No es el mismo chico que me besó esta mañana.
P.O.V JOSELINE HERNANDEZ.
El lugar donde estoy es muy cómodo, dios, nunca había sentido algo tan comod… espera, yo no tengo nada así de cómodo, esto no puede ser mío, lo más cómodo que tengo es el sofá, abro los ojos y veo que estoy en una cama ¿Pero qué? ¿Cómo llegué aquí? Me siento en la cama.
Miro confundía la habitación ¿Donde estoy? Las paredes son de color verde oscuro y hay unos póster y cuadros de fotos, veo todo confundida. Hay una mesita de noche a lado de la cama, me acerco y veo una foto, aparece Nethan con un chico y una chica… ¡Oh, mierda! Estoy en su casa. Me lavanto de la cama y veo que tengo puesta una camisa grande de color gris al igual que un pantalón de algodón suave.
Miró de nuevo la foto, una vez me enseñó una foto de sus hermanos, así que estoy 100% segura que sus hermanos. Vuelvo a dejar la foto en la mesa, me acerco a la ventana, solo se ven árboles.
-- Veo que despertaste -- grito, en serio, un fuerte grito y él solo se ríe.
-- Eres un idiota, me asustaste.
Él sigue riendo -- Perdón -- dice entre risa.
¿No les pasa que alguien se ríe, y su risa es muy contagiosa, y provoca que te rías cuando debes de estar enojada? Sip, y a mí me está pasando ahorita. Él sigue riendo y yo río con él, y si, a carcajadas, de esas escandalosas.
Luego de veinte minutos nos calmamos, a saber cómo pero lo logramos.
-- ¿Dónde estoy?
-- En mi casa -- sonríe y yo lo miro mal.
-- ¿Qué hago aquí?
-- Te desmayaste anoche después…
-- Sí, eso. -- digo incómoda con solo recordar.
-- ¿Te sientes bien? ¿Te duele la cabeza?
-- No, estoy bien. ¿Qué hora es?
-- Son las diez de la mañana.
-- ¿Qué? Oh, joder, hoy me tocaba clases.
-- Si pero…
-- ¡Tenía un examen de matemáticas!.
-- Josel…
-- Y tengo que aprobar
-- Jos…
-- Y el maestro un maldito amargado
-- Si pe...
-- Necesito ir a la universidad para… -- siento sus labios sobre los míos. Espera ¿Que? ¿Me está volviendo a besar?
Se separa de mi -- ¿Ya me dejaras hablar?
-- Eh, si.
Él se aleja unos pasos -- No despertaste, el doctor dijo que la presión fue mucho y el susto también -- suelta un suspiro -- además tienes excusas para faltar unos días y que te haga los exámenes.
-- ¿Dónde estoy?
-- Creo que eso ya lo respondí.
-- En qué lugar está tu casa, eso quiero preguntar.
-- En… En el bosque.
-- ¿El bosque? ¿Como?
-- Mi casa está en el bosque junto a otras.
-- Nunca me dijiste que vivías en el bosque.
-- Eh, si, es que pensé que no lo ibas a tomar bien.
-- ¿Qué tiene de malo el bosque?
-- Nada. -- nos quedamos callados, solo nos miramos fijamente y eso no me incomoda, en absoluto, me gusta.
Unos toques en la puerta nos hacen romper el contacto visual. Nethan suelta una maldición.
-- Adelante. -- dice Nethan.
Un chico, que puedo decir que es el hermano de Nethan, entra a la habitación.
-- Hola -- sonríe -- Mamá salió y dejó comida para que tu amiga coma.
-- Ah, si -- su vista se dirige a mí. -- Él es Christopher, Mi hermano -- se dirige a su hermano ahora -- Ella es Joseline mí… Mi amiga.
Él se acerca a mí -- Así que tú eres la famosa Joseline, Nethan me ha hablado de ti.
-- Lo mismo digo.
-- Espero que sean cosas buenas -- él ríe y Nethan solo lo mira mal.
-- Ya bajaremos Christopher -- dice Nethan algo molesto y Christopher solo engancha más su sonrisa, parece que molestar a su hermano es su pasatiempo favorito, que pena, el mío también se está haciendo y más si me besa… no, eso no.
-- Ya, me voy -- cuando pasa a un lado de su hermano le murmura algo que no logro escuchar pero por un momento veo preocupación por los ojos de Nethan. Christopher sale del cuarto, y Nethan me sonríe.
-- Lo siento por él, puede ser algo… molesto. -- sonrió.
-- No te preocupes.
-- Hay que bajar para que comas algo.
-- Espera, ¿No tienes algunos zapatos? ¿O pantuflas?
Él ríe -- Mi hermana me dio eso -- apunta unas pantuflas de color morado, ni modo, es lo que hay, con una mueca me los pongo.
Lo sigo, salimos de la habitación, el pasillo es de color blanco, caminamos hacia unas escaleras, y debo de decir que son muy, pero muy largas, pensé que nunca llegaría hasta el final ¡Dios! ¿Cómo es que él lo puede hacer a diario? Yo con solo bajar diez escalones ya me cuesta respirar.
Me lleva a la cocina, y es muy grande, dios, es todo mi departamento la maldita cocina.
-- Siéntate -- me señala un taburete y me siento. Miro todo con curiosidad -- Aquí tienes. -- me pone un plato de comida enfrente y yo hambrienta lo comienzo a devorar él solo ríe -- Sí que tenías hambre.
-- Bueno, no es que cené anoche. -- él ríe. -- ¿Por qué no me llevaste a mí departamento?
-- Ah, bueno, un doctor tenía que revisaste y ya era de madrugada cuando salimos del hospital y te traje aquí. -- me encogí de hombros.
-- Gracias.
-- Siempre a tus ordenes. -- río.
-- ¿Quién era el tipo? -- él se rasca el cuello.
-- Nadie importante.
-- Pero hablo contigo.
-- No, eso no pasó.
¿Por qué siento que no le creo? Estoy segura de qué hablaron.
-- Espero que no fuese una mala molestia a tus padres por llegar… por llegar así.
-- No te preocupes.
-- Si, bueno me tendré que ir para hablar mañana con los profesores y tengo traba…
-- Todavía no te puedes ir. -- dice nervioso y yo lo miro extrañada.
-- ¿Por qué?
-- Eh, te… te tienes que quedar.
-- ¿Por qué? -- vuelvo a preguntar.
-- Necesito que te quedes aquí.