Mi Esperado Amor de Campeonato

Prólogo

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— Y el ganador al deportista del año es... — La hermosa y joven actriz de moda que anunciaba los premios, hizo una pausa significativa y miró hacia el público con una estudiada sonrisa. — ¡Iván de la Torre! 

La audiencia rompió en efusivos aplausos, poniéndose todos de pie mientras Iván, con una brillante sonrisa, se levantaba de su asiento y avanzaba a grandes zancadas al escenario. Recibió un beso en la mejilla de la presentadora y el trofeo. Luego se giró hacia el micrófono y soltó un suspiro de satisfacción. 

— Muchas gracias, primero que nada, a la afición que tanto cariño me ha dado. A la directiva de mi equipo, a la asociación de futbolistas, pero sobre todo, a mi familia, quien siempre está a mi lado y que con su apoyo incondicional y su cariño, me han hecho llegar hasta donde estoy. 

Levantó el trofeo con una mano mostrándolo a todo mundo y luego bajó del escenario, recibiendo felicitaciones y saludos de mano de todos mientras se acercaba de nuevo a su silla. 

Desde la última fila, una joven aplaudía con una sonrisa discreta, mientras algunos a su alrededor, le palmeaban el hombro y celebraban con ella el triunfo de Iván. 

— Su familia que siempre está a su lado y le da su apoyo incondicional y su cariño. — Pensó Vicky con ironía y algo de amargura. — ¡Pero si jamás se llaman ni siquiera por teléfono! Y, por supuesto, a mí jamás me va a mencionar en público, aunque yo sea quien realmente le resuelva la vida entera. 

Soltando un suspiro, se puso de pie y despidiéndose con un gesto hecho discretamente con la mano de los que estaban a su alrededor, salió sigilosamente del recinto hacia el estacionamiento, para tener el auto listo. 

Casi una hora después, Iván salió rodeado de varios amigos y de la prensa, venía sonriendo animadamente, con el trofeo en la mano, llegó junto al auto, respondió un par de preguntas más, se despidió de todos y subió al vehículo, junto con otros dos jugadores. 

— ¿A dónde? — Preguntó Vicky, encendiendo el motor. 

— ¿Cómo preguntas eso, Vicky? — Exclamó uno de los jugadores. — ¡Vamos a celebrar! 

Los hombres se carcajearon y ella arrancó y empezó a salir hacia la calle. 

— Me refiero que a dónde carajos van a celebrar. — Dijo encogiéndose de hombros. — Tienes varias invitaciones, señor deportista del año. 

Todos los hombres se volvieron a carcajear. 

— A la gala que hace la asociación de deportistas. — Dijo Iván luego de reír. —  La directiva del equipo no nos va a perdonar si faltamos. 

— Bien. — Asintió ella sin separar la vista del camino. 

Permaneció en silencio mientras ellos reían y charlaban entre sí. 

Una vez que llegaron, ellos bajaron del auto y pasaron frente a la prensa, saludando y riendo, mientras Vicky estacionaba el auto y luego se dirigía a la puerta trasera del edificio, enseñó su gafete y entró saludando a varias personas. Atravesó la cocina y salió a un pasillo, al pasar frente a un espejo, se miró con algo de desaliento. Llevaba el cabello recogido en la nuca con un sencillo moño y un maquillaje muy discreto que casi no se notaba por las gafas que utilizaba, portaba un vestido negro, recto sin mangas ni adornos, con un largo que llegaba justo a las rodillas y la única joya que lucía, era una pequeña cadena de oro con un pequeño dije en forma de corazón, regalo de sus padres cuando se graduó. Nada llamativa, todo bastante promedio, pensó con resignación. Ninguna belleza despampanante como las que seguro había en la fiesta. 

Salió del pasillo rumbo al gran salón y, tratando de pasar desapercibida, se acercó discretamente a donde Iván conversaba y celebraba con sus amigos y compañeros del equipo. 

— ¡Hey Vicky! — Dijo alguno de ellos. — ¿Nos podrías conseguir algo de comer?  

Ella asintió en silencio y regresó a la cocina a cumplir la encomienda. 

Un par de horas después, estaba de pie junto a un ventanal, con un vaso de refresco en las manos, sin quitar la mirada de Iván y su grupo, absolutamente pendiente de cualquier gesto de él para acudir en su auxilio. Era su trabajo, por el que le pagaba una muy buena cantidad, así que procuraba ser lo más eficiente posible. 

Una conversación entre dos mujeres, cercanas a ella, le llamó la atención. 

— Me parece que Iván ya ha bebido bastante. — Dijo una, sonriendo maliciosamente. — Le invitaré una copa más y me lo voy a llevar a la cama, si logro embarazarme de él, hay boda segura, o por lo menos le puedo sacar una buena fortuna en pensión para el bebé. 

— ¿Crees que ya esté lo suficientemente borracho? — Preguntó la otra. — Mira que si logras embarazarte del campeón, te vuelves millonaria, estoy segura. 

— Tranquila, no habrá fallas. — Dijo la primera, con satisfacción. — Traigo una caja completa de condones pinchados.  

Vicky sonrió sin decir nada, sacó su celular y tecleó un mensaje. 

“La del vestido azul junto a mí pretende boda o pensión alimenticia, tú decides” 

Envió el mensaje y un instante después, Iván, sin dejar de conversar con los demás, sacó su teléfono del bolsillo de su traje y le echó una rápida mirada para guardarlo inmediatamente luego de leer, se inclinó hacia uno de sus amigos cercanos y le murmuró algo al oído. Este asintió y habló con otro jugador. 




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