Steven ve el carro por unos segundos y luego mira a Lía, y le expresa:
— No entiendo... ¿porque tengo que deshacerme de ese carro?, Lía, el carro es nuevo.
— Ese carro tiene malas energías y no me preguntes más. Y hazme caso en lo que te digo.
En seguida, Steven se levanta, y le expresa a Lía:
— Lo voy a hacer por ti, pero no me has respondido lo que te dije hace un momento.
— Como ya te dije. Deshazte del vehículo y después hablamos.
— ¿Dónde?
— Yo te busco.
— ¡Espera!, ¡espera!, ya te doy mi dirección.
Lía se sonríe un poco, y le dice a Steven:
— Yo sé que vives en el barrio Santa Bárbara.
Estupefacto, Steven le expresa a Lía:
— ¿Cómo sabes eso? ¿Acaso eres policía?
— No.
— ¿Entonces?...
— Ya tengo que irme Steven, no te preocupes por mí, que yo te busco.
Steven se acerca a Lía y le da un beso, y le dice:
— ¿Me lo prometes?
— Si.
En ese instante, Lía se va de ese lugar. Cuando Steven vuelve a mirar el vehículo, y dice:
— ¿Qué voy a hacer contigo?
En ese momento, Steven se acerca el vehículo y lo mira por todas partes, hasta que abre la puerta izquierda de adelante. Y saca una tarjeta del concesionario y sale del carro. Cuando un joven con una patineta se detiene a dónde está el, y le expresa:
— Qué bonita camioneta tiene señor.
— ¿En serio?
— Si, es muy bonita, yo siempre soñé con tener una así. Y de este color, solo espero algún día tener la oportunidad de comprare una, ¡lo felicito!
— Gracias, pero este vehículo lo voy a entregar.
— Perdone que le diga, pero yo de usted no lo haría. En estos tiempos es muy bueno andar en un su propio carro. Por eso de la pandemia. ¿No lo cree?
— Tienes razón, pero de todas formas lo voy a entregar. Y más adelante saco otro.
— Bueno, usted es el que decide. Yo de usted me quedaría con este Renault, Pero bueno...
En ese instante, el joven se vuelve a montar en la patineta y se va de ese lugar. Cuando Steven llama al número del concesionario, pero estos no quieren que les devuelvan el carro.
Minutos después, Steven llega a Automotores Europa. Cuando el dueño un poco disgustado con Steven, va dónde está el, y le dice:
— Me parece una falta de respeto que usted a estas alturas quiera devolver el vehículo.
— El Renault solo tiene unos días de haber salido de aquí, si quiere le pago lo de estos días.
— No, No le voy a recibir el vehículo.
Steven se enoja bastante, y le dice el dueño del concesionario:
— Pues usted vera si no lo recibe, ¡tome las llaves!
— ¿Se puede saber cuál es el motivo de la devolución?
— Ya le dije por teléfono, el carro me trae mala energía.
De inmediato, el dueño del concesionario junto a varios empleados, se ponen a reír bastante. Cuando Steven Leticia todos:
— No sé qué encuentran de gracioso.
En ese instante, Ernesto parece por la espalda de Steven, y le dice:
— ¿Por qué estás devolviendo el carro?
Muy sorprendido, Steven le expresa a Ernesto:
— ¡Jefe!, ¿cuándo llegó?
— Hace unas horas, pero dime, ¿por qué estás devolviendo el carro? Quede sorprendido por la llamada de Arturo.
Steven ve al dueño del concesionario, y le responde a Ernesto:
— El carro es bonito y todo. Pero me di de cuenta que todavía no es el momento.
— Entonces, ¿cuándo es el momento?... esto es por ti Steven, eres un gran columnista, y como tal, necesitas un buen transporte.
Arturo le expresa a Ernesto:
— Él dice que carro tiene mala energía.
Ernesto también se sonríe. Y coge el hombro derecho de Steven, y le dicen:
— Si no quieres las cosas, pues bueno. Qué se le va a hacer, pero no inventes. ¿Qué es eso de que ese Renault tiene mala energía?
Steven queda sin palabras por unos segundos. Cuando le dice a Ernesto:
— Ya me decidí a dejar el carro por los motivos que ustedes ya saben. Y estoy dispuesto a pagar por los días que lo use.
Ernesto mira Arturo, y luego le expresa a Steven:
— Deja eso así, yo respondo por todo esto.
Estupefacto, Arturo queda viendo a sus trabajadores. Cuando Steven le dice Ernesto:
— No haga eso, yo utilice vehículo.
— No hables más Steven, yo soluciono este inconveniente con Arturo, ahora vete a tu casa y mañana te espero en Milenio.
— La empresa está recién fumigada contra el virus.
— No importa, mañana trabajaremos normalmente, ahora vete.
De inmediato, Steven le da la mano a Ernesto, y te dice:
— Nos vemos mañana...
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Editado: 10.04.2023