Mi Destino, tu Corazón

Capítulo CUARENTA Y SIETE

Éste es el momento por el que deseé llegar desde el comienzo de semana. He pasado todos los días entrenando diferenciado de mis compañeros para quitar la molestia que llevo desde ese empujón en los últimos segundos del fin de semana pasado. Apenas pude dormir de lo molesto que me tenía no estar sin una lesión encima. Ya me extrañaba en este último año y medio salir inmune en cada juego. Y ahora no son los mismos ánimos del que tenía después de la operación, debatiéndome si seguiré jugando o retirarme... La reciente llegada de mis hermanas con sus respectivas familias es algo que nunca imaginé vivirlo de nuevo... No después de escapar y dejarlos a ellos a la merced de nuestros padres.

- ¡Muchachos!- el entrenador habla y nos señala que nos acerquemos a él- Creo que no hay mucho que decir, esto es algo por la que pasamos la semana anterior. Solo estamos a un paso de llegar a la final y todo depende de como se juegue.- aplaude en forma de aliento y salimos del vestuario.

Entramos a la cancha cuando anuncian los nombres y suspiro al escuchar el mío. Con la mirada busco a mis hermanos que llegaron hoy por la mañana, perdiendo el tiempo conociendo la cuidad... Espero que no se hayan perdido y no lleguen a ver el juego. Abro los ojos al ver a Sabina entre ellos, en la platea baja, a unos metros de donde se encuentra el banco de relevos y los quiero matar. Habíamos hablado de que ella no viajaría para no poner el embarazo en riesgo. Cuando finalizan con la presentación corro hacia ellos y miro mal a Dragan, con quien le había dicho de la prohibición del viaje. Éste se tensa al cruzar con mi mirada y me ignora.

- ¿Por qué trajeron a Sabina? Tenían que impedir que viajara.- miro a Jelena que me observa frunciendo el ceño- ¡Está de ocho meses! ¡Cualquier obstetra lo prohíbe!

- Estamos cerca, no pasará nada...- es lo que responde mi pequeña hermana acariciando si vientre y siento que mi sangre hierve.

- ¡Ocho meses Sabina!- grito tomando de mis cabellos y mi mandíbula se tensa- ¡Entiende es están en riesgo!

- ¡No seas exagerado Marko!- ahora quien habla es Karolina- El reposo absoluto es a partir de las últimas tres semanas.- su sonrisa no sirve de nada en calmar los nervios.

En vez de contestar, me alejo para acomodarme en el banco sin mirarlos. Sé todo eso del reposo porque lo he vivido con Hannah en sus meses de embarazo y Radojka en ese poco tiempo hasta que Radovan vino al mundo. Pero que se arriesgaran a traerla si mi consentimiento es lo que no tolero... ¡No pueden hacer estas cosas! ¡Es muy riesgoso!

Me acomodo junto al entrenador y su cuerpo técnico, con la mirada puesta en Jan. Como estoy con alguna dolencia en el tobillo, decidí no arriesgarme y poner a prueba a él como funciona bajo presión. Si me iré del club, será mejor que empiecen ahora a actuar y no sufrir las consecuencias de no sentir mi ausencia en la próxima temporada... Di todo en cinco años y necesitan nuevas mentes en la defensa como en el ataque y armado del equipo. Cuando su mirada se encuentra con la mía, asiento con la cabeza intentando darle confianza en sí mismo. El entrenador me ha pedido que me una a él para incentivar al adolescente.

Hago el intento de golpear el aire con frustración al ver otro balón perdido y Tomaž sin poder hacer nada para atajar. Mis manos frotan mi rostro y suspiro fuertemente mientras el entrenador pide tiempo.

- ¡Mierda Belshek! ¡La mente en el juego!- mis dedos en su sien parece aturdirlo y frunce su ceño taladrándome con la mirada- ¡Mlakar! ¡Ven aquí!- llamo al centro que está concentrado en las tácticas del entrenador y se acerca- Están demasiados desconcentrados, los quiero unidos y que se compenetren...- les termino explicando como intentar tener a un extremo libre y listo para el siguiente punto.

Quedan diez segundos y estamos en otro tiempo técnico. En este caso es para defender la ventaja de dos puntos. En este caso decidí entrar en calor, ya bastante hizo Jan por cambiar el tramo del juego, lo mínimo que se merece es un buen descanso. Trato de no prestar atención a mis hermanos, ya bastante estoy con la mente en Sabina y en mi sobrino que lleva adentro. La mirada se dirige al arco donde defiende Perco, viendo como el balón rebota en la red y pica el suelo. El sonido da por finalizada la primera parte, por lo que corro hacia Jan y golpeo su omóplato en señal de apoyo. Ya hizo suficiente en los últimos quince minutos, llevándose la defensa al hombro y ser uno de los jugadores claves de que los puntas le sean más fácil de hacer goles.

El entrenador me da los últimos detalles para atacar al contrincante. La idea es ser un falso atacante para dar el último pase-gol a los extremos y ser el primero en defender en caso de un contraataque. El juego de siempre, pero con la presión de que el próximo juego sea la obtención de un nuevo título. Observo a Belshek que está con otros dos compañeros que le dieron su merecido descanso. Siento que alguien se para a mi lado y me chocó con la mirada de Tomaž, deseándome suerte.

En esta segunda parte no me han dado trabajo porque la presión ha estado en los tres hombres de ataque. Solo unos que otros sobresaltos al ver como les quitaban el balón pero nada que agrave aún la dolencia que siento en el tobillo. El sonido de finalización inunda mis oídos y mis compañeros que estaban en el banco de relevo, invaden el campo de juego. Siento que me empujan hasta caer y los gritos eufóricos aturdiéndome, pero hago caso omiso al transmitirme sus propias buenas vibras y me río con ellos. Antes de ir a los vestuarios me acerco a mis hermanos para controlar que Sabina aún tiene a mi sobrino en su vientre.



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En el texto hay: amigos, amor, deporte

Editado: 31.12.2018

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