Harry localizó fácilmente a la chica de intenso cabello rojo. Estaba en su banca y por supuesto leyendo. Traía puestos unos audífonos pequeños y no los enormes cascos como cuando le vió la primera vez. Y en lugar de sus habituales vestidos usaba un jeans azul oscuro y una blusa sin mangas de estampado floral.
Una carcajada salió de sus labios que permanecieron tirantes exponiendo una sonrisa que arrasó con el corazón de Harry.
Ella continuaba embelesada en la lectura sonriendo al libro. De manera que Harry sacó su cámara para capturar aquel momento.
Se acercó pero al ver que ella no era conciente de su presencia, pasó a sentarse a su lado.
—¿Me permite una de sus sonrisas señorita? — habló cerca de su oído luego de retirar el auricular. Automáticamente April corresponde con una.
—Harry. Perdón. No noté que estabas aquí. — Y volvió a reír. April se distrajo en el tono topacio imperial de sus ojos.
—Descuida. Veo que ya tienes algo nuevo que leer — dijo volviendo la vista hacia su libro. April se desconectó.
—Ah sí. Éste también ya lo he leído pero me divierte. — Volvió a sonreír mostrándole la portada del delgado libro.
—¿La cantante calva?
—Si. Es una obra de teatro absurdo. — Rió de nuevo con el recuerdo de la escena que acababa de leer.
" Interesante" pensó Harry. "Teatro. Un nuevo dato".
—Te traje algo — habló con cariño. Sacó de detrás de su espalda su mano derecha y con ella tres girasoles.
La expresión de sorpresa y alegría por parte de April provocó una satisfacción enorme dentro de Harry.
—Harry ¿Cómo haces eso? — Sonrió enternecida tomando las flores con delicadeza.
—¿Qué cosa? — Quizo saber.
—Ser tan dulce. — Dijo bajando la vista para sonreír con timidez—. Gracias. Son mis favoritas.
—Un placer señorita. — Se incorporó para ofrecer su brazo—. ¿Has esperado mucho?
—No. Traje a los chicos al parque después del almuerzo y acaban de recogerlos.
—Entonces si has esperado — dijo con una sonrisa.
—¡Mayo! ¡Adiós mayo! — Gritó un niño no muy lejos de ellos.
—¡Adiós Junio! — Gritó de vuelta con entusiasmo y le saludó con la mano—. Espérame un segundo — pidió.
Corrió hacía la mujer que llevaba a dos niños. Les saludo y sacó algo pequeño de su bolso para entregarlo al más chico que estaba en la carriola. Se despidió con un beso de ellos y volvió con Harry. Los niños le saludaron con la mano y éste les correspondió.
—¿Esos son los niños que cuidas?
—Si. Jack olvidó su juguete y se enoja cuando no lo tiene.
—¿Y... Qué les has dicho de mi? — Inquirió un rato después cuando ya se encontraban en el taxi.
—¿A quien?
—A los niños.
—Ah. Que eras un amigo. Pero sé que el lunes que les vea me preguntarán por 'Mi novio' — dijo con una risa nerviosa.
—Me preguntó que les dirás. — Sonrió compartiendo una mirada cómplice con ella.
Llegaron al Jane’s Carousel. Qué desde lejos parece más bien una enorme caja de cristal con un carrusel dentro.
Con vista al río Este y ubicado entre los puentes Brooklyn y Manhattan. Estaba bastante concurrido. Padres y sus hijos, parejas jóvenes y no tan jóvenes paseaban por los alrededores.
April estaba encantada con el lugar. Pasaron una buena parte del tiempo girando en el carruaje y luego sobre los corceles.
—Por cierto. He ganado una admiradora de mi trabajo y una suscriptora del periódico pero yo no sé donde trabajas tú.
—Mm. — Terminó con el bocadillo para poder hablar—. Es una librería pequeña en realidad. En la avenida Madison y la 61. "Madison Letters & Books".
—M...— Asintió bebiendo agua—. Y ¿Qué ha sido eso de decirse los meses del año con los niños?
—Es una broma — explicó con diversión—. Como yo soy April o Abril. Nos llamamos por los meses del año hasta volver a comenzar. Es nuestro chiste personal.
—Y yo ¿Qué mes sería? — Preguntó apoyando su barbilla en el dorso de su mano. Ya que su brazo se apoyaba en la mesa sobre su codo.
—Tu serías... — Meditó un momento antes de responder—. Otoño.
—¿Otoño? — Sonrió acercándose más a ella.
—Si — dijo sin querer mirarle. Le había puesto nerviosa su cercanía.
—¿Por qué? — Ésa era la pregunta que April quería evitar. Alzó la vista hacia él para poder responder.
—Por tus ojos. Me recuerdas el dorado del otoño. Eres cálido, como cuando hace sol en esos días frescos y se siente agradable. Eres dulce como las golosinas de octubre.— Ambos rieron por la comparación. April se había acercado a él lentamente sin ser conciente de ello. Estaba por alzar su mano para acariciar su mejia pero la sonrisa de Harry la distrajo.