Nota:
Hola mis Monstruas este es un mini adelanto para no hacerlas esperar mucho, prometo que el próximo cap será largo. <3
Comente que estaré dedicando cap a las personitas que me apoyan. <3
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Dylan enfoca sus ojos en lo míos y noto como poco a poco su mirada se va suavizando. Mi corazón en este momento es un desastre, no deja de acelerarse y mis manos sudan mucho más de lo habitual. Su cabello está muy alborotado y los nudillos de su mano derecha los veo ensangrentados.
— ¿Crees que ha sido un día feliz? —me pregunta. Entrelazo mis manos y bajo mi mirada hasta ellas. Comienzo a recordar cada uno de mis cumpleaños y mi corazón se aprieta con fuerza al recordar que cada uno de ellos lo he pasado sola (A excepción de este año). —Anais, necesito que respondas a la jodida pregunta que te he hecho mirándome a los ojos —exige.
Levanto mi mirada de golpe, separando mis manos con rabia.
—Todos mis benditos cumpleaños la he pasado sola, sabes —muerdo mi labio inferior para contener las lágrimas que he reprimido todos mis jodidos cumpleaños. Todos mis cumpleaños trato de mantener la mejor energía, pero muy dentro de mí me duele no tener a nadie a quien abrazar o no tener a nadie a quien ir a ver para charlar — ¿Sabes que regalo he querido recibir en mis últimos catorce cumpleaños? —cuestiono sin dejar de mirarlo a los ojos. Mi voz es tan firme que parece que mi alma no estuviese rompiéndose al decir cada palabra.
El aclara su garganta — ¿Qué has querido recibir?
—Un abrazo de mis padres —mi voz sigue sonando firme, pero por dentro ya me derrumbado por completo —. No deseo nada más, solo poder sentir como sus brazos me rodean mientras susurran en mi cuello <<Feliz cumpleaños, hija>>, poder sentir todo el amor en su voz y saber que siempre podré tenerlo allí para mí. Quiero poder sentir el amor de mis padres en cada uno de mis cumpleaños —aprieto mis labios para parar de hablar, no quiero seguir recordando lo que me duele.
Dylan exhala, mientras asiente con su cabeza, sus labios se arquean en una sonrisa llena de nostalgia.
—Justo eso es lo que he querido en cada uno de mis cumpleaños —hace una pausa, llevándose sus dedos a sus labios —, he querido sentir el amor de mis padre toda mi puta vida —niega con su cabeza —y no le he conseguido.
Sus ojos se llenan de tanta tristeza que el brillo que antes tenían desaparece y solo son opacados por una sombra de dolor puro.
Sus palabras me golpean tan fuerte que mis ojos se cristalizan. No me gusta llorar delante de nadie, me gusta sonreír y bromear así que no es fácil para mí sentir como mis ojos se cristalizan.
Trago saliva, intentado tragarme el enorme nudo que sin darme cuenta se ha formado en mi garganta.
—Lo siento —aclaro mi garganta para no derrumbarme —. Pero en nuestras historias hay una gran diferencia y esa es que tú los tienes y yo no —entierro mis uñas en la palma de mi mano, quizá para seguir reprimiendo mis lágrimas — te juro que si yo los tuviera hiciera lo posible por demostrarle cuanto los amo, los llamaría a toda hora para asegurarme de que están bien, viviría junto a ellos y jamás me alejaría —dejo escapar un repentina carcajada, que solo deja ver un poco del dolor que estoy sintiendo en mi interior —, pero la vida me alejo de ellos desde que nací ¿Eso no te parece gracioso?
Lame sus labios, para luego convertirlos en una línea recta.
—No, no es gracioso.
Asiento con mi cabeza, sonriendo —para mí si lo es, porque siempre trato de ver lo bueno de las cosas —digo a la defensiva —. De verdad te deseo un feliz cumpleaños, señor Dylan. Buenas noches.
Me giro en mis talones para irme, pero cuando he dado un par de pasos él se coloca delante de mí para impedir que siga caminado.
— ¿Por qué? —cuestiona.
Frunzo mi ceño.
— ¿Qué? —no tengo idea de lo que me esta preguntado.
Mueve su cabeza — ¿Por qué me tratas bien cuando en realidad soy una mala persona?
Proceso su pregunta y no logro conseguir una respuesta concreta para ella. No puedo creer todo el rencor que Dylan se tiene a él mismo, sus ojos demuestra que se odia.
—Nadie merece ser tratado mal, o eso es lo que yo pienso —respondo luego de un momento.
—Créeme que yo si lo merezco —replica, con voz segura y contundente.
Me encojo de hombros —no creo que eso sea cierto, pero no esperes que te trate mal porque eso no pasara —vuelvo a colocar mis pasos en marcha, dejándolo ahí parado.
Me voy a mi habitación, caminado directamente a mi cama, me siento en ella y recuerdo todo lo que ocurrió hace unos minutos. Tomo una de las almohadas y la abrazo con fuerza, hundiendo mi rostro contra ella para ahogar los sollozos que comienza a escapar de mis labios mientras las lágrimas se hacen presente en mis mejillas.
Ahora entiendo que sentir algo por Dylan solo me va a dolor en lo profundo de mi alma.