¡mi Esposa Es Un Ángel!

LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Con múltiples malestares en su cuerpo y pensando en Elena y Lía, Steven acompaña en su dolor a la familia de Nelson.

Minutos más tardes, Steven recibe una llamada de Margaret, que le dice:

— Hola Steven, ¿cómo estás?

Steven sale de la casa de Nelson, y le responde:

— No muy bien.

— ¿También te enfermaste?

— Si, pensé que esto no me iba a repetir, y para colmo de males, murió otro vecino.

— Lo siento Steven.

Margaret comienza a toser con mucha frecuencia. Cuando Steven le pregunta:

— ¿Qué tienes?

— Yo también estoy enferma, te llamaba para decirte eso... hasta que todos nos recuperemos, vamos a estar trabajando nuevamente desde casa, como quedamos.

— Está bien, eso es lo mejor... ¿ya fuiste al médico?

— No.

— ¿Y qué estás haciendo para alentarte?

— Estoy quemando eucalipto en la casa. Y recibo el humo de la planta.

— ¿Eso funciona?

— Eso me lo dijo una amiga y yo lo estoy intentando... tú también deberías de intentarlo.

— Bueno... buscaré ese tal eucalipto, pero voy a ir a donde tu amiga la psicóloga.

— Yo tengo tiempo que no la veo, la saludas de mi parte, y que ojala estemos recuperados antes que se acabe el año.

— Bueno.

— Buena suerte Steven.

— Lo mismo.

Steven cuelga su teléfono y vuelve a entrar a la casa de Nelson.

El día siguiente en el cementerio, Steven sigue muy enfermo. Cuando Santiago se le acerca, y le dice:

— ¿Cómo estas amigo?

— Me siento extraño, como si no estuviera aquí.

— Parece que este es el comienzo del fin de los tiempos... solo mira todo lo que ha pasado en el mundo, todo está de cabeza, no has notado que el tiempo se va volando.

— Si, es una locura.

— Los tiempos sean acortado, y nuestra vida también... mira a Cosio, que buen vecino era... tu esposa.

Steven se acomoda sus gafas, y le expresa a Santiago:

— No sigas...

En ese instante, Nelson es enterrado y la mayoría de la familia grita. Y llora con mucho sentimiento.

En ese instante, Steven cree ver a Lía entre los familiares de Nelson. Y con gran afán comienza a buscarla. Pero no logra encontrarla, y dice:

— Debe ser mi ansiedad de verla... tengo que hablar con alguien.

El día siguiente, Steven entra al consultorio de la psicóloga. Cuando esta le dice:

— Hola Steven, cuanto tiempo sin verte.

— Hola doctora, por varios meses estaba sin trabajo. Por eso no seguí asistiendo.

— Siéntate o a recuéstate, siéntete cómodo.

Steven se acuesta en la silla. Cuando Giselle le pregunta:

— No te ves muy bien, ¿que tienes?

— Me siento enfermo, pero eso no es lo grabe.

— ¿Todavía estas desempleado?

— No, de hecho, el jefe me devolvió mi empleo hace unos días... eso fui extraño, pero lo hizo... a lo que me refiero cuando digo que es grave; es que estoy viendo a Elena frecuentemente. Y casi al mismo tiempo, veo a Lía... estoy confundido.

Giselle se confunde un poco, y le dice a Steven:

— ¿Cómo que estás viendo a Elena?

— Así como usted escucha, estoy viendo a mi esposa muerta.

Steven comienza a toser dentro de su tapabocas, y le dice a Giselle:

— Perdón.

— Tranquilo, esta nueva variante de la pandemia anda circulando fuerte, pero sígueme contando...

En ese momento, Steven recibe un mensaje de WhatsApp de parte de su mamá, el cual decía que su padre está enfermo.

Steven se levanta de la silla, y le dice a Giselle:

— Me tengo que ir, mi padre es enfermo.

— Ve, atiende tu emergencia.

Asustado por el mensaje de su madre, Steven sale del consultorio y se sube rápidamente a su vehículo. Pero este no enciende.

Steven intenta e intenta metiendo la llave, pero el carro no hace nada.

En ese instante, Steven pierde la paciencia, y dice:

— ¿Pero esto está nuevo? "No debería de fallar" .... Aaaah, ¿qué hago? Necesito llegar a casa de mis padres.

Steven se baja de su carro e intenta ver el motor. Cuando presencia un múltiple accidente, entre un taxi y dos vehículos particulares.

Steven pone sus manos en la cabeza, y dice:

— ¡No puede ser!

Giselle sale de su consultorio, y le dice a Steven:

— No te quedes ahí parado, vamos a ver en que ayudamos.

— Si.

Steven, Giselle y varias personas del lugar, ayudan al taxista y a su mujer. Que quedaron atrapados en el taxi.

Minutos después, la ambulancia se lleva a los heridos al hospital. Cuando Steven se acuerda de su padre y corre a revisar su carro.

Giselle sigue a Steven hasta su vehiculó. Y al verlo enojado, le pregunta:

— ¿Puedo ayudarte en algo?

— Si sabes de mecánica serias de buen ayuda.

— Me defiendo un poco... súbete al carro. Y mete la llave que yo voy a mirar el motor.

En ese momento, Steven mete la llave del carro y lo enciende sin ningún problema...

 




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