Al despertar me prepare un desayuno, cuando me senté a tomar mi café llame a Renata, pero ella no me respondió, decidí no insistir. Tenía ganas de escribir pero no en el departamento, quería salir y sentarme en algún lugar, necesitaba salir, precisaba despejarme un poco.
Salí del departamento y camine por un buen rato, no conseguía que ningún lugar me convenciera, miraba a la derecha y a la izquierda, ningún lugar parecía querer contenerme, respire profundo, siempre suelo estar nerviosa por la más mínima incomodidad. No comprendo porque siempre necesito de los demás para estar bien. Se siente feo reconocer que al estar conmigo me siento incomoda, es estúpido saber que no puedo controlar mis propios pensamientos y reconocer que si yo no lo consigo hacer nadie lo hará por mí.
Resignada me senté en un banco, angustiada por no sentirme cómoda en ningún sitio.
Suena el celular.
Rubio:_ Hola Ambi ¿Cómo estas?
Ambar:_Hola, bien ¿vos?
Rubio:_ Me alegro muchísimo, por suerte bien. Te llamaba para preguntarte que estabas haciendo ¿estás desocupada?
Ambar:_ Sí ¿Por qué? ¿Paso algo?
Rubio:_ No nena quédate tranquila ¿Queres venir a casa? Renata está un poco deprimida, se siente muy mal, ella te quiere y se equivocó, pero creo que no deberían perder la linda amistad que tienen, lo que paso fue porque ella estaba muy confundida solo eso.
Ambar:_ Si puede ser, yo la extraño fue re feo dormir sola anoche, pero creo que lo que necesitamos ahora es un respiro de las dos, discúlpame pero no puedo ir para tu casa, no me siento bien y no creo que sea lo mejor.
Rubio:_ Bueno, lo entiendo. Nos vemos cuídate, cuando quieras hacer algo llámame.
Al finalizar la llamada comencé a llorar en silencio, las lágrimas no paraban de caer me sentía confundida como de costumbre, pero la angustia me rebalsaba. Decidí dirigirme hacia el departamento, necesitaba estar sola pensar, calmarme.
Es espantoso salir a caminar sin rumbo alguno pensando que eso va a calmar el angustia interna, para luego darte cuenta de que no te queda otra opción que volver por donde viniste, para llegar y hacer ¿Qué? Nada. Esperará que esa sensación tan incómoda termine.
Cuando llegue me senté en la ventana y prendí un cigarrillo, mi mente comenzó a divagar e intentar buscarle la vuelta a las cosas para que dejen de molestar. Pero esto no ocurría, lo único que lograba era intensificar el dolor. No paraba de repetir en mi cabeza “Quiero que pare” entre sollozos.
Morenita:_ Ámbar ¿Estas bien? Abrí la puerta.
Ambar:_Déjame sola, QUIERO ESTAR SOLA.
Morenita:_ La puerta está abierta voy a entrar ¿Si?
Ambar:_Déjame sola, por favor.
Morenita:_ No te voy a dejar sola.
Ella me abrazo muy fuerte, pero a su vez de una manera cálida.
Morenita:_¿Podes decirme que te pasa? si no entiendo no puedo ayudar.
Ambar:_ Quería que deje de doler y no puedo hacer que pare.
Morenita:_ A veces solo tenes que aceptar lo que sentís, abrazarte fuerte, amarte y llorar. Lo que sea por lo que estas así te afecta mucho y eso no está mal. Somos seres humanos, seres llenos de emociones y no está mal sentirla. Si estas triste podes estarlo, no está mal sentirse angustiado es algo común, lo que sí está mal es tratar de tapar esos sentimientos.
Ambar:_Pero duele, todo duele, no quiero sentirme así.
Morenita:_ Y va doler hasta que sane, lo único que podes hacer es no complicar ese proceso.
Ambar:_No me gusta llorar.
Morenita:_ Pero lo necesitas, a veces todos lo necesitamos.