Mi destino eres tú

Capítulo 10 "Mírame"

Después de unos minutos de caminar de regreso me detengo.

-¿Pasa algo?- pregunta mientras recorre con la mirada mi rostro; bajo la mirada unos segundos, ¿qué habría sucedido si él no hubiese estado conmigo?

-Solamente quiero esperar aquí un poco más, es la primera vez que vengo aquí desde que mi madre me adopto-.

-Bien, pero no voy a dejarte sola así que ni siquiera pienses en…-.

-De acuerdo- deja de hablar para observarme una vez más sorprendido quizás por mi respuesta, tal vez esperaba una negación de mi parte pero sería estúpido decirle que se vaya después de lo que ha hecho por mí.

-¿Has pensado en tus verdaderos padres?- pregunta.

-Me he prometido no pensar en ellos, creo que es mucho mejor de esa manera-.

-¿Y qué tal si te están buscando?- en su rostro hay más que curiosidad, ¿Por qué quiere saber tanto de mí? Y ahora que lo pienso esta no es la primera vez que comenta esto.

-Alguien no busca a la persona que abandona, sinceramente no me interesa saber quiénes son porque estoy bien así, a veces creo que es mejor estar sola ya que así no podrás sufrir por perder a los que amas-.

-¿Entonces prefieres morir sin amar?- le observo con curiosidad, su ceño está fruncido y sus brazos cruzados, yo nunca especifique el amor; tiene el cabello todo despeinado y la nariz muy roja. Me quito el abrigo y extiendo mi mano ofreciéndoselo pero se niega. –Ya te he dicho que te lo dejes, hace frío y no quiero que vayas enferma al trabajo mañana o que tengas que faltar-.

-Pues el presidente de la compañía es el que no debe faltar, además no me gustaría sentirme culpable por que se enferme-.

-Pues para no sentir culpa tendrás que cuidar de mí, te daré ese privilegio- sonrío y niego con la cabeza.

-Debe de tener un montón de enfermeras con mucha experiencia para hacerlo así que con eso no habrá problema- camino hacia el pasando el abrigo sobre sus hombros, me doy cuenta de que estoy demasido cerca, muy cerca –Listo, y gracias- antes de retroceder toma mis manos cubriéndolas con las suyas.

-Lo sabía, están frías, ahora déjame calentarlas un poco así que no te muevas- mi respiración se entorpece al igual que los latidos de mi corazón.

-Venus, joven Sean, han llegado unos hombres y nos ha dicho que vienen de parte suya- dice Max quien parece haber corrido un maratón debido a que su voz suena entre cortada.

-Vaya, que bueno que ya han llegado, vamos cariño- dice con una sonrisita mientras toma mi mano con fuerza llevándome con él.

-¿Qué es eso de cariño?- pregunto con sorpresa y con la mirada fija en nuestras manos, ¡Ah! Hasta pensar en decir “nuestras manos” hace que mi estómago se sienta en una montaña rusa.

-Tranquila, ellos creen que soy tu novio y dejare que goces de ello por ahora, y es que ¿quién no querría de novio a alguien como yo?-.

-¿A alguien así de arrogante? No gracias- se detiene, me observa con indignación y niega con la cabeza. –De acuerdo y yo dejare que crean que alguien tan inteligente como yo pudo enamorarse de alguien tan arrogante como usted, así que es hora de ir cariño- esta vez la que entrelaza las manos soy yo llevándolo de vuelta a la casa; evito reírme ya que Max va a nuestro lado y sería bastante raro que lo hiciera ahora.

Salimos de la casa y tres enormes camiones se han estacionado a un lado del auto del presidente.

-Comiencen bajando todo por favor- ordena y abren las puertas traseras dejando al descubierto un montón de muebles dentro.

-¿Qué es esto?- le pregunto sorprendida.

-Un regalo, en el tercer camión hay ropa y juguetes para los niños, todo viene en cajas-.

-Pero yo…- Se pone frente a mí con expresión seria.

-No quiero que pagues nada de esto porque ya lo he hecho yo, ya te lo dije, es un regalo para los niños y si piensas en darme un solo centavo por ello entonces voy a molestarme demasiado ¿entiendes?-.

-No tenía por qué hacerlo, esto era algo que yo debía hacer-.

-Me gustó hacerlo, así que ya deja de hablar; entra con los niños porque hace frío, iré a ayudar a bajar las cosas- se quita el abrigo dejándomelo y se dirige hacia los camiones.

-Directora, por favor entre con los niños y quiten todo lo que obstruya el paso para poner las camas, ¿puede llevarse esto?- ella asiente con la cabeza con una sonrisa y le entrego mi abrigo y el del presidente para después alcanzarlo.

Mis botas se hunden en la nieve, y en el camino hacia ellos tropiezo por una rama cayendo en el frío césped cubierto de nieve, mi tobillo se ha torcido, demonios, siempre me tienen que pasar estas cosas en los momentos más inoportunos... De pronto algo cálido toca mi mano, levanto la mirada y…

-¿Qué no escuchaste lo que te he dicho? ¿Te lastimaste?- pregunta el presidente y simplemente me limito a negar con la cabeza.

-Lo siento pero soy una novia testaruda- hago una mueca y me ayuda a ponerme de pie. –Vamos, hay mucho que hacer-.

-No, ya te dije que entraras, no quiero quedarme soltero tan pronto- sonrío como una boba, creí que era todo un gruñón sin sentido del humor pero ya he visto que no es así.




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