¡mi Esposa Es Un Ángel!

GRANIZO

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Mirando hacia todos lados del puente, Steven vuelve a decir:

— Pero... ¿qué se ha hecho?, ¿será que se fue en ese camión?

En ese instante, Steven recoge su tapabocas y se coge de la baranda del puente, y piensa:

"Fui un estúpido al dejarme engrupir por la lengua envenenada de Ernesto... gracias a esa mujer pude abrir los ojos, y darme cuenta del gran error que iba acometer... tengo que ver a mis padres"

En ese momento, en toda Bogotá comienza a llover fuertemente, y con gran desespero, Steven busca un vehículo de transporte, pero no ve a ninguno. Cuando ve caer cerca de él, una bola de hielo del grande de una pelota de golf, y dice:

— ¿Qué es esto?

Rápidamente, Steven recoge la bola de hielo. Cuando ve caer más de cientos de eso en todos lados. Y corre a resguardarse a un centro comercial, que queda cerca del puente de la calle cien.

En ese instante, toda Bogotá es afectada por una fuerte granizada, la cual daña los vidrios de los vehículos, casas y crea taponamiento de todas las vías.

En ese instante, toda Bogotá es afectada por una fuerte granizada, la cual daña los vidrios de los vehículos, casas y crea taponamiento de todas las vías

Junto a dos personas, las cuales también corrieron para protegerse del granizo, Steven les dice:

— No había vivido algo así en esta ciudad.

Estupefactos, la pareja le responde a Steven:

— Esto es una locura, nuestro vehículo está totalmente destruido.

— Lo más importante es que pudieron salir a tiempo del vehículo, y que están bien.

— Si, primero es la vida.

En seguida, la pareja se presenta de puño. Diciéndole a Steven:

— Mucho gusto, mi nombre es Lorenzo y ella es Nelly.

— Mi nombre es Steven. Y no se preocupen, esto pasará pronto.

Lorenzo contradice a Steven, y le apunta con su mano derecha hacia el cielo, y le dice:

— No amigo, mira como esta todo el cielo... esto va para largo.

En ese preciso momento, la fuerte granizada se intensifica en toda la ciudad, al punto de que Steven y la pareja se desesperen y entren a la fuerza. Al local de calzados que tienen en sus espaldas.

Con mucha amabilidad, La dueña del local les dice a todos:

— Todos tranquilos, pueden sentarse y esperar a que pase esta lluvia de granizo.

De inmediato, Steven y la pareja le dan las gracias a la señora, mientras llovía sin cesar.

En ese momento, Steven se acuerda de cada palabra que le dijo la mujer cuando estaba en el puente.

Cinco minutos más tarde, reflexionado de sus errores, Steven se acuerda nuevamente de sus padres, y saca su teléfono. Cuando el fuerte granizado se detiene.

En ese momento, mientras ve como la pareja se abraza por el terrible frío que está haciendo, Steven llama a sus padres.

Humberto le contesta a su hijo, y muy angustiado por la granizada que ha afectado a toda la ciudad, le dice:

— Hola hijo, ¿estás bien?

— Sí, estoy bien, ¿y ustedes?

— Con algunas afectaciones en el techo de la casa, pero tu madre y yo estamos bien.

— Qué bueno que se hayan resguardados.

— De todas maneras, estábamos resguardados, ¿se te olvido que estamos en pandemia?

— Claro que no papá... ¿mamá está a tu lado?, no, mejor espérenme que yo voy ayudarles con la casa.

— Ten cuidado hijo.

— Bueno.

Steven cuelga su teléfono, y le da las gracias a la dueña del local. Y se despide de la pareja, diciéndoles:

— Se cuidan muchachos, hacen muy bonita pareja.

Lorenzo y Nelly se sonríen, y de inmediato Lorenzo le responden:

— Tú también te cuidas, mira que todavía puede caer granizo.

— Tengo que ir a casa de mis padres y cerciorarme realmente que estén bien.

Nelly le expresa a Steven:

— Ve, yo haría lo mismo.

— Bueno. Espero que no vulva a llover así.

Estupefacto al ver la magnitud de la granizada, Steven se aleja del local y trata de pasar la calle en busca de un taxi, pero es inútil, solo ve a muchas personas arreglando sus casas y otras jugando en la calle.

Tres horas después, Barrio Antonio Nariño, Steven se baja de una moto, y le da veinte mil pesos al chofer, pero este le dice:

— Espere señor, le quedan diez mil.

— Deje así, si no fuera por usted. Yo todavía estaría caminando con este tremendo frío.

— Gracias señor, que le vaya bien.

Clemencia abre la puerta de su casa. Y ve desde lejos a su hijo, y le dice:

— ¡Steven!

Al ver a su madre nuevamente, Steven recuerda lo que iba hacer en ese puente. Y del dolor que le iba a causar a todos, se pone muy triste...

 




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