Como es costumbre en tiempos de soledad, mi centro de atención es el gran vientre que me tiene a mal traer y, de vez en cuando, la cicatriz de mi cuello. Marko se fue a primera hora de la mañana con la promesa de que estaría de vuelta al mediodía, es raro que ya tuviera un trabajo en Oslo. Desde que nos hospedamos en la ciudad se comporta extraño... Tampoco le doy importancia. La idea es esperarlo con el almuerzo preparado, pero cierta personita no me deja tranquila. Hoy amaneció muy inquieta, lo que es insoportable y me ha quitado unos cuantos quejidos de mi boca. Me dejó duchar con normalidad y desayunar lo que preparó él con tranquilidad, hasta que decidí sacar la cámara y sacarme la foto mensual con el vientre grande. La idea es encuadrar las fotos de cada mes en su habitación, una idea que se cruzó por mi mente en esa semana que discutí con Marko por encontrarlo con la copa de vino.
Como Elin nomas que estar inquieta, preparo algo sencillo que no me lleve mucho tiempo. Túrós Csusza es lo más sencillo y no me llevará mucho tiempo... O eso espero.
- ¡Mierda!- inhalo y exhalo como me enseñaron en las clases de parto- Estás demasiado inquieta Elin.- camino como puedo al sofá de la sala y me acomodo.
- Amor, ¿Estás bien?- ni bien escucho la voz de Marko, la puerta se cierra y llega a mi lado- ¿Por qué no me llamas?- toma mi rostro con sus manos y besa mi frente- El almuerzo tendrá que esperar, ahora iremos a la clínica y nos sacaremos la duda.
No creo que Elin quiera salir al mundo antes de tiempo. Marko corre a la cocina y deja la comida a medio cocinar, para luego buscar el bolso con todo lo necesario si el parto se adelanta. Aunque las contracciones son seguidas, no he roto fuente y eso es lo raro. Me deja en los asientos traseros para más comodidad y corre hacia el asiento de piloto, poniendo en marcha mi vehículo y maneja a una velocidad no permitida. Mientras maneja se comunica con la doctora y le contesta que ya nos espera con los enfermos preparados.
- Solo debe ser falsa alarma doctora, aún quedan dos semanas para la cesárea.- insisto a la obstetra que está controlando algún tipo de dilatación en mi cuerpo y una punzada en el ombligo me saca de la tranquilidad.
- Señorita Montanes, lamento decirle que el parto se adelanta.- abro los ojos sorprendida, pero de nuevo una contracción me deja sin aire- Tendrá que quedarse hasta que esté preparada para su salida...- la observo frunciendo el ceño y ella está ajena a mi mirada- Vendré a controlar cada media hora. Le daré la noticia a su esposo y podrá acompañarla aquí.- ¡Esposo! ¡Ni siquiera nos hemos casado! Solo asiento por instinto y ella se retira.
No pasa cinco minutos cuando la puerta se abre de la nada y aparece Marko con unos globos de corazones y los ata a la cabecera de la cama. Hasta me doy cuenta que pone en mis piernas una porción de torta de chocolate y tomo sus mejillas para besarlo... ¿Quién no desearía tener a un hombre atento como él? Me gané la lotería, y lo mejor de todo es que mejor persona en mi vida no pudo llegar.
- ¿Puedes creer que me dijo "tu esposa lo espera"?- niega con la cabeza mientras besa mi frente y se acomoda en un sofá cerca de la camilla- Está algo apresurada. Que yo sepa no hubo propuesta de matrimonio, y hasta en eso lleva la delantera Dragan.- entrecierra los ojos y de la nada en su mano tiene una cajita con moño. Pero eso no es nada con lo que contiene dentro de ella, que es un anillo de oro con una gema celeste incrustado- La idea era pedir tu mano en la cena que tenía preparada para la noche, solo que Elin parece algo apresurada por salir...
¡Dios! No dejo de observar sus ojos marrones y maravillarme del hombre que tengo frente a mí en este momento. Su cabello ya se hacen notar algo de canas a pesar de sus treinta y cinco años, esa mirada tan profunda y esa sonrisa que me encanta. Es el mismo hombre del que me enamoré a los doce años, y lo elegiría las veces que sea necesario... Somos el uno para el otro, a pesar de las diferencias.
- Britt Montanes, Me das la dicha de ser mi esposa? Quieres casarte conmigo?- toma mis manos, ansiosos por la respuesta.
- Te amo Mark, ¡Claro que me casaré contigo! Me encantaría ser la futura señora Živković.- besa mis nudillos antes de colocar el anillo, como así también mis labios.
Hubiese preferido otra ocasión para que me lo propusiera, no me dejo llevar por la emoción y estar más atenta a las contracciones que, por el momento, son soportables. Marko se acomoda a mi lado y me rodea con sus brazos, donde encuentro el refugio que no encontré en otros hombres... Es mi hogar.
- ¡Mark! Cariño...- las contracciones son más fuertes y la cesárea quedó a un lado cuando la doctora me dijo que Elin prácticamente estaba a punto de salir- Estás aquí, solo eso es lo que importa...- lo veo con esa cosa celeste que le dan para protegerse y es que Elin tiene toda mi atención.
- La doctora debe estar por llegar.- besa mis nudillos y la frente- Parece que la señorita Živković sí tenía apuro por mostrarse al mundo.- me sonríe cuando la misma hace su aparición.
- Disculpen la demora, es que hay un batallón de mujeres afuera...- quedo anonadada al escuchar a la doctora ¿Batallón de mujeres?- La mayoría de ellas son jugadoras de handball, su hermana y un par de hermanas están en la puerta.- ¿Fueron capaz de venir a Noruega solo por mí?
- Debía decírtelo cariño, pero Yvonne y Tomaz me prohibieron hacerlo.- quisiera contestarle, pero las contracciones son más fuertes y lo ignoro.
- Muy bien señorita, es hora.- la doctora me observa y asiento en respuesta, llenando de aire mis pulmones y empiezo a pujar.
Estos ocho mes y medio de embarazo valió la pena. Después de varios minutos de pujar, escucho el llanto de mi niña y no puedo evitar llorar junto a ella. Marko une sus labios a los míos y quita el sudor de mi rostro, con la mirada en mis ojos.