¡mi Esposa Es Un Ángel!

A LA DERIVA

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En medio del mar caribe, Harold se dirige hacia Colombia por petición de Steven.

Después de una hora de viaje, Steven deja el palo a un lado. Y trata de descansar, pero luego se acuerda de estar atento y vuelve a coger el palo.

Durante el viaje, Harold le dice a Steven:

— ¿Cuál es tu insistencia en ir a Colombia?, acaso no sabes que estamos en pandemia y es mejor estar quieto en una parte.

Mientras observa el mar, Steven le responde a Harold:

— Es mi país, tengo mi familia a ya, y si es de morir... moriré a ya.

— Está bien, te entiendo.

Steven tose un poco. Y es cuando Harold se da vuelta, y le dice:

— oye, esa tos esta como fuerte, ¿has está en contacto con varias personas?

— Me escape del hospital.

— ¡¿Qué?!, ¿estas contagiado de ese bicho?

— Ya estoy curado, así que no te preocupes.

Harold se asusta y suelta el timón, y le dice a Steven:

— Eres un hijo de mala madre, ¿cómo sabes que estas curado?

En ese momento, el motor del yate se apaga y comienza a salir mucho humo en la embarcación.

Enloquecido y muy asustado, Harold pone sus manos en su cabeza, y dice:

— No puede ser, esto no puede estar pasándome, mi hermoso yate se va a quemar.

De inmediato, Steven coge la canasta de plástico y con gran habilidad entra al fondo del yate, y saca toda la comida que tiene dentro. Y rápidamente sale y saca agua del mar, para luego echarle agua por todas las partes que estaba saliendo humo.

Steven logra enfriar el motor, y luego mira a Harold que esta para sin hacer nada. Y le dice:

— ¿Ibas a dejar que tu propia embarcación se quemara?

— Quedé paralizado, y no supe que hacer.

Steven tira la canasta en el suelo y se recuesta en una esquina del yate, diciéndole a Harold:

— Solamente eres grande y acaba ropa.

Harold se ofende con eso que dijo Steven, y se da vuelta, y le dice:

— ¿Grande y acaba ropa?, infeliz, todo esto es tu culpa.

Steven coge su palo, y le dice a Harold:

— No te atrevas a acercarte.

— Que me voy a cercar a ti, debes de estar infectado con ese virus, no sé a qué horas le hice caso a Nubia de quedarnos en esa playa, estamos a la deriva y todo por tu culpa, vamos a morir de hambre, vamos a morir aquí, no, no, no, no.

— Que me voy a cercar a ti, debes de estar infectado con ese virus, no sé a qué horas le hice caso a Nubia de quedarnos en esa playa, estamos a la deriva y todo por tu culpa, vamos a morir de hambre, vamos a morir aquí, no, no, no, no

— Cállate y déjame pensar.

Steven se levanta y mira hacia todas partes, pero solo ve agua, y dice a Harold:

— Se ve un poco fea la situación, pero confiemos que un barco nos vea y nos saque de estas.

Horas después, sentados viéndose uno al otro, Harold mira su reloj. Y luego le dice a Steven:

— Son las seis y no hemos visto ninguna embarcación, se está ocultando el sol y esto se va a poner feo, porque es obvio que toda la gente está en cuarentena, ¡ahora ya entiendes que vamos a morir!

En ese instante, Steven se atemoriza ante las palabras de Harold y al brusco movimiento del yate ante varias olas, y piensa:

— ¿Será que debí quedarme en el hospital?, ¿por qué no se calma el mar?... ¿Elena que debo de hacer?, estoy muriendo de miedo... tal parece que este hombre tiene razón y vamos a morir aquí.

8:45 pm, con lámparas en manos, Harold y Steven se comen toda la comida que hay en el yate. Y después de terminar con todo, Harold le dice a Steven:

— ¿Cómo te llamas?

— Me llamo Steven, ¿y tú?

— creo que lo has escuchado de parte de la dominicana, soy Harold, ¿y a que te dedicas Steven?

— ¿Qué es esto?, ¿un interrogatorio o qué?

— Es para pasar el tiempo Steven, si quieres responde, o si no duérmete.

— Está bien, yo soy un columnista que escribe en el periódico EL MILENIO, mi jefe se llama Ernesto, mis amigos del trabajo se llaman Simón, Yensy, Oscar entre otros, todavía tengo a mis padres vivos, y tengo un perro llamado Timy.

En ese instante, Steven comienza a llorar al frente de Harold, y le expresa:

— Por más que yo quiera ocultar mi gran dolor... no puedo.

Al ver el llanto de Steven, Harold se conmueve un poco, y le dice:

— ¿Un gran dolor?, ¿qué fue lo que te ha sucedido?

— He perdido el amor de mi vida, ella era todo para mí.

— ¿Quién es ella?, ¿cómo se llama?

— Se llamaba Elena, y era mi esposa.

— Hermano, al ver tu rostro de esa manera tan triste, es porque debiste haber querido mucho a esa mujer.

— Sí, para mí era la mujer perfecta.

— Ya en tiendo, ¿y se puede saber de qué murió tu esposa?

— ¿No te imaginas Harold?

— Ah, ¿del bicho este que tiene al mundo en vilo?

— Si.

9:10 pm, Steven se queda dormido y suelta el palo. Cuando Harold se acerca a él, y dice:

— Por culpa tuya es que estoy en esta.

En ese momento, Harold carga a Steven y sin piedad alguna, lo tira al mar... 

 




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