Mi esposa y su príncipe azul

La decisión de la custodia

El Juez estuvo un buen rato en su oficina, y regresó a su puesto en el tribunal. Traía unas hojas en sus manos, y se dispuso a leerlas.

—En este caso hice algo poco ortodoxo entrevistando a la niña al inicio de la sesión, sin embargo lo consideré necesario dado los aspectos que previamente había leído en el expediente.

El Juez observó a los litigantes, regresó la vista a las hojas que tenía entre sus manos y continuó.

—Esta corte ve con preocupación la actitud de la señora Ordóñez hacia su hija Valentina Gómez Ordóñez, y no descarta la demanda del señor Gómez de someter a la señora Ordóñez a un tratamiento psicológico. Los argumentos de la señora Ordóñez no demuestran con claridad que se haya roto el matrimonio, además del hecho que el esposo no lo desea. Por lo tanto, la corte ha tomado la decisión de otorgar tres meses de separación a los esposos, y la custodia plena de los menores de edad se otorga al señor Adriano Antonio Gómez Polanco, pensando en el mejor interés de ellos, y obligo a Ana María Ordóñez Prieto a pagar manutención de esposo y de hijos durante el tiempo de la separación. Las visitas a los niños por parte de la señora Ana María serán bajo estricta supervisión de una trabajadora social, durante todo el tiempo que dure la separación. Al finalizar los tres meses, se le hará a la demandante Ana María Ordóñez Prieto un examen psicológico para evaluar el progreso que ha tenido con sus hijos, y regresará a esta corte para determinar si aún desea divorciarse. He dicho, caso cerrado.

Ana María miró con rabia al Juez y le recriminó:

—¿Tengo que seguir manteniéndolo?

—Sí, a él y a sus hijos, por el bienestar de los niños, y en tres meses vamos a ver, si luego de que tenga que lavar los calzones de su príncipe azul, preparar su comida, y limpiarle el piso por donde él camina, se dé cuenta que el verdadero Reino era el que su esposo le había construido para usted.

Ana María lo miraba con rabia y soberbia. El juez continuó:

—Le advierto señora Ordóñez, si los informes de la trabajadora social y el psicólogo no la favorecen, y usted mantiene esa actitud para con su hija, no tendré problema en concederle el divorcio, pero la custodia y las manutenciones deberá seguirlas pagando hasta que su hijo cumpla la mayoría de edad, o uno de sus hijos siga estudiando. Piénselo bien, ahora retírese por favor.

—No me importa lo que usted diga, yo soy feliz con mi príncipe azul.

Ana María salió con una expresión de soberbia y malcriadez, tomó de la mano a Leandro José, y caminó a la salida de la sala. Adriano le dio las gracias al Juez y se retiró en silencio. Él esperaba que Ana María reaccionara, que se diera cuenta que lo que hacía no era normal, y regresara a casa con sus hijos. Adriano sentía más compasión y preocupación por ella, que rabia u odio por la infidelidad, para él ella necesitaba un tratamiento psicológico, pero confiaba que la decisión del Juez fuera la correcta y la ayudara a regresar a la realidad.

 



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En el texto hay: infidelidad, divorcio, hijos matrimonio

Editado: 23.03.2019

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