Las similitudes de la vida no eran bonitas.
Mis zapatillas pisaron el suelo de tierra mientras acomodaba mis lentes. Observé a mi esposo tenderme la mano y la tomé para ir a su par.
Sin dudas él se aseguraba de llevarme a todos lados, porque en este problema había una chica que era Sara y yo debía atenderla sin asustarla. No sabía la situación, no sabía si le habían echo algo de lo cual ella pudo quedar con algún miedo.
Al entrar el aroma me inundó e hice una mueca... Era fuerte, un olor a barro podrido y algunos cerdos andaban sueltos.
Vi a Sebastián acercarse y ofrecerme un pañuelo rojo y lo tomé agradeciendo.
—Sara está un poco lastimada, además su brazo se ve mal.
Uno de los chicos más jóvenes habló, creo que era Oscar, apariencia bonita, fuerte y decidido.
—Yo la veré.
Mostré mí pequeño botiquín y Alex me soltó, caminé hasta la chica pelinegra seguida de dos chicos cargando sus armas.
—Sara...
la llamé pero me miró avergonzada y luego bajó la cabeza.
—Perdone por no ser fuerte ante el ataque mi señora.
—Sara siéntate, voy a revisar tus heridas.
Ella obedeció y me senté al frente, abrí la tapa y luego tomé unas tijeras para cortar la camisa y quitar la manga, tenía un corte muy profundo y al parecer había detenido la hemorragia, suspiré tranquila y comencé a lavar la herida luego de ponerme unos guantes y comencé a limpiar.
La observé y ella sólo apretaba sus labios.
—Voy a poner una anestesia si... Tengo que coser la herida y necesito que me digas que ocurrió Sara, no puedes silenciarte.
Asintió e hice lo que le dije, la acomodé mejor y ella habló;
—Estaba con Luke observando los caballos, no vimos venir a los sujetos. Sujetaron a Luke del cuello y reaccioné señora... Pero me golpearon la cabeza con algo que no puedo decir que fue exactamente.
—¿Dónde estaba Kaile?
—Fue a ver a su novia.
—Ese hijo de puta... ¿Cómo te cortaste el brazo?
Pregunté y ella jadeó cuando sintió como hacía el segundo punto en su herida.
—Cuando mí compañero me dijo que escape, peleé con un chico moreno, creo que era uno de Lorenzo.
Me quedé mirándola, era el colmo que él volviera de nuevo.
—Señora... Me dijeron que él volvería y acabaría con la familia. Me dijo que acabaría con el patrón y que a usted la disfrutaría.
Vi sus lágrimas y las sequé.
—¿Quién te dijo eso, Sara?—La voz fría de mí esposo me hizo asustar junto a Sara. Lo miré y pedí que mantuviera la calma pero al parecer no tenía ganas—Sara, hice una jodida pregunta.
—Lorenzo. El lo dijo, la amenazó con acabarnos a ambos, acabar con el bando de tenemos, quitarnos todo.
—Aquí ese infeliz no va a tocarte, me asegurare que ese... Que ese imbécil no te ponga la mano encima.
Dijo lleno de rabia y apreté mi labio. Miré a Sara y a otro sujeto.
—Llevenla a descansar...
Se lo merece. Cuando quedamos solos miré a Alex.
—¿Por qué crees que volvió?
La simple pregunta lo hizo tensar, se encogió de hombros y tiré los guantes sucios para cerrar la caja de primeros auxilios.
—A buscar un contrato de paz no lo creo. Simplemente viene a jodernos la existencia, mejoré el tema del cargamento y ahora aparece Lorenzo a ponerse como un jodido grano en el culo.
Hice una mueca y me cubrí la nariz, ese aroma me mareaba.
—Sara estaba con Luke cuando llegaron, tu estúpido guardia se fue a ver a la zorra de su novia. No se deja solo a tus compañeros y ese bueno para nada le importó un bledo lo cual podría pasar.
—Stella escúchame.
—No, puso en riesgo la vida de una chica que solo cuida este patético establo donde guardas tu estúpida droga. No debías ponerla en esta situación, estaba expuesta y si no fuera por Luke la habrían matado o peor aún, abusarla y dejarla con un trauma peor de lo que la dejó su herida.
—¿Ahora es mí culpa?
Preguntó molesto y apreté mis labios.
—Lo es.
—No. No lo es, porque si ella quiso hacer este trabajo debía aceptar las consecuencias, tu sabías de estas mierdas y ahora te enojas. No es así como dices, no me importa la vida de los demás, solo me importa que mí jodida esposa esté tranquila y protegida.
Sus palabras se clavaban cómo dagas en mí pecho, pero era un bastardo por hablar así.
—Eres un hombre tan frío y sin sentimientos.
Sonrió de lado.
—De a poco vas entendiendo mejor amor. Ahora vete a casa.
—No voy a irme. ¿Cómo está Luke?
—Está bien, luchando por su vida, pero ya lo llevaron a revisión.
—Lo quería revisar yo...
—No eres una enfermera que va a curar a todos los heridos Stella. Eres mí esposa.
—No porque sea tu esposa voy a ser una insensible. No te confundas conmigo Alex, porque al parecer ninguno de los dos parece conocerse más profundamente.
Y pase por su lado con el botiquín. Iba a esperarlo en el auto, odiaba que se pusiera mandón y tonto, me dolía solo pensar que podría matar a cualquiera solo por hacerme llorar o peor decirme un comentario bonito.
Miré el lugar y recordé como Sara me dijo de Lorenzo, eso no podía pasar, me asustaba el simple echo que hiciera un movimiento simple y acabara con mitad del bando y luego ir por mi esposo...
Debía pedirle a Joana que se mantuviera en su casa y no asistiera a la mía por precaución, no quería ponerla en riesgo con su bebé. Ella no tenía la culpa de nada de lo que pasaba a nuestro alrededor.
—Me dieron la orden de llevarla a casa señora.
—Gracias Seth.
Susurré con dolor de cabeza y me acomodé.
—¿Se encuentran bien?
Lo miré y asentí suspirando.
—Lo estoy, solo que este momento e inesperada situación me puso un poco mal. Pero estaré bien.
El asintió y siguió conduciendo, mi prima llegaba hoy de Londres, estaba emocionada, hace tres años no la veía, se había ido un año antes de mi boda.
—Benson... Llamé al chófer.
—Señora.