Mi Destino, tu Corazón

Prólogo

Mis manos frotan el cabello. La adrenalina recorre mi cuerpo mientras Stevens, el capitán del equipo nos observa atentamente a cada uno. Estamos reunidos en el vestuario y no falta mucho para entrar a la cancha. Estoy ansioso por jugar, es a eso que llegué a Eslovenia. Quiero ser campeón y retirarme con todos los honores que pueda...

- Muchachos.- golpea sus manos para llamar la atención- Llegamos a Tokaj a llevarnos los puntos y seguir invictos en el torneo. Nadie nos va a parar en esta racha ganadora que llevamos desde el inicio del torneo.- asiento y suspiro buscando concentración. Lo bueno es que habla en ingles, el idioma de ellos todavía no lo sé- ¡Somos el equipo que si o si sale campeón de EHF!- juntamos nuestras manos junto al grito del nombre del equipo.

Salimos del vestuario alentándonos unos a otros hasta llegar al pasadizo, a unos metros de la entrada a la cancha. Los jugadores del equipo contrincante ya están a la espera que se presenten los árbitros. Saludo a un jugador que jugamos para la selección, mi pupilo a decir verdad. Jarko está dando sus primeros pasos en el handball internacional. Se que en algún momento tendré que dar un paso al costado y estoy tratándome con un psicólogo para que el dolor sea menos y él cubre mi puesto, pero sería más llevadero tener una mujer a mi lado... Solo que ellas me han herido infinidades de veces que perdí la esperanza de encontrar quien me acompañe este nuevo mundo que me depare el día que no pise más una cancha y tomar un balón.

Entramos corriendo a la cancha y esperamos a que el voz del estadio nos presente. Cuando se hace escuchar, mi cuerpo se tensa y los nervios me invaden. Hasta al que lleva mucho tiempo pasa por esto en todos los partidos, ¿De qué vale sentir la adrenalina si no tienes nervios?

- Marko, ya es hora.- Stevens me saca de mis pensamientos y asiento para unirme al equipo.

Nombran de a uno a los jugadores del equipo visitante y luego hacerlo nosotros. Chocamos nuestras manos a medida que vamos pasando entre compañeros. Nos ponemos en fila a un lado de los árbitros y hacemos el saludo correspondiente y entramos en calor. El preparador físico nos da una guía de entrenamientos, conmigo hace señas para que le entienda. Después de unos minutos, el capitán de acerca a nosotros con la tan famosa arenga se lo trajimos al handball.

No es un equipo que dependa de una estrella o de alguien en especial, somos un equipo consolidado en la liga local y queremos trasmitir eso a Europa. Me gané la titularidad en el equipo gracias al esfuerzo de cada día, haciéndome valer cada sudor y garra que dejo dentro de una cancha. El entrenador hizo valerme de mí mismo. Yo siendo un hombre con toda una vida jugando lo que más me he aferrado, no puedo perder el tiempo en un banco mientras mi relevo siete años menor tenga la posibilidad de destronarme. Puedo ser egoísta, pero mi tiempo corre en contra y cuando menos me de cuenta, estaré sentado en el banco para retirarme donde no debería. Lanzan la bola a mis manos manos y doy comienzo con el juego.

Uno de mis compañeros atrapa el balón y me lo lanza. Corro con el mismo picando en mi mano, hasta que me encuentro atrapado entre dos y nadie viene a buscarlo. Trato de retenerlo lo mejor que puedo, lanzándolo de espalda y pido que alguien sea inteligente de atraparlo. Me giro cuando desaparecen los jugadores de mi lado y vuelvo a mi campo cuando hacen el gol. 12-9 y a falta de tres minutos para que termine el primer tiempo. Nos han jugado a la par, solo que nosotros tuvimos mayor precisión a la hora de lanzar al arco.

19-13 y llevamos diez minutos transcurrido del segundo tiempo. Del tiempo que se lleva jugando, solo descansé diez minutos... Puede que sea por las faltas que el técnico me sacara por precaución o la que tuve que soportar por hacerme sacar tarjeta. Ahora juego con más comodidad, atento a la defensa 5.1 y no salir en ridículo en algún amague.

Salgo corriendo de nuestra zona de defensa acompañado de Jurguen para el contraataque. El arquero tira el balón largo, llegando a las manos de mi compañero y este me lo pasa a mí. Doy dos pasos cuando siento que alguien va de lleno a mi pie y un desprendimiento o algo parecido hace que pierda el equilibrio. Escucho sonar el silbato y hago señas en mi pie. He sentido dolores en mi vida y esto nos es nada que pueda asustarme. Los médicos se acercan y trabajan en la zona afectada, por lo que me quitan la zapatilla. El tobillo es el más afectado. Por así decirlo, no está a la vista por lo hinchado que se ve. Jarko se acerca y me golpea el hombro, de alguna manera me consuela. Saber que alguien del equipo contrario se preocupa no me hace sentir mejor, ni siquiera sé quién fue el bastardo que decidió poner su pie y dejarme como me dejó.

No sé como hacen los médicos pero me llevan al vestuario por sus propios medios. Mi estatura no les impide y valoro eso de ellos. Me acomodan en la camilla y hacen mejor su trabajo. Ahora que mi pie se relaja, el dolor de hace sentir. Mi mandíbula se tensa al soportarlo, mi orgullo está por encima de todo.

- Te quedarás unos días para hacerte los estudios correspondientes.- me hablan en inglés y por el tono en que me lo dice, me preocupa un poco- No quiero darte falsas expectativas, esto puede ser bueno o malo, pero solo los estudios puede confirmar que tan grave puede llegar a ser.

- Necesito su opinión...- le pregunto y me observa atento- ¿Es o no es grave?- desvía su mirada de mis ojos, esa respuesta me lo dice todo. Asiento aunque no me conteste.



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En el texto hay: amigos, amor, deporte

Editado: 31.12.2018

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