Ernesto se sonríe ante lo dicho por Steven, y extiende sus manos, diciéndole:
— Adelante, renuncia, después no me vayas a suplicar que te de trabajo de nuevo, cuando la crisis económica aumente.
— No te preocupes Ernesto, ese es mi problema.
Muy furioso, Steven sale de la oficina de Ernesto, y no se despide de sus amigos, ni se lleva sus cosas de la oficina.
Steven sale de Milenio, y se queda mirando las letras del edificio, y dice:
— Todo tiene un final.
Veinte minutos después, muy estresado y rabioso, Steven llega a la puerta de su casa, y piensa:
"Que se ha creído Ernesto".
Después de unos segundos tranquilizándose, Steven entra a su casa y acaricia como de costumbre a su perro Timy, y luego de hacer eso, se cambia de ropa, para estar más cómodo.
En ese momento, Steven enciende su portátil y comienza a buscar trabajo. Cuando se a cuerda de lo que le dijo Lía, y de inmediato investiga el nombre de Asmodeo.
Asombrado por todo lo que el computador mostro, Steven pone su mano izquierda en su cuello, y dice:
— Es un demonio...
Steven sigue viendo imágenes y leyendo toda la información de Asmodeo. Cuando Timy se asoma por la ventana y empieza a ladrar.
De inmediato, Steven se levanta al escuchar todo el escándalo de su perro y ve por la ventana a su vecino Santiago, quien estaba llegando a su casa.
Con su mano derecha, Steven saluda desde lejos a Santiago. Y sonriente se agacha, y le dice a su perro.
— ¿Te asustaste por el feo tapabocas del vecino?
Steven vuelve a sentarse frente a su computadora, y se pone a buscar trabajo.
7:30 am, Steven se levanta de la cama pensando en Lía y en su situación laboral, y dice:
— Lía es una mujer bastante misteriosa.
En ese preciso momento, tocan el timbre de la puerta en repetidas ocasiones.
Antes de abrir la puerta, Steven ve a Margaret por la ventana y se sonríe.
En ese instante, Steven le abre la puerta a Margaret, quien le dice:
— Buenos días Steven.
— Buenos días Margaret.
— Vengo a traerte tus pertenencias que tenías en tu oficina.
— Qué pena contigo, se me olvido traer mis cosas.
— Tranquilo Steven, con esa rabia que llevabas... eh, ¿no me vas a invitar a pasar?
— Oh, si... pasa, me perdonaras el desorden.
— No te preocupes.
Margaret deja la caja de Steven en su comedor. Cuando Timy se le tira encima. Y juega con ella.
Steven se sonríe y le expresa a Margaret:
— Parece que le has caído bien.
— Eso parece, ¿cómo se llama?
— Timy.
— La última vez que vine estaba tu esposa, ¿el perro estaba aquí?
— Si, pero en ese entonces, él estaba muy pequeño.
En seguida, Margaret deja de jugar con el perro, y le expresa a Steven:
— Haber, ¿dime que paso exactamente entre el jefe y tú?
— Se enojo conmigo, porque en mi columna dije la verdad del origen de la pandemia.
— ¿Solo por eso?
— Si, él quería rectificara todo eso, y yo no quise.
— Todo el mundo sabe de donde salió los primeros brotes del virus, Ernesto fue muy injusto contigo... ¿qué piensas hacer?
— Pues, buscar otro trabajo.
— Si gustas, yo te puedo recomendar a un amigo para que te de trabajo.
— Estupendo, eso sería de gran ayuda, ¿cuál es la empresa de tu amigo?
— Él es el dueño de la Inmobiliaria L. J. Y su nombre es Luis Felipe Paniagua... espera lo llamo de una vez.
— Bueno.
En ese instante, mientras Margaret llama a su amigo por teléfono, Steven va a la cocina y prepara café para los dos.
Después de hablar con su amigo, Margaret guarda su teléfono en su bolso, y le dice a Steven:
— Listo, puedes hablar con el hoy mismo.
Steven le da una taza de café a Margaret, y le expresa:
— Gracias, te confieso que había pasado toda la noche buscando un buen empleo, pero solo encontré de cargado de bultos y mensajeros, son trabajos dignos, pero no me veía en eso por el momento.
— No te preocupes que ya tienes trabajo... gracias Steven por este buen café, me tengo que ir a trabajar.
— Bueno, que te vaya bien.
— Espera, ¿sabes dónde queda la inmobiliaria?
— Si, ya me cambio y voy para haya... ah, la psicóloga que me recomendaste es fantástica.
— Giselle es especial, me alegra que estés yendo a su consultorio... Bueno, me voy.
En seguida, Steven y Margaret se despiden tocándose los puños de las manos.
9:00 am, Steven llega a la lujosa inmobiliaria L.J de Luis Felipe. Y se presenta a su secretaria diciéndole que tenía una reunión con su jefe, cual llama por teléfono al instante, y lo hace pasar a la oficina de su jefe.
Muy confiado, Steven entra a la oficina. Cuando Felipe le dice:
— ¡¿Eres Steven?!
— Si, buenos días.
— Buenos días Steven... no sé cómo decirte... se me cae la cara de vergüenza.
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Editado: 10.04.2023