¿Por qué…?
P.O.V. JOSELINE HERNÁNDEZ.
Salgo del instituto cansada, dios, ¿Quién inventó el instituto? Ya hace una semana que conozco a Nethan, o más bien el chico aguacate, siempre va a mí trabajo y hablamos un poco, ya le puedo decir amigo, aunque una compañera de trabajo no deja decir que se quiere acostar con él y no me gusta que haga ese comentario, lo quiero para mí… no, es un amigo, amigo.
-- Joseline, deberías fijarte más -- escucho su voz.
-- Estoy empezando a creer que me estás acosando -- me cruzo de brazos y él sonríe divertido.
-- ¿A ti? Puede y valdría la pena el esfuerzo. -- se encoge de hombros y sonrió. ¿Por qué siempre le sonrió? Cada día que lo veo le sonrió y él parece encantado con ello.
-- ¡Joseline! -- escucho un grito atrás y quito mi sonrisa, doy media vuelta y veo a Frank.
-- ¿Que pasa?
-- Cariño, te ves hermosa -- ruedo los ojos.
-- ¿Qué quieres?
-- Biología, por favor, no entendí.
-- Jamás entiendes.
-- Pero así me amas -- escucho un gruñido a mi espalda, miro sobre mi hombro a Nethan que tiene el ceño fruncido. Regreso mi atención hacia Frank.
-- Frank, te odio y por eso no te voy a dar copia de biología.
Doy media vuelta y tomó el brazo de Nethan para alejarnos de Frank, es un idiota, solo para pedir copia es bueno el imbecil. Me detengo.
-- ¿Trajiste tu moto? -- él asiente, me lleva hacia su motocicleta. No dice nada -- ¿Pasa algo?
-- Nada…
-- ¿Seguro?
-- ¿Es tu novio?
Lo miro mal -- Primero muerta antes que salir con ese imbécil -- sonríe y por inercia lo hago yo también.
-- Entonces me quedo tranquilo. -- me sorprende que me deja un beso en la mejilla. Se sube a su motocicleta como si nada, me subo con él. -- ¿A donde señorita?
-- ¿A donde yo quiera?
-- Donde la señorita quiera.
¿Por qué me hace sentir tan bien?
-- ¿Al parque? Si al parque.
Él ríe, lo rodeó con mis brazos y reposo mi cabeza en su espalda, él arranca, miro un poco sobre el hombro de Nethan, él está sonriendo, ¿Por que me encanta verlo sonreír?
Llegamos al parque y me bajo, él lo hace después de mi, menos mal mi mochila no pesa mucho, solo llevo tres cuadernos, hoy casi no tuve clases, algo que gusta por cierto.
Nos sentamos en una banca, dejó a un lado mi mochila pero de manera que no estorbe mi cercanía con Nethan, ¿Por qué me gusta estar cerca de él?.
-- ¿Cómo te fue hoy en el instituto?
-- Mejor, casi no tuve clase, puede que fue lo mejor de mi mañana. -- sonrío y él río. -- ¿Y tú ya terminaste el instituto?
-- Si, con mis hermanos.
-- ¿Cuántos hermanos tienes?
-- Uno, y una hermana, el mayor se llama Christopher y la menor Emely. Son muy… infantiles. -- río.
-- Entonces eres el de enmedio.
-- Vaya, veo que vas bien en matemáticas -- lo miro mal y él solo sonríe.
¿Por qué empiezo a amar su sonrisa?
-- ¿Que edad tienen?
-- La mismo que yo, somos trillizos. -- lo miró sorprendida.
-- ¿Tres?
-- No, cuatro -- le doy un golpe en el hombro y él sólo ríe, en toda la semana no lo he visto enojado, solo con el ceño fruncido, sonriendo y riendo.
-- Eres malo -- me cruzo de brazos. Siento sus labios en mi mejilla, el corazón se me acelera por eso. ¿Por qué?
-- ¿Qué te parece si compramos un helado?
-- No me gustan las cosas heladas. -- niego con la cabeza y él me mira ofendido.
-- ¿Por qué? Son una delicia. Es un pecado para aquellos que no les gustan.
-- Me gusta más lo caliente -- él eleva sus cejas y me mira coqueto. -- ¡No me refiero a eso!
-- ¿A que? -- pregunta inocentemente.
-- No te hagas el inocente. -- vuelve a reír.
-- Entonces hay que ir por café.
Se levanta y me ofrece su mano, tomo mi mochila y acepto su mano, camino a una cafetería que estaba cerca. Orden dos cafés y un cupcake de fresa para mí, por cierto mis favoritos. Nos sentamos y yo feliz con mi cupcake.
-- ¿Por qué fresa?
-- No me gusta el chocolate, me gustan más las fresas. -- le doy un mordida a mí cupcake.
-- A mi hermana y a mi madre le encanta el chocolate, eso les doy cuando se enojaba conmigo.
-- Si me llego a enojar contigo dame cupcake de fresas y tal vez te hablé. -- termino mi pequeño cupcake, aquí es cuando me arrepiento de no haber pedido otro aunque él pagó, tal vez todos, total, no fui yo quien pagó.
-- ¿Que cuantos te enojas no hablas?
-- No con la persona con quién me enoje. -- tomo de mi café. -- Puede que sea un poco gruñona, no más un poco -- junto mis dedos, el pulgar y el índice un poco, él ríe.
-- Yo soy más paciente. Puedo soportarlo.
-- Creo que de eso me di cuenta cuando me esperaste dos horas hace dos días.
Se encoge de hombros -- Vale la pena.
-- Puede que también sea egoísta.
-- Puedo soportarlo. Al menos eres sincera.
-- No tengo porque ocultar nada. -- me encogí de hombros -- ¿Celoso?
-- Puede. -- ríe. -- Aunque mi hermana dice que lo soy y mucho. -- ahora yo río.
-- ¿Amigos?
-- Solo tengo una amiga, y puede que los demás sólo sean compañeros o conocidos.
-- Pero el día que nos conocimos dijiste que venía de una fiesta de un amigo.
-- ¿Cómo le iba a decir que venía de una fiesta de un compañero que no es mi amigo porque nunca hablamos? Eso me haría ver como un tonto.
-- ¿Y cómo crees que te vea ahora, después de contarlo?
-- Mmm… ¿Un tonto honesto? -- río.
-- Te lo dejaré pensar.
-- Menos mal.
-- ¿Tus padres aprueban que estés lejos de casa?
-- Si y no, papá si, mamá no.
-- ¿Muchos desacuerdos?
-- Mi madre es quien manda en casa, por mas que mi padre tenga un gran trabajo, sea un hombre honorable, siempre mandará en la casa es mi madre. -- sonríe. -- ¿Y los tuyos aprueban que vivas sola?