Nota:
Este capítulo va dedicado a mi preciosa Monstrua: @andy_glez_01, espero que te guste. <3
PD: Comenten que personaje quieren que narre el siguiente cap, el más votado será el ganador…
Vamos a comentar…
**********************************************
Narrado por Diego Peterson:
No soporto pasar un día más soportando el carácter de Damián, cada vez es peor. Desde que llegue de New York todo lo que ha hecho es criticar todo lo que hago, lo juzga o lo ve mal, pero la discusión que hemos tenido hoy ha sido lo que necesitaba que sucediera para entender que ya no es mi hermano, en estos momentos se ha convertido en un desconocido para mí.
«Si no eres capaz de obedecerme me temo que tendrás que irte», sus palabras no fue lo que más me dolió, lo que realmente me dolió fue la frialdad de su mirada mientras las decía, no sentía ningún tipo de compasión ni mucho menos arrepentimiento de lo que estaba saliendo de su boca. Lo peor de todo es que mis padres están de acuerdo con todo lo que dice Damián, así que simplemente no tengo a nadie
Con el pecho apretado salí de la mansión de mis padres, me subí a mi camioneta y comencé a conducir, sin tener ningún rumbo fijo, la verdad no sé cómo fue que llegue a la casa de mis abuelos, solo sé que aparque mi camioneta frete a su casa y solo salí de ella.
Ahora estoy de pie en la entrada de la cocina de la mansión de mis abuelos, miro a la sirvienta que esta parada frente al mesón de la concina, ella me mira frunciendo levemente su ceño, con lentitud deslizo mi mirada al otro lado del mesón, la chica que está sentada frente a la sirvienta también me mira, pero su mirada viaja por todo mi cuerpo. Nunca la había visto.
Despego mi mirada de la desconocida.
─ ¿Dónde está mi abuela? ─pregunto, clavando mi mirada en los ojos verdes de la empleada.
Ella tarda unos segundos en reaccionar.
─Los señores Watson ha salido ─replica con confusión.
Aprieto mis ojos, pasando una mano por mi rostro.
─ ¿No sabes a qué hora vuelven? ─abro mis ojos.
Ella niega con su cabeza ─pero si gustas los puedes esperar aquí con nosotras ─con su mano señala uno de los taburetes que tiene delante de ella.
Lo menos que necesito es pasar tiempo con personas que ni siquiera conozco.
Rio sarcásticamente, encontrándome con los ojos café de la desconocida que no ha dejado de mirarme. La miro con todo el desprecio que puedo, haciendo que ella baje su mirada y se ruborice al instante.
─No lo creo ─me giro y sin decir nada más desaparezco de sus vistas.
Salgo de la mansión, aproximándome a mi camioneta ya estando dentro de ella no sé qué rayos hacer ni a donde ir. Saco mi teléfono del bolsillo de mi pantalón y marco el número de Dylan. Al tercer timbre él descuelga la llamada.
─Diego, estoy estudiando ─su roscan voz habla.
Lamo mis labios, arrepintiéndome de haberlo llamado a él, por lo que parece se ha convertido en un Damián cualquiera.
─Dylan, Damián…me ha pedido irme de la mansión ─esto lo digo inconscientemente, es como si necesitara decírselo a alguien.
Hay un silencio ─ ¿Por qué? ¿Qué has hecho? ─sus preguntas hacen que mi cuerpo se comience a llenar de rabia. Todo tiene que ser provocado por mi ¿Pero porque?
─No hice nada. Solo estoy intentado llevar una vida normal ─replico, apretando mis dientes.
Escucho un suspiro del otro lado del teléfono ─ya sabes cómo es Damián, obedécelo y ya, Diego.
Muerdo mi labio inferior con fuerza, tanto que siento que la sangre comienza a salir de él.
─ ¿Recuerda que hicimos una promesa? ─pregunto con voz neutra. Dylan solo se queda en silencio, imagino que recordando la promesa que hicimos antes de realizar mi viaje a New York. ─Es evidente que Damián ya rompió esa promesa y por lo visto tú también lo has hecho ─dicho esto cuelgo la llamada, arrojando mi teléfono al asiento del copiloto. Paso una mano por mi cabello y un nudo comienza a formarse en mi garganta, cierro mis ojos tratando de que estas ganas de no sé tal vez llorar desaparezca de mi interior, cuando abro los ojos solo enciendo mi camioneta queriendo salir corriendo de aquí, pero tengo que frenar de golpe al darme cuenta que una chica esta frente a mí.
Ella da un brinco, al escuchar el ensordecedor sonido que ha hecho mi camioneta al frenar. Me bajo de mi camioneta de un solo movimiento, al salir de ella lanzo la puerta con todas la fuerza que tengo acumulada dentro de mí.
─ ¿¡Estás loca!? ─exclamo.
La chica se voltea para enfrentarme, es la misma que estaba en la cocina.
─Yo…yo solo quería…
─No me importa lo que querías, ¡Casi te atropello! ─la interrumpo.
Su mirada sube hasta mis ojos ─Bueno, es tú culpa por no mirar antes de conducir ─replica, sosteniéndome la mirada.
Trago saliva sin poder creer lo que me ha dicho.
─Creo que no sabes con quien estás hablando, niñita ─comento, mirándola de pies a cabeza. Es una chica corriente, nada del otro mundo.