Tres semanas después...
Tres semanas han transcurrido desde el día que confronte a Dylan, desde ese día solo hablo conmigo para ordenarme que debía cambiar las sábanas de su cama diariamente, por suerte él pasa todo el día en la universidad, así que todas las mañanas cambio las sábanas para no tener que verlo, siempre que vuelvo de la universidad él está en su habitación o no lo sé quizá sale de fiesta y ni lo sé, pero ese no es mi problema. Lo único bueno de todo esto es que lo veo muy poco y agradezco eso con toda mi alma.
─ ¡Anais! Debemos terminar la ensalada favorita de la señora Beatriz ─Carmen, la cocinera profesional que ha contratado Dylan hace que de un pequeño brinco. Es una mujer increíble, no sé qué haría sin ella hoy, ya que vendrán a almorzar los hermanos y padres de Dylan, ha sido una mañana muy agitada, todo debe estar perfecto, ensaladas, pescado, carne, jugos, cada miembro de la familia tiene gusto diferente y eso hace mucho más difícil preparar los platos que ofreceremos a ellos. Carmen se ha encargado por completo de preparar el almuerzo de Dylan, por mi parte estoy terminando con lo que será el almuerzo de la hija de la señora y su esposo, ha sido difícil cocinar para ellos pero lo he logrado, además de preparar el almuerzo de la señora Beatriz y el señor Adolfo. Los conozco muy bien y sé exactamente lo que les gusta.
Corro a terminar la ensalada de la señora, agradeciéndole a Carmen por recordármelo.
─La comida del joven Damián ya está lista ¿Verdad? ─pregunto mirando a mí alrededor, buscando lo que será el almuerzo del hermano mayor de Dylan.
Carmen también mira a su alrededor.
─Si, solo falta preparar un jugo de naranja. La señora ha especificado que es su favorito ─me recuerda.
Con rapidez corto el tomate que para terminar la ensalada de la señora Beatriz.
─Muy bien, yo prepararé ese jugo. Por favor asegúrate que la comida del joven Diego también este completa ─pido, sintiéndome agitada por lo rápido que estoy trabajando.
─Está bien, niña Anais ─ella se dispone a hacer lo que le he pedido. En poco tiempo nos hemos vuelto muy cercanas, ahora hasta me llama "niña Anais"
Por lo que nos ha informado la señora este almuerzo se debe a que Diego, el hermano menor ha regresado de...la verdad no sé, pero creo que ha terminado sus estudios de secundaria y quieren pasar un tiempo en familia, pero Dylan ahora está viviendo aquí así que prefirieron venir a almorzar en la mansión de los señores Watson. Lo que no termino de entender es que considero que fuese sido más fácil que Dylan viajará a su casa a pasar tiempo con su familia ¿No?
Carmen llega a mi par ─la comida del joven Diego está completamente lista, al igual que la del señor Dylan, por los momentos solo falta la del señor Damián y la de los señores de la casa ─de verdad aprecio mucho que Carmen este aquí, ella tiene todo controlado.
Asiento con mi cabeza, buscando el aceite de oliva para aplicarle un poco a la ensalada de la señora. Hecho esto con una cuchara mezclo la ensalada, haciendo que todo los ingredientes que he usado para prepararla que complementen.
─Ya la de los señores esta lista ─digo victoriosa, mostrándole la ensalada ya preparada.
Ella me sonríe abiertamente, tomando el envase donde está la ensalada para acomodarla junto a la comida que ya está preparada. Me encamino al refrigerador para buscar las naranjas que usaré para hacer el jugo del hermano Damián. Lo hago lo más rápido que puedo, ya solo faltan unos minutos para que la familia Peterson Watson esté aquí.
─ ¿Al joven Damián si le gusta la azúcar? ─inquiero.
Carmen se vuelve a mí, sabiendo que lo pregunto por Dylan.
─Si, pero poca ─contesta, girándose nuevamente a lo que esta haciendo.
Busco la azúcar, tomando solo media cucharada para echarla en el jugo que estoy preparando. Mi mano se alarga hasta una de las paletas de madera que hay en la cocina, muevo el líquido levemente amarillo.
Dejo caer mis hombros ─ya hemos terminado ─susurro con cansancio.
─Fue un buen trabajo, niña Anais ─replica Carmen, mirándome con sus bonitos ojos marrones.
Levanto mi mano derecha ─somos un buen equipo, eso merece una chocada de mano ─comento, Carmen también levanta su mano chocándola con la mía.
─Un buen equipo ─repite dejando caer la mano que ha chocado con la mía.
Nos disponemos a limpiar la cocina, pero la presencia de la señora Beatriz hace que dejemos lo que estamos haciendo para mirarla. Es impresionante el vestido que lleva puesto, es de color beige pero el cinturón que lleva en su cintura le da un gran toque de elegancia, su cabello cae sobre sus hombros y los parpados de sus ojos van impecablemente maquillados, resaltando el azul de sus ojos.
─Buenas tardes ─nos saluda.
Ambas respondemos a su saludo con amabilidad.
─Anais, quiero que nos acompañes a la entrada de la mansión a recibir a nuestra familia, por favor ─pide.
─Claro que sí, señora ─me encamino hasta ella.
Con elegancia ella se gira en sus talones, poniendo en marcha sus pasos a la entrada de la mansión. El señor Adolfo la espera en la puerta.