Dylan sigue mirándome, sus ojos cada vez se clavan más en los míos. Una risa hace que ese contacto visual se rompa.
—Oye, Dylan —un chico se coloca en la orilla de la piscina y se ríe nuevamente. Es un chico muy simpático, su cabello negro va muy bien peinado y sus dientes están muy bien cuidados, su sonrisa es muy bonita —, eso ha sido muy heroico —le da un sorbo al vaso que tiene en su mano y se agacha, estirando su mano para ayudarme a salir de la piscina.
Yo tomo su mano y Dylan suelta mi cintura. Ya estando fuera de la piscina el vestido celeste se pega a mi cuerpo por lo mojado que esta, pero eso es lo que menos me importa, voy directamente a la chica que ha hecho que casi muera, pero el chico que me ha ayudado a salir de la piscina toma mi mano, haciéndome mirarlo a los ojos. Sus ojos azules se encuentran con los míos.
—Ella es nuestra amiga —dice, mirando a la chica que me ha arrojado a la piscina.
Niego con mi cabeza, deslizando mi mirada hasta Dylan, su ropa está completamente empapada al igual que su cabello.
— ¿Le has pedido que me arrojará a la piscina? —cuestiono con mi mirada clavada en Dylan, este levanta su mirada hasta encontrase con la mía. Le pregunto esto porque él es único que me conoce en este lugar aparte de Rachel que por cierto no sé rayos esta, me parece mucha casualidad que esta chica solo haya decidido empujarme a la piscina.
Él niega con su cabeza, buscando en los bolsillos de su jeans. Saca su teléfono y se asegura de que no le ha pasado nada, supongo que uno de los últimos modelos teléfonos así que este está intacto, su pantalla se enciende y Dylan parece aliviado.
— ¡Te hice una pregunta! —repito, esta vez mi voz es mucho más firme.
Él vuelve a mirarme —claro que no —responde. — ¿Crees que me encanta estar así? —pregunta, señalándose el cuerpo. Mi mirada se centra en su abdomen que aunque va vestido con una camisa, por el agua se marca demasiado, dejando ver su muy bien ejercitado cuerpo.
Muevo mi cabeza para dejar de mirar lo que estoy mirando.
— ¡Anais! —la voz de Rachel me llama, cuando giro mi cabeza veo que viene a toda prisa hacia mí — ¿¡Qué pasó!? —inquiere, alarmada. Antes de que pueda insultarla por haberme dejado sola ella le impacta su mano contra el rostro del chico que está tomando mi mano. —Eres un abusador —sentencia.
El chico suelta mi mano y la lleva hasta su rostro, sobando el lugar donde ha recibido la cachetada que le ha propinado mi mejor amiga.
Sus ojos se clavan directamente en los de Rachel, su mirada ahora da miedo — ¿Qué rayos te sucede? —le pregunta sin quitar su mano de su cara.
—Te gusta aprovecharte de las mujeres, eres un... un idiota —Rachel vuelve a levantar su mano para abofetear al chico, pero este toma su antebrazo para que no puedo hacerlo.
—Nadie había tacado mi rostro —dictamina, apretando sus dientes.
Ella se suelta de su agarre —pues hoy alguien lo hizo.
Me coloco entre los dos.
—Rachel, él solo me ayudo a salir de la piscina —aclaro.
El rostro de Rachel poco a poco se va relajando.
— ¿Por qué no lo dijiste antes?
—No me diste tiempo de hacerlo.
Una risa sarcástica hace que ambas volteemos. La chica que va vestida con el traje de baño se está riendo de nosotras.
— ¡Ay! Que niñas tan corrientes —dice, mirándonos de pies a cabeza.
Mi mirada vuelve a posarse en Rachel.
—A ella si podemos golpearla —comento.
Rachel al escuchar lo que he dicho, pone en marcha sus pasos, pero el chico de ojos azules también la detiene.
—No voy a dejar que la golpees —habla, tomando a Rachel por el brazo.
Dylan llega a nuestra altura —ya es suficiente, tampoco ha sido una cosa del otro mundo —sentencia, con su mirada clavada en mí.
Me rio con ironía —casi muero ¿Y no ha sido una cosa del otro mundo?, no me importa si es tu amiga o no, pero eso no se hace y creo que alguien debe enseñarle modales a esta... estúpida —coloco mi mirada en la chica, aproximándome a ella.
Dylan camina a toda prisa detrás de mí y me sujeta por la cintura cuando ya estoy a unos pasos de la asquerosa arpía.
—Esto no es necesario —dice, sujetándome con fuerza. —Alicia, vete ahora —dictamina, fulminado con la mirada a la chica.
Ella arregla su lacio cabello hacia atrás, sus labios se arquean en una sonrisa victoriosa.
—No soy su amiga, soy su novia así que dejar de mirar a mi novio como lo hiciste hace un momento.
— ¡Alicia! Has lo que te he ordenado —exige Dylan con voz ronca, sus manos aún rodean mi cintura.
—Ok, amorcito te esperaré en el auto —contesta, me lanza una última mirada y sin más desaparece de nuestras vistas.
—Eres una perra... ¡Una perra! —grita Rachel, tratando de soltarse del agarre que le tiene el chico.
Dylan me suelta cuando ve que la chica ya se ha ido. Siento una extraña presión en mi pecho, no tenía idea que él tuviese novia.
Como no va a tener novia. Anais si está buenísimo, Me grita mi mente.