Caminando sin rumbo fijo por el centro de Bogotá, Steven se sienta en una gran cafetería, la cual una simpática mesera se le arrima a la mesa, y le expresa:
— Señor, ¿desea algo?
— Si, por el momento un vaso con agua.
La mesera lo queda mirando, y luego le dice a Steven:
— Ya le traigo su vaso con agua.
— Chica espera...
— Dígame señor.
— ¿Sera que en este lugar necesitan a alguien para trabajar?
— Por el momento no, antes se recorto personal debido a la pandemia.
— Ah... entiendo.
La mesera entra al establecimiento a traerle el vaso con agua a Steven, mientras este se queda en la mesa muy triste y pensativo.
En ese instante, la mesera le trae el vaso con agua a Steven, quien le dice:
— Tráeme también dos empanadas.
— Bueno.
En ese momento, dos mujeres se sientan en una mesa cercana a la de Steven, y una de ellas empieza a contarle a la otra. Todos los milagros que Dios le ha hecho en su vida.
Steven escucha la conversación y se acuerda de Lía, y dice en voz baja:
— Necesito un milagro de Dios.
La mesera le trae las dos empanadas a Steven, y con una sonrisa se retira.
Steven no presta atención a eso y se come las dos empanadas, y queda con una gran sensación de querer más, pero en ultima hora se levanta de la mesa y paga lo que consumió, y se va.
Steven termina vagando por todo el centro si encontrar nada, y decide irse a su casa.
El día siguiente, Steven se levanta de la cama al escuchar que Timy está ladrando otra vez por la ventana, y al ver nuevamente la caja que le trajo su amiga la revisa, y saca el cuadro de su esposa Elena, y dice:
— Como en el principio, pero sin ti... ¿recuerdas cuánto tiempo duramos en conseguir trabajo?... eso fue tremendo, en ese tiempo no tenía para invitarte a comer, pero fue tan grande nuestro amor, que soporto todos esos obstáculos... cuanto te extraño, ahora me toca empezar de cero.
En ese instante, Steven le contesta una llamada a Margaret, y le dice:
— Hola Margaret.
— Hola Steven, ¿cómo esta el nuevo trabajador de la inmobiliaria L.J?
— Espera Margaret, tu amigo no me dio trabajo.
— Como así, pero el me dijo que fueras.
— Te lo dijo porque en ese momento estaba ocupado, pero realmente él no tenía vacante.
— ¿Qué piensas hacer Steven?
— Seguir buscando trabajo.
— ¿En dónde?
— Ya tengo una idea, pero después te cuento.
— Esta bien, te cuidas Steven.
— Lo mismo.
Steven cuelga su teléfono y se va a ducharse y arreglarse, para luego irse al barrio de Antonio Nariño a visitar a sus padres.
Steven le cuenta todo lo que le sucedió en el trabajo a sus padres, y ellos le dieron la mano. Ayudándolo a conseguir trabajo en una fabrica que queda en el norte de Bogotá. Donde se hacen sillas rimas de varios estilos.
Una semana después, Steven coge el ritmo del trabajo y su alegría de estar trabajando se hace notar en todo lo que hace.
Steven les agradece a sus padres una y otra vez por el trabajo que le consiguieron, y parte a su casa.
Después de unos minutos, Steven llega a su casa. Cuando ve a Santiago sentado en el andén de la casa de él, y decide acercarse, y le dice:
— ¿Te pasa algo?
— Estrellé la camioneta, fue pérdida total.
— Lo siento Santiago... lo más importante es que estas con vida.
— Además, un tío murió ayer por esto que está pasando... ah, ahora no sé qué voy hacer para trabajar, la camioneta era mi sustento.
— Lose, ¿y el seguro?
— No me confió de eso.
— Bueno, no te preocupes, yo voy ayudarte...
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Editado: 10.04.2023