Mi diario de viajes.

Un arte que no poseo.

En la mañana, cuando nos despertamos tenía muchos sentimientos entreverados, no entendía que era lo que me pasaba. Mi cabeza se dividía en dos, una parte estaba feliz por la preocupación de ella y la otra se sentía muy molesta. Por momentos no reconocía si estaba fingiendo ser feliz o si realmente lo estaba. Mi risa en ocasiones había sido forzada. Pero en el momento en el que nos recostamos no quería que dejara de abrazarme. “Qué extraña es la mente humana” pensé, “O quizás solo soy yo.” Trate de mantener la compostura y no comportarme como una puta loca, desayunamos juntas y luego deje que se fuera. En la tarde me envió un par de mensajes pero decidí no responder. Apague mi celular con la intención de poder escuchar mi interior, porque nadie más que yo podría saber qué era lo que me estaba ocurriendo. Intente meditar, ya que había leído en internet que era bueno para el cuerpo y la mente, pero no funciono, no pude apagar mi mente perturbada, ni siquiera por cinco segundos. Me sentía patética, “una persona que no puedo controlar su mente, no puede lograr nada” pensé. Trate de respirar profundo y las manos me comenzaron a temblar.

Ámbar: _ ¿Qué me pasa? Mierda, cálmate.

Como toda loca, comencé a hablar sola, con la simple intención de calmarme. Los sentimientos en mi interior eran tan fuertes que no podía contenerlos, mi cabeza no paraba. Tuve la intención de llamar a alguien, pero luego comprendí que si no podía conmigo misma, el mundo y la vida que quería me iban a tirar abajo.

Ámbar: _ Tengo que ser fuerte, no importa si me quiere o no, solo tengo que ser alguien normal. Controlar lo que me pasa.

Pero entre más me repetía esto, más perdía el control. Como si una frase de mi cabeza desencadenara otra, y con eso mi cuerpo se descontrolara. “Necesito ayuda” Pensé “no, puedo sola, voy a estar bien”.

“Querido diario, hace meses que estoy en el paradero de mi primer viaje, conocí a alguien que detono en mí un malestar que no había sentido antes. En realidad no estoy segura de que haya sido ella, quizás eso siempre estuvo ahí, solo que ya no podía esperar para salir. No tengo el control y cada vez que pierdo el equilibrio recurro a vos, como si me pudieras dar una solución, es algo estúpido creo.  ¿Me alejo? ¿Me quedo? ¿Qué hago? Esta persona me hizo notar demasiado que soy muy inestable, una bomba de tiempo y esto no me gusta. Me afectan cosas que no tendrían por qué afectarme. Te voy a preguntar algo… ¿Crees que deberíamos partir y seguir con nuestro viaje? Olvidar todo, dejar atrás estas cosas… ¿Eso no sería cobarde? Huir… muchas personas huyen, pero ¿por qué con solo pensarlo me siento tan mal? Te pido respuestas como si pudieras dármelas, me debo de estar volviendo loca, estoy hablando con un diario, un puto cuaderno.

Prendí el celular y comenzó a sonar…

Renata: _ Hola Ambi ¿Cómo estás? ¿Por qué no atendías el celular?

Ambi: _ Se me había quedado sin batería y no lo note.

Renata: _ No me mientas ¿Tuviste una crisis?

Ámbar: _ Estoy bien, tranquila.

Renata: _ A mí no me vas a ver la cara de pelotuda, sabes que podes hablar conmigo. Somos amigas.

Ámbar: _ Es que no entiendo porque soy tan débil.

Renata: _ Sos la persona más fuerte que conozco, no digas estupideces.

Ámbar: _ ¿Y por qué me afecta tanto no tener el control?

Renata: _ Quizás porque te hace sentir como te sentiste en otros momentos, diferente situación, diferente contexto, pero de la misma manera. Inútil porque no podes decidir por los demás.

Ámbar: _ ¿Crees que tenga relación con eso?

Renata: _ Realmente lo creo, en algún momento ibas a explotar. Si bien siempre hiciste minis descargas, no eran en la misma proporción de tu dolor, algo siempre te guardabas y eso se acumula mi vida. No sabes sanar y es algo complicado, porque no podes con las situaciones difíciles de ahora aunque anteriormente la hayas pasado peor.

Ámbar: _ No lo había pensado así ¿cómo haces para entender lo que me pasa? sin que te diga nada.

Renata: _ Por qué soy tu amiga, conozco tu historia, se quien sos, como reaccionas, que es lo que te molesta, quien te hizo daño y cuáles son los puntos sensibles que no se tocan. Ventajas que me dio el tiempo.

Ámbar: _ Creo que ya me calme un poco, siento que mezcle todas las cosas.

Renata: _ Puede ser, pero no es malo sentirse asfixiada a veces, todos nos sentimos mal de vez en cuando, de maneras distintas… pero el malestar, la nostalgia, el odio, la impotencia y el miedo, va a formar parte de todos siempre. La diferencia es que hay quienes aprenden a sobrellevarlo de la mejor manera y hay quienes no. Todos tenemos tiempos diferentes para aprender y no hay que apurarse, eso no se aplica solamente en la escuela, aunque sea algo que nunca nos hayan dicho.

Ámbar: _ Creo que no sé nada del arte de controlar la mente, pero quiero aprenderlo, aunque sea intentarlo, pero no sé por dónde empezar.



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En el texto hay: amor, amistad, diversidad

Editado: 16.04.2021

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