Mi Destino, tu Corazón

Capítulo SIETE

Después de dos horas y media a Budapest, una hora Liubliana y dos horas a Cerkno bastaron para llegar a nuestro hogar. Así que a media tarde llegamos a destino. La noche se está haciendo presente en la ciudad y el pequeño Lex duerme en mis brazos mientras Hannah busca las valijas y el carrito. Una vez que tenemos todo a mano, acomodo al niño en el carro y nos encaminamos hacia la salida. Llevo las muletas a mi espalda y utilizo al carro como mi soporte para caminar.

- Como bien sabrás, no tengo donde hospedarnos.- Hannah habla después de un buen rato viajando en taxi- Lex no tiene nada que le corresponda, así que tendremos que hospedarnos en tu casa hasta que vaya a Alemania.

- No me molestan en lo más mínimo.- le contesto mirándola de reojo- Tengo el moisés que compré para cuando pasara la noche conmigo y tengo tu habitación como lo dejaste la ultima vez que te habías quedado.

- Bien, porque ese moisés se irá a mi habitación. No quiero que esté solo y luego salir corriendo cuando empiece a llorar y tenga que alimentarlo.- acaricio la mejilla de mi sobrino y sonrío cuando se remueve en mis brazos- El viaje ha sido largo como para llegar y acomodar todo, lo haremos mañana antes de acompañarte para comenzar con tu recuperación.- asiento en respuesta porque no tengo escapatoria.

Una vez que el vehículo estaciona a la entrada de mi casa, le pago al taxista junto a una propina por ayudarnos a entrar las valijas y el carrito del bebé dentro de la misma. La frustración de no poder ayudar con cosas tan comunes por la lesión me baja el ánimo. Antes de retirarse, el mismo me desea una pronta recuperación y se retira, dejándonos a los tres solos. Hogar dulce hogar. No noté la falta de confort hasta que di el primer paso hacia mi propio lugar. Con Hannah acompañándome por unos días, hace que todo vuelva a la normalidad... Sólo hasta que desaparezca de mi vida.

- ¿Llamo delivery o tienes algo para cocinar?- pregunta mi amiga, quitándome de mis pensamientos- No te preocupes, encontré algo entre tu desolada cocina.

- Eso es porque me abandonaste.- le contesto sin pensarlo y me mira mal- No me mires así, sabes que no sé cocinar y lo peor de todo que me abandonas por vivir en Alemania.- me cruzo de brazos y levanto una ceja en su dirección.

- Una persona enamorada hace hasta lo imposible por amor...- niego con la cabeza y le sonrío- Si no mírame con quien estoy, después de tanto sufrimiento puedo decir que soy feliz junto al hombre que amo.- la dejo sola en la cocina.

Trato de ascender por las escaleras para preparar el moisés en su habitación. Este yeso está comenzado a molestar, y mucho. Recordarme que aún queda unas semanas para que me lo quiten es mas que irritante, llevo dos días con esto y no lo soporto. Suspiro con frustración cuando llego al último escalón... Voy a tener que utilizar la habitación de la planta baja hasta que recupere la movilidad de mi pierna. Llego a la habitación que tenía para Lex y como puedo, llevo el moisés hacia la de Hannah. Lo dejo a un lado de la cama y vuelvo a buscar mis muletas. Voy a la planta baja para subir de nuevo, pero con las valijas. Le grito a mi amiga para que me traiga las muletas.

- Hubieses esperado a que terminara de cocinar, ¿No?- se queja cuando me tiende las muletas y lo acomodo debajo de mis axilas- Si estoy contigo es para acompañarte y no hagas esfuerzos indebidos y después te digan algo por no respetar lo que te piden.

- Mientras los brazos estén sanos, puedo soportar hacer estos tipos de trabajos.- me defiendo mirando que está cruzada de brazos- Me siento inservible si haces todo tú sola. No puedo quedarme quieto cuando puedo valerme por mi mismo.

- Pero no quiero que, por un mínimo esfuerzo que hagas, quedes más tiempo sin jugar de lo que ya tienes que enfrentar.- se aleja de la habitación y sigo sus pasos- Lex se molestará más de lo que está por dejarlo solo en Alemania.

- No creo que me recupere tan rápido, ¡Tengo 33 años! Es imposible no hacer cosas comunes sin que me sienta un inútil.- apoyo las muletas en la mesa y me acomodo en la silla mientras espero que Hannah termine de cocinar.

Cenamos en silencio, lo único que se escucha es como mastica el puré de papa que preparó Hannah para el pequeño Lex. Observo como mi amiga le da la porción en su boca y el niño sonríe aplaudiendo, contento por la comida. Ojalá pudiera pasar por algo así con la futura madre de mis hijos y mis primogénitos. Y ahí aparece Britt en mis pensamientos, con su sonrisa y esos ojos celestes que me hacen perder en ellos. Tal vez sea momento de encontrar a una mujer con quien sea feliz y formar la gran familia Zivkovic. No pasarían por lo que he pasado, recibirán en cariño de mi parte como mis padres se ha negado dármelo a mí. Sonrío ante el futuro que planeo, pero quiero que sea al lado de Britt Montanes y ella ya toma la delantera con otro hombre.

Dejo todos los utensillos usados en el lavavajillas y Hannah se despide con un hasta mañana. De mala gana, también me despido del pequeño Lex y me encamino la habitación. Hacía mucho que no entraba, me recuerda cuando mis hermanos venían a visitarme y ahora les tienen prohibido. Mientras yo les envío el giro con miles de euros, a mis hermanos los tienen amenazados a no verme. Odio que hagan lo que ellos le pidan, desearía traerlos y que vivan conmigo, y ellos sobrevivan como puedan.



#5131 en Novela romántica
#1389 en Chick lit

En el texto hay: amigos, amor, deporte

Editado: 31.12.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.