Mi Doble Primo

Capítulo 2: Invitación (571)

 Más de una semana había pasado, Estela y yo habíamos conversado por Whatsapp, cuándo me habló por primera vez, la misma noche en que nos conocimos dude en responder, pero no podía hacerme daño desde el otro lado de la pantalla, o al menos creía eso.

Por esa razón la segunda si lo hice, hablamos bastante, parecía muy interesada en mi, un interés especial.

Incluso Carolina y Matías lo decían, una desconocida solo podía tener tanto interés en mi si sentía amor por mi.

Por eso aquel Martes consideré no responderle más, pero su mensaje fue distinto esta vez.

“Hay una película que quiero ver mañana en el cine, pensaba ir con alguien más, pero no le dieron permiso ¿Quieres ir a verla conmigo?”

Le respondí que le respondía al día siguiente, pues me pareció chocante que dijera que planeaba ir con alguien más.

—Solo dijo que pensaba ir con alguien más para no ser tan directa contigo. —me respondió Carolina cuando le pregunté al respecto.

—¿Estás segura?

—Es obvio que sí —declaró Matías interrumpiendo la conversación—. Yo lo haría si quisiera invitar a una chica sin que pareciera muy obvio. 

—Entonces no debería ir, no quiero que ella termine malinterpretando la situación.

Ambos se rieron de mi al instante.

—¿Malinterpretando la situación? —preguntó con sarcasmo Carolina—. Si ella es lesbiana sabrá notar que no deseas nada con ella.

—Si, además, ya debe estar acostumbrada a que la rechacen —añadió Matías, yo lo miré de mala manera—. ¿Qué? Es la verdad, si a los chicos nos rechazan seguido, seguro a ellas también.

—Igual suena mal que lo digas así, te apuesto a que tu no te sentirías bien, si alguien mencionara que estás solo porque todas te rechazaron.

—He tenido novia —respondió molesto.

—Te duró menos de una mes, eso ni siquiera cuenta.

—Fue mes y medio, y fui yo quién terminó con ella, su familia era demasiado pesada.

—Hablando de eso, ¿Carolina puedes cubrirme? Mis padres no me dejarán salir con una desconocida y menos si les digo que es lesbiana —pedí sujetando las manos de Carolina entre las mías y mostrando cara de súplica.

—Bien, puedes decir que saliste conmigo, pero si tus padres van a mi casa no me culpes. —me respondió.

—Gracias amiga —dije saltando a abrazarla. Ella se removió incomoda, probablemente consideró que mi reacción fue exagerada.

—¿Y qué harás si van a su casa y se dan cuenta de tú mentira?

—Bueno, si es así, mantente atento al teléfono.

—¿Qué quieres decir?

—Mis padres no se enojaran tanto si les digo que salí con quién ellos siempre creyeron que sería un buen novio para mi.

—Wacala —respondió con asco—. Tu no eres mi tipo.

—Ni tú él mío, no pienso besarte ni nada de eso, solo fingiremos.

—¿Y si piden que nos besemos?

—Ella no a tenido novio nunca y su relación apenas inicia, Emilia siempre a sido muy tímida para dar muestras de afecto. Tú tampoco llegaste a mucho la última vez, digamos que sería natural su incomodidad —pensó Carolina.

Tomé mi celular y le mandé un mensaje a Estela: “Acepto ir contigo”.

Ella no tardó en responder: “Nos vemos en la tarde entonces”, “Posdata: Te ves linda hoy”; en ese momento volteé hacia el patio, miré en todas direcciones, pero no logré notarla.

Sabía que estudiaba en nuestro colegio, pero era la tercera vez que la buscaba sin éxito.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.