Mi Dolor De Cabeza [dolor #1]

Capítulo XV

Los labios de Dylan se mueven sobre los míos con un ritmo suave, el sabor a alcohol se hace presente, presiono mis manos sobre su pecho para despegarme de su cuerpo, pero en ese momento él intensifica mucho más el beso, su lengua se introduce en mi boca y una de sus manos viaja hasta la parte de atrás de mi cuello. No puedo seguir controlando mi cuerpo así que me dejo llevar. Cierro mis ojos, sintiendo que algo estalla en mi pecho y un extraño hormigueo recorre todo mi cuerpo. Los labios de Dylan devoran los míos, su respiración es cada vez más imprecisa. Sigo sintiendo sus labios chocar con los míos y deseo que esto no termine, pero a mi mente llegan las palabras de la chica que me arrojo a la piscina.

«No soy su amiga, soy su novia», esas palabras en específico hacen que nuestro beso se rompa. Me suelto de su brazos con todas las fuerzas que puedo.

Lo miro ya estando a unos pocos centímetros de distancia, sin pensar en nada más levanto mi mano y la impacto sobre su mejilla izquierda, su cabeza gira. La palma de mi mano hormiguea por la bofetada que le he propinado a Dylan.

—Eres…no debiste haber hecho eso.

Con lentitud él vuelve a girar su cabeza, para mirarme. Su mirada esta desorbitada, es como si no pudiese creer lo que acaba de suceder.

— ¿Qué? —cuestiona.

Niego con mi cabeza —Ya estás en una relación y vas por ahí besando a otras chicas.

Él lame sus labios —te dije que ella no es mi novia —replica.

—Pues eso no fue lo que dijiste en la discoteca —trago saliva, recordando como defendió a esta chica —, así que deja de mentir.

Sus ojos se clavan directamente en los míos, hay un brillo precioso en ellos.

— ¿Estás celosa?

Por unos segundos analizo la pregunta que ha salido de los labios de Dylan.

¿Estoy celosa?, no, claro que no, Anais, me digo para mis adentros.

—Claro que no…solo es que me molesta que los hombres sean tan…mentirosos —contesto titubeando un par de veces. Dylan se queda en completo silencio, sus ojos no se despegan de los míos. —No quiero que pienses que me gustas ni nada por el estilo, solo eres el nieto de mis jefes, solo eso —mi voz es firme, pero algo en mi interior duele. Dicho esto me giro en mis talones y templándome las piernas me encamino a mi habitación.

Cuando me adentro en mi habitación, camino de un lado a otro sin poder sacar de mi cabeza como sus labios se movían al ritmo de los míos.

—No, no, Anais —me regaño mi misma, frotando mis ojos con las palmas de mis manos.

 

Narrado por Dylan Peterson:

Nunca pensé que Alicia sería capaz de lanzar a Anais a la piscina, solo le dije que era la empleada de mis abuelos y luego vi como la arrojó a la piscina, todo sucedió muy rápido y no tuve otra opción que lanzarme a la piscina para ayudarla. Ahora Alicia solo ha complicado todo.

  1. y yo tuvimos una relación de seis meses, pero luego de este tiempo por parte de ella todo se tornó toxico y decidí termínala, aunque aún seguimos teniendo sexo, sexo del bueno. Es una chica que deja que yo haga lo que quiera con ella y eso me gusta.

El beso no era parte del plan, perdí el control de mi cuerpo y no pude detener esas ganas de sentir sus labios sobre los míos.

— ¡Mierda!, tienes que controlarte —coloco mi mano derecha en mi frente —, no debiste haberla besado.

Debe mantener a esta chica de mi lado y estoy consciente que mi físico ayuda con esto, puedo ver que le gustó así ella lo niegue. Con lo que sucedió hoy en la discoteca estoy seguro que me odiara más, por esa razón he decidido acercarme mucho más a ella. Cuando me fui de la inauguración del bar de Damián le dije que tenía que venir a estudiar, así que si Damián se entera que me fui de la inauguración de su bar para ir a una discoteca voy a tener muchos más problemas de los que me ocasionaría que mis abuelos y mis padres se enteren que he traído a una chica a la mansión para tener sexo. Si esta chica habla mi futuro se va al suelo por eso debo mantenerla de mi lado, necesito que ella confié en mí.

Las puertas de la mansión se abren y yo me giro en mis talones para ver quien está llegando tan tarde. Diego entra en la mansión, por lo visto también se escapó de los alardeos de Damián.

Al verme se paraliza, tiene que mover su cabeza para poder hablar.

—Oye… —pasa una mano por su cabello —odio las inauguraciones.

Eso me causa gracia, pero no sonrió solo lo miro con expresión seria. Supongo que se fue de la inauguración antes que yo porque solo lo vi los primeros veinte minutos de la inauguración, después no lo volví a ver.

— ¿Qué le dijiste a Damián? —le pregunto.

Niega con su cabeza —nada…solo me fui —se aproxima a la sala de la casa y se desploma en uno de los muebles.

  1. que mis padres y Damián deben estar furiosos por lo que hizo Diego, ellos siempre nos exigen que debemos dar alguna explicación si nos vamos a retirar de algún lugar, es una extraña costumbre, pero ellos se lo toman demasiado enserio.




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