estas cosas con personas como usted, ¿Eso es todo lo que quiere saber?- siento que mis mejillas se ponen calientes ¿Quién se cree esta chica para hablarme de esta manera?

-No puedo creer que vaya a trabajar en este lugar con personas como ella- añado para mí misma en voz baja.

-Pues entonces váyase, la puerta es demasiado grande y creo que no hace falta mostrarle la salida- levanto la mirada y creo que me doy cuenta de que mi boca está abierta después de unos segundos.

-Eso quisiera- le aseguro.

-No hay problema, puedo decirle que no es apta para el trabajo- se nota a simple vista que esta chica no me quiere aquí y tampoco quiero verla a cada momento cuando salga y entre de este lugar.

-¿Puede hacer eso?- arquea ambas cejas mostrando una estúpida actitud superior a mí, pero no me importa si puede hacer que no me quede.

-Por supuesto-.

-¿Crees tener esa posición Gallagher?- trago en seco al escuchar la voz del presidente detrás de mí, esto de poder librarme del empleo creo que fue una simple fantasía. –Si no quieres quedarte sin empleo como paso con la chica anterior entonces aprende cuál es tu puesto aquí, yo soy la única persona que decide quién se queda y quien se va, y ella se queda-.

Pero a lavar baños, tonto engreído.

-Lo siento mucho presidente pero ella dijo que no quería estar en un lugar con personas como yo-.

-¿Y eso qué? Me doy cuenta que te consideras nada puesto que te has molestado con su comentario, ella jamás mencionó algo hiriente. Sé más cuidadosa al hablar- dice con voz seria, demasiado seria diría yo. –Y tu ¿de verdad le creíste?- pregunta entre risitas.

Que idiota.

Giro hacia él, levanto la mirada y pierde la sonrisa, su manera de observarme me asusta.

-Presidente, buenos días, ¿esta será la señorita a la cual tomaré sus datos?- pregunta un hombre de edad adulta, baja la mirada hacia una carpeta que tiene en sus manos y vuelve la mirada al presidente.

El presidente toma la carpeta sin pedírsela antes y mantiene la mirada fija en mí. –No Jerry, a ella la entrevisto yo, necesito que me prestes tu oficina- el hombre asiente con la cabeza, parece sorprendido - Vamos señorita Helliwell, por aquí- caminamos hasta el elevador el cual nos hace subir hasta la planta en donde se encuentra la oficina, entramos y señala el asiento que está delante del escritorio, toma asiento y por consiguiente yo también.

Toma el teléfono y comienza  marcar un número.

-Alek, necesito que vengas ahora mismo-.

-¿Para qué hermanito?- pregunta una segunda voz masculina, giro la cabeza hasta que veo la figura de un chico entrar por la puerta de la oficina. Se acerca a donde me encuentro y extiende su mano para saludarme, me levanto y la tomo. –Alek Truswell, hermano del idiota- dice con una expresión bastante divertida, pero aun así intento no reírme para no parecer grosera. Silba y levanto la mirada –Bonitos ojos- siento que mi cuerpo es un cascaron vacío y que mi alma ha ido a algún otro lugar.

Maldición, sus ojos.

Trago en seco intentado convencerme a mí misma de que él no es la persona que conocí esa noche.




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