Ésta vez April caminaba apresurada para llegar puntual a su cita.
Los padres de los chiquillos que cuidó ese día, llegaron más tarde a recogerlos. Así que solo pudo darse una ducha rápida y ponerse el primer vestido que sacó del armario.
Por supuesto que Harry ya se encontraba ahí. Tenía la cámara en sus manos y observaba con detenimiento la minúscula pantalla.
Sintió el móvil vibrar en el bolsillo. Era un correo electrónico de su compañera reportera. Pidiéndole que no olvidara el evento que tenían que cubrir mañana.
Respondió el correo y dió enviar.
—Perdón por la tardanza — dijo una voz femenina que denotaba que venía corriendo desde casa.
Harry le sonrió abiertamente. Se puso de pie e hizo la reverencia igual que la semana pasada.
—Descuide señorita. No me ha hecho esperar. — Ella le imitó extendiendo delicadamente la falda de su vestido verde limón.
—Gracias por su aceptar mis disculpas caballero. — Sonrió junto a él.
—¿Quieres agua? — Pero no esperó su respuesta pues ya le había entregado la botella. April la abrió de inmediato y bebió más de la mitad del H2O.
—Gracias — dijo aún con cansancio —. Y ¿Cual es el plan para hoy? — preguntó con alegría y relamiéndose los labios húmedos.
Aquel pequeño gesto captó la atención de Harry. Haciendo que tardará en responder. Pero al ver que ella alzaba sus cejas para invitarle a hablar, se aclaró la garganta y habló.
—Pues. Pensaba en que fuéramos al cine. Y ya que aprendí mucho sobre tu repertorio de películas. — Sonrió recordando su cita —. Creo que te gustará la que estan dando.
—¿Cual es? — dijo tratando de hacer memoria de la cartelera de la semana. Pero no sé le vino nada a la cabeza.
—Es de acción. Con Liam Neason.
—¡¿En serio?! — Aplaudió entusiasmada y dando pequeños saltos. Harry no pudo evitar reír con su reacción —. Es excelente Harry. Me encanta ese hombre, aunque ya sea mayor. — Sonrió con malicia y guiñendo un ojo.
Su emoción era palpable y contagiosa. Tanto que Harry se sentía igual de emocionado por ir a ver esa película.
De nuevo fue una sorpresa novedosa para ambos.
Usualmente cuando Harry invitaba a una chica al cine, terminaban viendo alguna película romántica o comedia romántica por aquello de concederle a su cita el gusto de elegir.
Pero con ella era distinto. Sabía que podía incluso sugerir una película de ciencia ficción y ella aceptaría. "Menos terror y sus derivados" recordó que dejó ese punto claro el sábado pasado. Y eso le gustó.
A April le pareció más que magnífico encontrar a un compañero afín a sus gustos de películas. En cierta medida estaba aburrida de las películas románticas, y eso que leía dicho género. Por ello estaba abierta a historias nuevas. "Menos terror y sus derivados" le había aclarado a Harry.
Al llegar al cine aun faltaban cuarenta y cinco minutos para la función. Así que pidieron unos hot-dogs y se quedaron en la pequeña estancia donde se reproducían en una pantalla los trailers de los próximos estrenos.
—¿Qué tal tu semana? — preguntó ella antes de darle otro mordisco a su cena.
"De nuevo ella. Yo debería ser quien pregunte primero" se reprochó. Su anterior experiencia le había enseñado a Harry a ser muy cuidadoso a la hora de tratar a las mujeres. De hecho debía ser meticuloso y previsor de posibles discusiones.
Sabía que no podía ir preguntado así como así sobre la vida personal de su cita. Pues sabía que le considerarían entrometido. Y si por el contrario mantenía distancia hasta que ella revelará la información que quería, le calificaban con desinterés.
Era algo complicado y tedioso. Pero April era todo lo contrario a los estereotipos que se había encontrado.
—Bastante ocupada la verdad. Uno de los chicos enfermó y pues no se presentó ésta semana así que yo he tenido que cubrir mi área y la de él.
—Si. He visto que han sucedido muchas cosas ésta semana — dijo pensativa.
—Y ¿Qué hay de tí?
—Bueno. Creo que los dos hemos tenido una semana atareada. Llegó un buen paquete de libros. Hay que clasificarlos, codificarlos, crear las fichas, el archivo y colocarlos. Y aún no termino. Creo que me llevará hasta el martes. Y los niños que cuido usualmente dos o tres veces por semana he tenido que hacerlo cinco días. Bueno seis. Mañana tengo que cuidar a dos por la tarde.
—Vaya. Tu semana ha sido peor que la mía. — Se rió. Ella le imitó —. Entonces me alegro que hayamos salido. Necesitábamos el descanso.
—Definitivamente. — Le sonrió apoyando su barbilla en el dorso de su mano mientras el resto del brazo descansaba en el codo sobre la mesa —. Por cierto. Has conseguido una nueva lectora de tu periódico.