Mi diario de viajes.

¿Cómo termino la noche?

La noche siguió normal, trate de no prestarle atención a esa voz que me susurraba “no te ilusiones, no le importas, ni vos, ni tus sentimientos” respire profundo y me ausente al baño en varias ocasiones.

Morenita: _ ¿Te sentís bien?

Ámbar: _ Sí, no te preocupes.

Renata no me quitaba la mirada de encima, sabía perfectamente que estaba haciendo un esfuerzo gigante por no mandarla a la mierda. Mientras tanto en mi cabeza me preguntaba “¿De verdad abra gente que no piense en los demás antes de decir algo?”

Rubio: _ Bueno, ya es tarde, me parece que nos tendríamos que ir ¿No te parece Nata?

Renata: _ Sí, mañana hay que levantarse temprano.

Ámbar: _ Nosotras ya nos vamos, es bastante tarde, necesito dormir. Me gusta tu nuevo apodo, es dulce.

Renata: _ A mí también me gusta, es muy creativo ¿viste?

Morenita: _ Ya lo creo.

Reímos y todos nos dirigimos a casa, ella me acompaño, pero no sabía cómo decirle que quería estar sola, que la había pasado mal y que no quería  verle la cara por un par de días.

Morenita: _ No estás bien ¿Podes dejar de fingir y decirme que es lo que te pasa?

Ámbar: _ Ya te dije que no me pasa nada.

Ella se abalanzo sobre mí, me tomo por la cintura, apoyo su brazo contra la pared con la intención de arrinconarme, me miro a los ojos y mi susurro.

Morenita: _ Mírame a la cara y júrame que no te pasa nada.

En ese mismo instante me aterre, me sentí presionada y no pude parar las lágrimas, ella me miro desconcertada y volvió a repetir la pregunta, le explique cómo me sentía por lo que había dicho en la mesa, afirme no entenderla y le mencione que creía que era una egoísta.

Morenita: _ Quiero que me respondas algo.

Ámbar: _ ¿Qué cosa?

Morenita: _ ¿Es egoísta querer que seas libre para que puedas cumplir tu sueño?

Ámbar: _ No entiendo.

Morenita: _ No es algo que me guste, es decir, convivir con otros, amo mi espacio y mis tiempos, cuando una pareja comienza a convivir las cosas cambian demasiado y no me gustaría que algo cambie entre nosotras, pero si es lo que queres estaría dispuesta aceptarlo, por más que tenga una perspectiva negativa sobre el convivir. Pero hay algo… en lo que pensé bastante y es que tu sueño es recorrer el mundo, conocer muchos lugares, una vez lo mencionaste, muy a la ligera, pero pude notar cierto brillo en tu mirada. Si conviviéramos juntas una cosa llevaría a la otra y no tendrías la misma libertad para moverte sin pensar en alguien. No creo que podamos convivir y que disfrutes tus viajes al 100% si estás pensando en que me quede en casa sola, no quiero ser un estorbo para tu disfrute y sé que no podes vivir sin pensar en otros.

En ese preciso instante mi mente quedo nublada “estuve llorando porque creía que no le importaba y quizás hasta estaba pensando de más en mí, no entiendo ¿Qué es esto? ¿Qué es lo que siento? ¿Por qué solo quiero que me siga abrazando?”

Ámbar: _ Gracias.

Morenita: _ Esta bien, creo que me tendría que haber expresado mejor en la mesa.

Ámbar: _ Creo que no le tendría que haber dado tantas vueltas al asunto.

Ambas comenzamos a reír y nos dirigimos a casa, ella se quedó conmigo y no dejo de abrazarme en toda la noche “¿Por qué me siento tan segura en sus brazos.” A veces en las caminatas a casa se dicen cosas que siempre quedaran guardadas en el alma.

 



#9182 en Joven Adulto
#35840 en Novela romántica

En el texto hay: amor, amistad, diversidad

Editado: 16.04.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.