¡mi Esposa Es Un Ángel!

UNA MALA NOTICIA

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Steven se despierta gritando el nombre de su esposa, y al darse cuenta que todavía está en el avión, y que varias personas lo están mirando, les dice:

— Disculpen.

En ese momento, Steven se acomoda el tapabocas y hace toda la fuerza, para no volverse a dormir.

Horas después, sin ningún inconveniente, el avión de la empresa de Avianca. Aterriza satisfactoriamente en el aeropuerto el dorado.

De inmediato, se activa el protocolo contra el virus, y todas las personas que están dentro del avión. Tienen que pasar catorce días aisladas de toda su familia.

Steven acepta todos los protocolos y al bajarse del avión, le dice a una persona de sanidad:

— ¿A dónde nos van a llevar?

— Al norte de Bogotá, hay un edificio adecuado, para que pasen los días suficientes y descartar que traigan el virus.

— Está bien.

Steven y los demás ocupantes del avión, entran en varios vehículos y se van al norte de Bogotá.

Barrio Fontibón, Steven junto a varias personas, son ubicados en un edificio totalmente cerrado y aislado de las demás casas que tiene alrededor.

Contando con una cancha de entrenamiento, Steven dice en voz baja:

— Por lo menos voy a tener donde hacer ejercicios en las mañanas.

En ese momento, de las cinco personas que trajeron al edificio EL REMANSO, el personal de sanidad ubica a cada individuo en una habitación grande, limpia, con víveres para más de quince días, con teléfono fijo, televisión.

Steven se sienta en la cama por un rato, y piensa:

— Creo que di negativo en Trinidad y Tobago, bueno... voy a llamar a mis padres.

En ese instante, Steven se levanta de la cama y coge el teléfono fijo. Cuando se acuerda de la familia de Elena y sin querer se le sube la presión, y muy sudoroso se vuelve a sentar en la cama, diciendo:

— Que le voy a decir a la familia de Elena... fue mi culpa, no debí llevarla de vacaciones en ese Crucero.

Dos minutos después, Steven se tranquiliza un poco y decide llamar a la mamá de Elena.

En seguida, Steven vuelve a coger el teléfono fijo y le marca a la casa de los padres de Elena.

En seguida, Steven vuelve a coger el teléfono fijo y le marca a la casa de los padres de Elena

En ese instante, Steven le tiembla todo el cuerpo, y le dice a Mirna:

— Hola suegra, ¿cómo esta?

— Hola mijo, estaba preocupada por ustedes, la pandemia los agarro en pleno viaje.

— Sí, fue algo inesperado.

— ¿Y mi hija?, ¿cómo esta ella?, ¿ella se está cuidando bien?

Steven se pone la mano izquierda en su cara por más de unos segundos, y luego saca fuerzas y le dice a su suegra:

— Elena y yo nos contagiamos del virus estando en el Crucero.

Mirna comienza agitarse, y le dice a Steven:

— ¿cómo?, pero... están bien, yo te escucho bien Steven.

— Perdóneme suegra, pero tarde o temprano se va a enterar.

Mirna comienza a sospechar algo por la voz de Steven, y se pone es muy tensa.

De inmediato, Steven no da más rodeos, y le dice a Mirna:

— Elena, el amor de mi vida, murió en el Crucero a causa del virus que está atacando por todo el mundo, no pude hacer nada, créame suegra, que si pudiera regresar el tiempo, nunca había tomado esas vacaciones hacia el caribe... ¡hola!, ¡hola!, ¡suegra está ahí!

En ese instante, el padre de Elena coge el teléfono y muy enojado le dice a Steven:

— ¡¿QUE LE HAS DICHO A MIRNA, ¡¿PARA QUE ELLA SE DESMALLARA?!

De inmediato, Steven al escuchar a Fidelío tan alterado, cuelga el teléfono y se va asentar a la cama, y se pone a llorar.

Fidelío insiste en hablar con Steven, mientras su hija Deisy y una vecina, reaniman a Mirna poniéndole en la nariz una botella de alcohol.

Luego de unos segundos, Mirna se despierta llorando desesperada y angustiada, diciéndoles a todos:

— Mi hija está muerta... mi hijita, mi Elena, mi mona.

De inmediato, Fidelío se pone sus manos en la cabeza, y dice:

— Ese hijo de mala madre no la cuido como debe ser, yo sabía que ese no era el esposo adecuado para mi hija.

Llorando desconsolada, Deisy le responde a su padre:

— No digas tonterías papá, acaso Steven ha creado ese virus, acaso Steven sabía cuándo y cómo iba a llegar esa enfermedad. Mejor ve a consolar a mi mamá y deja de decir incoherencias.

Barrio Fontibón, Steven deja de llorar. Y al secarse sus lágrimas con su camisa, dice:

— Debo de llamar a mi familia...

 




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