Acabo de darme una ducha porque luego de hacer ejercicios con mi mejor amigo Taehyung sude demasiado. También hay que tener en cuenta que hace mucho calor y Taehyung tampoco me la hacía fácil. Si fuera por mí ni siquiera habría levantado el trasero de mi cama, pero le debía eso por comprarme mi helado.
Salgo de mi habitación en busca de algo de comer porque en realidad estoy hambrienta. En la cocina están mis padres.
- Hola-saludo a mi madre quien esta con su notebook.
-Hola cielo- saluda sin despejar los ojos de ella.
Camino haste el refrigerador y tomo lo primero que veo; chocolatada. Abro su pequeña tapa y lo tomo sin un vaso ni nada. Frente a mi madre ¿saben lo que significa?
-Hija ¿acaso no sabes que existen vasos?
Ignorando a mi madre salgo de la cocina y voy a la sala. Obviamente no recibo regaños de su parte por no hacerle caso porque también está ignorándome.
-Hola- saludo a mi padre quien esta con su IPhone en el sofá.
-Hola cariño- contesta sin mirarme.
¿Que mis padres son obsesivos con el trabajo? Un poco mucho. Desde que tengo once años son así. No quiero decir que antes no trabajaban. Me refiero a que antes no estaban 24/7 con ello. Fue tan repentino su cambio que en ese momento me preguntaba si había hecho algo para moletarlos o si la muerte de mi abuela materna fue la causante de esto pero a media que fui creciendo entendí que debían hacerse cargo de las empresas. Aunque gracias a ello vivo como una reina, quiero decir no me hace falta nada. Daría lo que fuera por tener unos padres... ¿Como decirlo? ¿Normales? No sé si es la palabra correcta pero es la que usare.
-Lisa- me llama mi madre.
Me siento junto a mi padre en el sofá y enciendo el televisor. Comienzo a buscar algo que llame mi atención pero no hay nada. Rara vez lo hace, las cosas que pasan en la tele estos tiempos me aburren. Creo que solamente veo televisión para mirar los simpsons.
- ¿Si? -contesto mientras hago zapping.
- Esta noche iremos a cenar.
- ¿Para qué?
- Para comer -responde divertida. Le miro con cara de "¡No me digas!" - Y también para presentarte a alguien.
- ¿A quién? -pregunto arqueando una ceja.
- Alguien -ríe.
- ¿Por qué tanto misterio? -pregunto divertida.
Mamá se encoje de hombros.
- Porque así lo quiero.
- Está bien... -respondo riendo por su contestación.
- Genial -ríe nuevamente- Tenemos una reunión, nos vemos en la noche. Te amamos.
- De acuerdo.
(...)
- Lalisa ¿estás lista?-pregunta mi madre desde el otro lado de la puerta.
Suelto un bufido. Me molesta demasiado que me llamen por mi nombre completo y me molesta mucho más que personas que me conocen bien lo hagan.
- Ya casi -digo y corro rápidamente al espejo.
Elegí una falda tiro alto azul y un top blanco, decorándolo con un collar que me regalaron hace poco. En mi cara aplique algo de base, un labial rojo que hacia resaltar mis labios y darles un toque fino y en mis ojos rímel.
Tengo el extraño presentimiento de que sucederá algo malo. No lo sé. Son como simples advertencias que mi mente me envía, aunque casi siempre suelen ser falsas alarmas por lo que no me preocupo.
- Lisa, llegaremos tarde -oigo suplicar a mi madre del otro lado de la puerta.
- Listo -digo abriendo la puerta- Te ves linda.
Ella llevaba un vestido azul muy sexy y elegante. Parece que decidimos combinar inconscientemente.
- Gracias tesoro, tu igual -me dice riendo.
(...)
Papá condujo hasta un restaurante francés al cuál venimos escasas veces ya que aquí es donde se reúne con sus socios o personas del trabajo.
¿Querrá presentarme a alguno de sus nuevos socios? Lo encuentro algo tonto porque no me interesa demasiado el trabajo pero no es por mí, sino porque entre ellos deciden presentarte a sus familias para demostrar confianza. Encuentro tonto eso también, no es necesario presentar a tus seres queridos para mostrar confianza, duh.
- Reservación Manoban-le dice mi padre al mesero- Soy Marco Manoban.
- Claro, pasen por aquí.
Esto es un milagro. Casi siempre que tenemos una reservación privada tenemos que esperar demasiado tiempo para que se dignen a llevarnos a la jodida habitación. Aunque son escasas esas veces, porque casi nunca pedimos reservación privada.
Definitivamente esto es una cena de negocios. Que molesto.
Cuando llegamos a la habitación ya había personas presentes. Una mujer con un vestido de color rojo pasión, un hombre trajeado y un joven quien en vez de traer zapatos formales trae unas vans.
Vans y traje, algo muy poco visto.
- Sun Hee -saluda la mujer a mi madre.
- Young Mi-sonríe mi madre.
Mi padre y el otro hombre se saludan como si se conocieran de toda la vida. Pongo mis ojos en el chico que ahora está de pie. Sus ojos marrones me miran con intensidad. Tanta que me está incomodando, pero no apartaría la mirada no dejare que un extraño me intimide.
- Ella es nuestra hija, Lalisa -mi madre me jala del brazo.
Genial mamá. Acabas de hacerme perder una guerra de miradas.
- Puede decirme Lisa -añado rápidamente con una sonrisa forzada.
La mujer me sonríe cálida.
- Te vez mucho más hermosa desde la última vez que nos vimos -frunzo el ceño- Él es Choi, mi esposo.