Mi estúpido vecino.

Capítulo 4: ¿Era eso necesario?

El timbre de la casa sonó, avisando la llegada de alguien que no eran mis padres.

—¿Qué te hiciste?— exclamé ante la imagen frente a mi.

Adan con el pelo de color blanco, sonriéndome descaradamente.

—Me quedo bien, ¿Verdad?—demando haciendome a un lado.

—La verdad si.

Junto a el estaba Aidan, lo cual me descolocó un poco, se suponía que estaban lejos de aquí, de vacaciones familiares.

Ya dentro de la casa con la puerta cerrada, note que Adan tenía una caja en la mano.

—¿Qué es eso? — cuestioné señalando la caja.

—Son galletas de avena, para los nuevos vecinos, ¿Qué tal mi nuevo look?

— Te ves raro, pero bien. —Y no mentía, aúnque Adan era de pelo negro y ojos verdes al igual que su gemelo Aidan, el pelo blanco no le quedaba mal.

— No deja de hablar sobre eso — comentó burlón Aidan.

— Tu cállate — señaló Adan — ¿Nos acompañas a casa de los nuevos vecinos?

—No. — dictamine al segundo.

—¿Y por qué no?

—Pues por qué no quiero y ya.

Ambos quedaron en silencio unos segundos, antes de que a la fuerza me arrastrarán a la casa de los Lambert.

Tocaron el timbre repetidas veces antes de que un adormilado Jason apareciera en la puerta con lo que parecía ser un pijama.

— ¡Buenas tardes! — saludaron los gemelos a coro, Jason los miro un poco confundido y hasta parecía asustado, lo que me causo un poco de gracia.

— Hola, ¿Hacen eso a menudo?

—¿Qué? — ambos cuestionaron al unisono.

Las cejas de Jason se fruncieron aún más.

— Eso, lo de hablar coordinados. — los señaló al hablar.

—No— repitieron el proceso, lo que me hizo querer reír al ver la cara de Jason. — Somos— los interrumpí al darle un ligero codazo al que se encontraba más cerca de mi, que era Adán.

—Somos los hermanos Thompson, vivimos en la casa que queda dos casas después de la de Maya — empezó por si solo Aidan.

—¿La de marrón y blanco? — cuestiono Jason.

—Si, este es un presente de parte de nuestros padres y del nuestro. Bienvenidos a la comunidad. — contesta Adán, a lo que

Aidan entrego la caja que anteriormente se encontraba en manos de Adán.

—Oh, muchas gracias. Yo soy Jason, ¿Ustedes son?

—Yo soy Aidan y el Adán.

—Yo soy Adán y el Aidan.

— Creo que fue innecesario de mi parte preguntar eso — expreso con notable pena Jason, una leve risa se me escapo en cuanto entendí el por qué lo decía.

—Bueno fue un placer conocerte, nos vemos por ahí — se despidio Adán.

Al decir esto la mirada de Jason recayó en mi y me sonrió de manera afable apoyandose en el marco de la puerta. Le devolví la sonrisa siguiendo a los chicos que ya estaban por irse. A nuestras espaldas se escuchó la puerta cerrarse.

—¿Para eso? — los cuestione a penas dejamos atrás el jardín de los Lambert.

—Si, para eso — contesto Adan apretándome contra el.

—Asustaron al pobre chico a propósito. — les reproche.

—Nosotros no lo asustamos, el solito se asusto —se defendió Aidan, con una sonrisa maliciosa.

—Si, claro. ¿No se suponía que estaban de viaje? — les cuestiono aún siendo abrazada por Adán, mientras caminamos.

— Los estamos — contesto Adan.

—¿Lo están? — cuestione sin entender.

—Solo vinimos a buscar unas cajas, de mamá, y a entregar las galletas a los nuevos vecinos.— explico Aidan.

Los chicos me llevaron hasta su casa en sacamos unas cajas de allí y las introducimos en el auto.

— Aún nos queda tiempo, ¿Jugamos una partida de volleyball? — sugirió Adán, con el balón en manos.

Aidan y yo asentimos.

—Antes de eso, iré a buscar la bicicleta de papá al garaje y la llave — dije, al momento de salir corriendo.

—Hubieses podido ir en el auto con nosotros — dijo Aidan, en cuanto volví.

—Claro y tener que volver caminando.

Ambos rieron introduciéndose en el auto. Los seguí desde atrás en la bicicleta.

Al llegar a la cancha, allí se encontraban los Riverns, lo cual no fue para nada sorprendente.

Ni siquiera habíamos terminado de estacionarnos cuando uno de ellos nos reto. —Trescientos por persona, ¿Que dicen?

Los gemelos y yo nos sonreimos a la vez antes de que Adán aumentará la apuesta a un quinientos.

—Hecho.

—Que el chico Lambert se vaya con ustedes, igual es de su ala — cuando el mayor de ellos dijo esto, note a Matteo quien venía del baño.

—¿Te refieres al ala superior? — murmuré con ganas de hacerlos molestar.

—No, me refiero al ala Ainston — respondió irritado.

—Si el ala A, el superior. — los chicos del ala R, me miraron fulminantes, los gemelos sonreian burlones, hasta que Matteo llegó hacia nosotros — Matteo...nosotros contra ellos. Quinientos.

Sin decir palabra, Matteo se puso de nuestro lado, la red estaba siendo puesta bien por los chicos hasta que Aidan enfoco bien a Matteo.

—Oh, ¿Qué no es el chico de Nora? — cuestiono mirando a todos los presentes , refiriéndose a Matteo.

—Si , es el — respondío el menor de los Riverns.

— No soy el chico, de Nora, soy Matteo Lambert. — dictaminó.

Los chicos se miraron entre si, sin decir nada.

El juego termino, estábamos todos sudados, acabamos ganando nosotros, por lo que ahora tenía 500 bellos pesos para mí.

Los Riverns nos miraron antes de salir de la cancha.

—¡Practiquen más! — les grite aunque no estában lejos de mi.

—No son superiores a nosotros por vivir en el bloque A — respondió uno de ellos.

—No, pero si por patearles el trasero todas las veces que hemos jugado. —contesto Adán

— Les encanta hacerlos enojar — le explicó Aidan a Matteo quien nos miraba.

— Se nota.

Los chicos no tomaron mucho e irse ya que les esperaba un largo camino.

Ya un poco descansada tome la bicicleta con la intención de irme a casa, hasta que fui interrumpida por Matteo sujetándome de la cintura.



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En el texto hay: comedia, celos, egocentrismo

Editado: 06.01.2023

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