El chico aguacate.
P.O.V. JOSELINE HERNÁNDEZ.
-- Adiós Joseline -- se despide Susy.
-- Adiós. -- me despedí con una sonrisa, cuando ella se da la vuelta mi sonrisa se desvanece.
No soy una persona de sonreír, dejémoslo como que no he tenido una vida para llevar una sonrisa. Una sonrisa significa muchas cosas, alegría, emoción, etc. ¿Pero si nunca has sentido esa necesidad de sonreír? ¿Es malo? Tal vez con algún chiste, ya que eso es común.
Dejó escapar un suspiro y doy media vuelta para comenzar a caminar a mi departamento. Tengo que llegar a dormir, mañana tengo instituto. A pensar que tengo 17 años, solo quiero tirarme de un acantilado. ¿Pero después que?
Voy tan sumergida en mis pensamientos que no sentí cuando choque con alguien.
-- Cuidado niña -- dice el hombre, lo miró mal y regresó a mi caminata pero su mano me detiene. -- ¿Acaso no pudieras disculpas?
-- ¿Acaso yo tuve la culpa? -- el hombre ríe.
-- Respecta niña. -- ruedo los ojos y jalo de mi brazo para poder desarme de su agarre pero solo provocó que apriete más mi muñeca, hago una mueca por el dolor.
-- Dejala -- se escucha una voz ronca detrás de mí, el hombre frente a mi solo amplía su sonrisa más.
-- ¿Y tú quién eres?
-- Alguien que te dará una golpiza si no la sueltas -- el hombre vuelve a reír y yo sólo quiero salir corriendo.
La persona que está detrás de mí me tomó del hombro y con suavidad me jala hacia detrás de él, siento como el hombre enfrente de mi me arañó el brazo en un intento de volverme a agarrar.
Puedo ver mejor a al chico, no a ser mayor que yo, su cabello es de color negro, su espalda es ancha y vistd una sudadera gris. Suelto un grito cuando el chico le da un golpe al hombre. Estaba más ocupada viendo su espalda que viendo lo que estaba pasando, el chico se da la vuelta.
-- Tu nariz sangra -- dice y me llevo mi mano a la zona, la alejó, en efecto estoy sangrado de la nariz, él saca un pañuelo y me lo pasa, lo pongo en mi nariz haciendo presión con mi mano, él me toma del brazo libre y me jala. Comienza a caminar y lo veo mejor.
Su cabello está desordenado y le caen algunos mechones en su frente, sus ojos no logro verlos bien, tiene una nariz pequeña.
Se detiene -- ¿Te golpeó? -- pregunta enojado. No se si es cosa mia o sus ojos tiene un destello rojo.
-- ¿Ah? No, no es eso. La nariz siempre me sangra aunque ya tenía tiempo que no. -- ¿Por que se lo digo a él?
Ahora veo mejor sus ojos, son de color azul, unos muy bonito. Alto. No, no son bonitos.
-- Eres muy linda… -- murmura y yo lo miro raro. ¡Lo acabo de conocer! -- Te llevaré a tu casa para que no te pase nada.
No digo nada y solo comienzo a caminar con él detrás de mí. ¿Por qué me ayuda? Porque yo no soy una persona que ayuda a otras personas a la mitad de la noche.
-- ¿Por qué me ayudas? -- me atrevo a preguntar -- Cualquier otra persona hubiera pasado de largo.
-- No soy cualquier otra persona. Me gusta ayudar.
-- Pero si sigues ayudado algún día no llegarás a casa.
-- Lo mismo dice mi madre pero es bueno ayudar.
-- ¿Y la recompensa? Si una persona ayuda a otra siempre es por interés. -- lo miro y él se encoge de hombros.
-- Los humanos son muy interesados.
-- ¿Los humanos? ¿Y tú qué eres? ¿Una hormiga? -- él ríe.
-- Te lo confesaré, soy una aguacate -- y no se por que, pero sonreí, sin darme cuenta le di una sonrisa -- Que bonita sonrisa -- halaga él y me apartó el rostro de manera que no me vea.
¿Por qué sonreí? ¡No debes sonreír!
-- Bien, chico aguacate. ¿Que haces a media noche por la calle?
De mi está claro, llevo el uniforme del trabajo, uno muy horrible por cierto.
-- Vine de la casa de un amigo, hizo una fiesta pero no me sentía a gusto.
-- Las fiestas son aburridas.
-- Concuerdo.
-- Vaya, es raro encontrar a un adolescente que no le gustan las fiestas.
Él ríe. -- Y a ti y a mi no nos gustan. Podemos decir que no somos cualquier adolescente.
-- ¿Qué te hace pensar que soy una adolescente? Puedo tener 27 y me veo joven con tratamientos.
Él vuelve a reír -- Por que una adulta no le habría respondido así al atacante.
-- ¿Desde hace cuando estabas viendo?
-- Se podría decir que desde que chocaste con él.
-- ¿Acosador?
Él bufa -- Ya quisieras. -- sonrió pero de manera que él no me veía.
Llegamos al callejón donde está mi departamento, vivo sola, así que no es un lujoso departamento pero sí lo suficiente como para poder vivir en él.
-- Bien. Chico aguacate, ya estoy en destino -- me doy la vuelta para verlo. Tiene un lunar en la mejilla, que lindo.
Alto. ¡Lo acabo de conocer! ¡¿Como le puedo decir lindo ya?! Menos mal solo lo pienso.
-- ¿Vas a la escuela? -- pregunta él.
-- Chico aguacate, me salvaste pero no te contaré de mi vida por ello. -; él ríe.
-- Entonces espero verte algún día -- se da media vuelta y vuelve a recorrer el camino para irse, lo veo alejarse hasta llegar a la esquina y doblar en esta.
Chico extraño, guapo pero extraño.
Entró al edificio, Don Óscar está sentado en la recepción con un periódico entre las manos.
-- Buenas noches Don Óscar -- saludo.
-- Buenas noches Joseline. -- me devuelve el saludo con una sonrisa.
Subo las escaleras con pereza, son cinco pisos ¡Cinco! Los que debo subir. Soy una adolescente debo de tener energías para ello, pero no señores.
Llegó hasta el quinto piso, se puede escuchar claro alguna voces transmitidas en la TV en el departamento de enfrente del mío, la señora Lorena siempre sube todo el volumen pero al menos me trae galletas, eso llega a recompensar.