Mi destino eres tú

Capítulo 20 "Solo conmigo"

Frunce el ceño mirándome esta vez con mayor seriedad.

-¿Qué te parece tan gracioso?- muerdo mi labio superior intentando reprimir una sonrisa.

-Hermano, no es que no me guste pero… ¿tu pijama…?- Sean baja la mirada y creo que ni siquiera recordaba que la tenía puesta, me observa para después acercase, toma mi mano llevándome dentro de su habitación y cierra la puerta de golpe dejando a todos afuera, incluido su hermano.

Me pega a la puerta y no deja de mirarme a los ojos, en esa mirada hay más que enojo, hay confusión, frustración y anhelo, puedo verlo, puedo sentirlo.

-Me encanta tu pijama- añado con una sonrisa, y es que la verdad no puedo dejar de sonreír, son demasiadas cosas las que me han sucedido esta noche, comenzando por la chica que me contó que la rechazó porque tenía una novia, y lo peor es que ni siquiera me lo ha pedido, y esta pijama ha derretido mi corazón por completo. Muerdo mi labio inferior intentando no reír de nuevo a carcajadas.

-Es frustrante no poder enojarme contigo porque continúas sonriendo así, así que deja de hacerlo para que…-.

-Entonces dormiremos juntos ¿no?- interrumpo, entrecierra los ojos como si me recriminara el hecho de decirle lo que quiere escuchar. –Oh, eso se escuchó muy extraño, comenzare de nuevo, espera…- bajo la mirada, aclaro mi garganta y vuelvo a verlo a los ojos –Entonces haremos nuestra pijamada- comienzo a saltar y a aplaudir como una niña pequeña.

-No, se escuchó perfectamente bien, dormiremos juntos- finjo una seriedad que ni siquiera puedo controlar.

-No, creo que no, trae muchas mantas calientitas porque no dormiremos juntos, solo,  nos maquillaremos, cantaremos  y…- rio al ver que parece creer que hablo enserio. –Estoy bromeando-.

-Que bueno, por un momento creí que tendría que maquillarme-.

-Eres tan dulce, y es verdad que amo tu pijama-.

-También usaras una ¿no?-.

-Oh, eso, pues, no tengo de conejitos ni nada de eso- se inclina a mi lado y me muestra una bolsa, el tipo de bolsa que te dan en las tiendas cuando compras algo. -¿Qué es?- pregunto tomándola.

-Tu pijama- la saco y es de Iron Man, sonrío con emoción ya que amo las películas de los Avengers, en especial la de Iron Man.

-Oh cielos, gracias, él siempre fue mi amor platónico, es que es verdaderamente guapo, y tiene un enorme ego que le sienta tan bien…- dejo de hablar al ver esa mirada, la mirada que dice “Cállate” -¿No te gusta Iron Man? Es que es sexy ¿no lo crees? Con el traje y sin él sigue siendo un… Bien, solo la usare y me callaré-.

-Debí comprar la de Hulk- dice en voz baja, pero no lo suficiente ya que he escuchado.

-Es encantador, y creo que es tierno a pesar que destruye todo, y ahora que lo pienso, siempre está enojado, como tú-

-Pero qué… eso no es verdad, es muy rara la ocasión en que me molesto- alzo ambas cejas mirándolo con cierta gracia.

-Si como no, y la manera en que hablabas a los chicos porque no sabían en donde estaba yo, ¿por qué lo sabrían ellos?-.

-Porque sí- dice con seriedad.

-¿Lo ves? Ya te estás enojando otra vez, iré a cambiarme la ropa-.

Caminamos hasta mi habitación, ya no hay nadie fuera; abro las puertas de mi armario para dejar mi abrigo dentro.

-Espera- Sean se acerca y toma el gancho en el que esta una de mis pijamas favoritas. –Esto es… ¿una pijama?- parece sorprendido, quizás porque se ve súper sexy en comparación con la que me ha traído, es de seda, color rosa, de tirantes y demasiado descotada.

-Sí, es de mis favoritas-.

-Creo que la de Iron Man no fue la mejor opción, ¿y si mejor usamos las que siempre usamos? Guardemos estas para otra ocasión.

Tomo el gancho de su mano dejándolo en su lugar para después cerrar las puertas.

-No, no lo creo. Me ha encantado esta y la tuya aún más, pero si quieres podemos usarlas y cada quien va a dormir en su habitación, tú decides-.

-Bueno, tenía que intentarlo, pero te advierto que mis pijamas son muy sensuales, estoy seguro de que te arrepentirás-.

No digo nada por unos segundos, es demasiado gracioso, y aún más esa miradita de arrepentimiento al haberme traído la pijama, no deja de mirar al armario como si esta fuese a salirse por sí sola y flotar hasta mis manos para usarla.

-Y cuando vienen a limpiar la habitación ya no traes puesta la pijama ¿verdad?-.

-¿Y tú?-.

-Yo me levanto muy temprano puesto que tengo que estar a las siete en punto-.

-Vaya, pues yo entro a las… ah, lo siento, mis amigas ya renunciaron por mí, lo había olvidado- parece que el hecho de haberlo mencionado no ha sido de su agrado, y ahora me siento culpable, culpable por esa expresión en su rostro.

Muy bien Venus, ahora arregla esto.

Camino hacia él dejando la pijama sobre la cama, tomo sus manos y una vez que lo hago me mira a los ojos, pero no hay expresión, no la que quisiera ver, con esa linda sonrisa.

-Mañana voy a decirles todo ya que ellas creen que… bueno, porque, la verdad es que…- bajo la mirada intentando averiguar cómo decirle que la persona que creí Dimitri era su hermano y no él.




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