Desesperada, Mirna le dice a Clemencia:
— ¿Dónde está Steven?
— No lo sé, pero si él se llevó las cenizas, es porque él tiene el derecho de estar con ellas.
— ¿cuál derecho?, antes que tuviera un esposo, Elena tuvo una madre, voy a demandar a ese bueno para nada.
En ese instante, al ver a Mirna muy alterada, Fidelío la sujeta de la mano derecha, y le dice:
— Estás haciendo mujer.
— No ves que esta gente se llevaron las cenizas de tu hija.
Clemencia y Humberto se van muy enojados de la casa, mientras Fidelío le expresa a su esposa:
— Steven se llevó las cenizas, porque tú lo hiciste a un lado, tú lo hiciste sentir mal. Siendo el algo muy importante para Elena.
— No me importa, yo voy a demandarlo.
Barrio Santa bárbara, Steven pone las cenizas de su esposa en la mesa de la sala y se va a la habitación. Poniendo su tapabocas en el comedor.
Sentado en su cama, Steven mira el closet y vuelve a llorar como si fuera un niño desconsolado.
Después de unos minutos, Steven saca toda la ropa de su mujer y la pone en la cama, también recoge todo el calzado en una bolsa blanca. Cuando escucha que tocan la puerta.
De inmediato, Steven dice:
— Debe de ser Mirna.
En ese momento, Steven mira por la ventana y ve a su prima Geraldine con su perro Timy, y se sonríe un poco.
Steven abre la puerta, y le dice a su prima:
— Hola Geraldine.
— Hola primo.
— ¿Qué haces con Timy?
— Salvándolo de tu abandono, entre tu primo Norma y yo, lo cuidamos durante todo este tiempo.
— Gracias Geraldine, vas a entrar.
— Sí.
En ese momento, Clemencia y Humberto se bajan de un taxi, y al ver a su hijo en la puerta junto a su prima, Clemencia le dice a Steven:
— Las cosas no se hacen así, ¿por qué hiciste eso?
— Mamá, pienso en llevar las cenizas de mi esposa a Santa marta y esparcirla en el mar.
De inmediato, Humberto le dice a su hijo:
— ¿Y cómo piensas hacer eso?, ah... estamos en plena pandemia y los vuelos locales están restringidos. Además, te vas a exponer a que la policía te capture por infringir la ley, nosotros no deberíamos de estar acá.
Steven les expresa a sus padres:
— Yo me las arreglare para llegar a Santa marta, y le daré el último adiós a mi esposa, y nadie me lo puede impedir.
Geraldine suelta a el perro. Y luego les dice a todos:
— Por favor, hay que ayudarnos entre todos dejen de alegar, porque somos familia.
Clemencia le hace caso a su sobrina, y le dice a su hijo:
— Bueno, te vamos acompañar a Santa marta.
— No mamá, no quiero exponerlos, yo voy a ir solo.
Clemencia se acerca a su hijo, y le dice:
— ¿Es necesario que votes las cenizas al mar?, ¿acaso ella te pidió eso cuando estaba viva?
De inmediato, Steven mira a su padre y a Geraldine, y luego le dice a su mamá;
— Claro que no, ella nunca estuvo de acuerdo en eso de cremar a la gente, toda su familia está en el cementerio central.
En seguida, Humberto le expresa a Steven:
— ¡Hay esta!, ¿por qué no enterramos a las cenizas de Elena donde está toda su familia?
— Es una buena idea papá, voy a pensarlo.
Barrio Modelo, sin importarle las restricciones de las autoridades, Mirna sale de su casa en busca de Steven, pero es detenida por la policía. Cuando se iba a subir a un taxi.
Después de despedirse de su familia, Steven no se queda quieto y se las arregla, para convencer a Santiago un vecino del barrio, el cual trabaja su propia camioneta de viajes.
El día siguiente, Santiago arregla los papeles de su camioneta y se cerciora que todo esté en reglas. Cuando Steven trae en sus manos las cenizas de Elena, y le dice:
— ¿Todo está en orden?
— Sí, solo nos falta llevar el gel desinfectante y una buena excusa, para cuando nos detenga la policía en los retenes.
— Tranquilo, vamos a llegar a nuestro destino sin problemas.
En ese instante, Steven pone las cenizas en el asiento de atrás, y luego se va corriendo hasta su casa y le da comida a su perro, y después de hacer eso, trae el gel desinfectante que les faltaba.
Ante la mirada de Cosió y de varios vecinos del barrio, Santiago y Steven se van a Santa marta.
En ese instante, Steven saca de su bolsillo doscientos cincuenta mil pesos que tenía guardados en su casa, y se los da a Santiago.
En seguida, Santiago le dice a Steven:
— Esto es más de lo acordado.
— Sí, y te los mereces, porque en medio de esta pandemia es muy difícil que una persona que no sea nada de uno, se arriesgue a un viaje tan largo.
— Steven, solo voy a sacar cien mil pesos de aquí, te aseguro que vas a necesitar el resto.
— No te preocupes Santiago, yo tengo más dinero.
— De todas formas... quedamos en cien mil y voy a cobrar cien mil.
Steven se sonríe un poco y luego le dice a Santiago:
— Está bien, está bien, tu ganas.
Luego de dieciséis horas de viaje, y sin que tuvieran problemas con la policía de carretera, Steven y Santiago llegan a Santa marta.
Santiago deja a Steven en la playa de Tayrona, y le dice:
— Si gustas puedo esperarte.
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Editado: 10.04.2023