RECUERDOS

En ese momento, Steven se quita los zapatos y saluda a su padre y a su madre de puños, y les dice:

— Les tengo que confesar. Que cuando estaba en el Crucero con esta pandemia, creía que no volvería a verlos nunca más.

Sentada a dos metros de su hijo, Clemencia le dice:

— Gracias a Dios que estas aquí con nosotros, ore mucho por ustedes dos en ese Crucero.

Incomodo en una silla rima, Steven pone su mirada al suelo al escuchar lo que dijo su madre. Cuando su padre trae un vaso con agua e intenta dárselo, diciéndole:

— ¿Qué sucede?, ¿por qué miras tan fijamente el piso?, ¡toma! Levanta la mirada.

— Gracias papá.

Clemencia le dice a su hijo:

— De seguro has recordado lo de tu esposa.

— Es inevitable mamá, estuve en la casa, pero no pude entrar en ella, sentí miedo que tantos recuerdos me fueran a enloquecer.

Humberto también se sienta a dos metros de su hijo, y le dice:

— Tarde o temprano tendrás que afrontar ese duro golpe que has vivido, es te virus no reconoce extracto social o diferencias de edades... lastimosamente, ayer murió una niña de trece años y en Cartagena otro joven todavía no sabes de que va todo esto, pero si te aseguro que desde ahora en adelante, si quieres sobrevivir a todo esto, debes de ser más fuerte.

Clemencia le gusta lo que su esposo le dijo a su hijo, y dice:

— En este tiempo vive el que puede y no el que quiere.

Steven se termina de tomar toda el agua, y les dice a sus padres:

— Ya entendí lo que me quieren decir, no puedo huir a mis recuerdos y abandonar la casa... lo primero que voy hacer, es averiguar con la familia de Elena. Ese proceso de la repatriación de su cuerpo.

En ese instante, Steven se toca los bolsillos y en se recuerda que no tiene celular. Cuando Humberto y Clemencia le dicen al mismo tiempo:

— ¡¿Que buscas?!

— Me falla la memoria, pensé que tenía mi teléfono.

De inmediato, Humberto se levanta y toma su celular, el cual estaba cargando en una mesa, y le dice a su hijo:

— Utiliza este hasta que compres uno, pero si vas a llamar a la familia de Elena, mejor ocupa el teléfono fijo.

— Gracias papá.

Después de hablar durante cuatro minutos con la familia de Elena, Steven cuelga el teléfono, y les dice a sus padres:

— Dentro de dos días las cenizas de mi esposa llegaran a Bogotá.

De inmediato, Clemencia se pone su mano derecha en el tapaboca, y le dice a su hijo:

— ¿Por qué la cremaron?

— No sé, supongo que por el virus.

Humberto le dice a su hijo:

— Por el valor de la repatriación, puede ser que la familia haya tomado esa decisión, mientras estabas en el aislamiento preventivo.

A punto de llorar, Steven se levanta de su silla, y les dice a sus padres:

— Me voy.

Clemencia se levanta rápidamente y coge la mano derecha de su hijo, y le expresa;

— ¿No vas a comer algo?

— No.

— Quédate acompañarnos hasta mañana.

— Mamá, ahora quiero estar solo.

— Está bien.

En ese instante, Steven se despide de sus padres y se va muy triste a su casa.

Minutos después, Steven entra a su casa y cierra la puerta lentamente. Cuando alcanza a ver a alguien que pasa a su habitación.

En ese momento, el corazón de Steven se acelera un poco. Pensando que alguien ha entrado a su casa a robar.

Con mucha precaución, Steven camina lentamente hacia la habitación, y al pasar por la cocina toma un cuchillo. Y sigue su paso hasta llegar al punto donde le pareció ver a la persona.

En ese instante, Steven saca valor y entra con todo en su habitación y se percata que todo está como lo había dejado.

Steven se agacha y ve debajo de la cama, y después revisa su closet, diciendo:

— No hay nada... entonces fue Elena, si... ella debió entrar aquí.

En seguida, Steven se sienta en su cama y a caricia el colchón. Cuando tiene un sin números de recuerdos con su esposa, la cual ella lo besaba en toda su espalda después de haber hecho el amor.

Steven se levanta rápidamente de la cama y sale de la habitación. Cuando toca la pared y se recuerda que estaba en ese preciso lugar. Besando y acariciando a Elena...