Este capítulo va dedicado especialmente a:
Vero Castillo
Con lentitud voy subiendo mi mirada hasta que mis ojos caen en los de Damián, no parece haberle afectado lo que Dylan ha dicho, su rostro denota una satisfacción tan grande que sus ojos azules brillan.
El padre de Dylan camina hasta llegar frente a Damián, va a abrir la boca para decir algo cuando la voz de Damián habla.
—Hace mucho sé eso —anuncia, una sonrisa se estira en sus labios —. Los escuche hablar —sus ojos se clavan con intensidad en los de su padre. De su garganta se escucha una risa, pero es una risa escalofriante — ¿Por qué crees que me esforcé tanto por crear mi propia empresa? —sus ojos poco a poco se van oscureciendo.
Su padre aprieta sus labios, pero en seguida reacciona.
—Damián…
—Todos estos años he vivido con esa verdad. Pero hoy, hoy ha llegado el día que he estado esperando —lo interrumpe. Se encamina hasta Dylan, introduciendo sus manos en los bolsillos de su pantalón. Los dos hermanos se miran como si de un duelo de miradas de tratase —. Por fin estas siendo un hombre, Dylan.
Puedo notar como la respiración de Dylan se va normalizando, su pecho ya no sube y baja como lo hacía.
—Damián, —hace una pausa, pasando una mano por su rostro —yo…yo no sé lo que me ocurrió —la voz de Dylan comienza a sonar débil. La culpa se hace presente en sus ojos.
Damián toma los hombros de Dylan, sonriéndole —has sido sincero —suelta sus hombros y arregla el saco de su traje —. No soy un Peterson, hermano. Eso es lo que ocurre.
El sonido de los tacones de la señora impactando el piso hace que Damián se gire.
—Hijo…
Damián niega con su cabeza —No te atrevas a decir una solo palabra —ordena.
La señora abre sus ojos como platos, pero detiene sus pasos en seco.
—Siempre vas a ser mi hijo —comenta el padre de Dylan. Su mirada esta tan rota que mi corazón se aprieta.
Damián asiente con su cabeza —Eso no fue lo que le dijiste a Dylan hace cinco años ¿Lo recuerdas? —gira su rostro hacia su padre —. Dijiste que no le dejarías tú empresa a alguien que no le corriera tú sangre por sus venas —le recuerda. Puedo notar que ha intentado olvidar esto, ha intentado no pensar en lo que escucho, pero finalmente ha entendido que no puede olvidarlo.
Su padre sacude su cabeza —yo…
—No necesito la lastima de ninguno de ustedes —sus ojos viajan por cada una de las personas que estamos en la oficina, pero finalmente se detienen en su madre —. Creo que ya han arruinado bastante mi vida —saca sus manos de los bolsillos de su pantalón y mira la hora en el reloj que decora su muñeca —. Debo irme.
Va a poner en marchas sus pasos cuando Dylan atrapa su antebrazo, obligándolo a mirarlo a los ojos.
—Puedes mejorar tu vida, Damián —le asegura.
Su hermano desvía su mirada de sus ojos al agarre que tiene en su antebrazo. Se queda en silencio unos segundos antes de volver a posar sus ojos en los de Dylan. Niega con su cabeza, una sonrisa llena de nostalgia se dibuja en sus labios.
—Nunca podre mejorar —sentencia, tomando la mano de Dylan —, ya es muy tarde para eso —agrega y aparta la mano de sus hermano de su antebrazo.
No se escucha ni una palabra, Damián pone en marcha sus pasos, desapareciendo de la oficina por completo.
—Acabas de arruinar nuestra familia —solloza, pero no aparta sus ojos de Dylan.
Dylan poco a poco va girando su rostro para encontrarse con los ojos de su madre. Cuando ya la mira directo a los ojos niega con su cabeza.
—Siempre ha estado arruinada —dictamina.
Su madre vuelve a levanta su mano e impacta la palma contra el rostro de Dylan. Su llanto comienza a ser más fuerte.
—Eso…eso no es cierto —murmura.
Dylan vuelve a girar su rostro, pero esta vez lo hace de golpe.
—Si golpearme alivia tu dolor entonces golpéame todas las veces que quieras —sus ojos se cristalizan, aprieta mi mano contra la suya —, pero la verdad es que eres…
Halo su mano para que no siga, no puedo soportar que le hable de esa manera a su madre. Así su madre no le haya demostrado amor o sea lo que sea es su madre y debe respetarla.
—Ya basta, Dylan —hablo.
Dylan se queda en silencio, pero no me mira, sigue mirando a su madre. Ella sigue llorando, poco a poco se derrumba por completo, llora como una niña. Sus ojos se apartan de los de Dylan.
Veo como Dylan traga saliva con dificultad.
—Yo —hace una pausa, sé que su corazón se ha roto en miles de pedazos. Ver a su madre así le ha afectado —, yo lo siento —masculla.
Su madre levanta su mirada, estoy segura que lo volverá a golpear, pero cuando sus brazos rodean su cuello me quedo paralizada. Esta abrazando a su hijo con todas sus fuerzas. Suelto la mano de Dylan, deseo que él responda a ese abrazo, quiero que abrace a su madre con todo el amor que sé hay en su corazón.