Mi frágil y hermosa humana (trilogía trillizos, Libro #1)

Epilogo.

Una noche en Canadá.

P.O.V. NETHAN SCOTT. 

-- No es muy difícil -- dice Joseline mientras se termina de poner los patines -- y no hay de qué temer.

-- ¿Y de caer al lago? ¿O golpearte fuertemente contra el hielo? Tu eres una humana, y te sangra la nariz en momentos inoportunos -- ella rueda los ojos pero tiene una sonrisa en el rostro.

-- Bueno, ahora si me llevarás a un hospital y no a tu manada.

-- Eso es un golpe bajo, para que lo sepas -- pero ella sólo rie y me deja un beso en la mejilla.

-- Vamos Nethan, no va a salir nada malo -- se levanta de la banca y con equilibrio se acerca a la pista de hielo.

Ayer llegamos a Canadá y ella vio está pista así que me pidió que viniera y acepte pero ahora me arrepiento ¡Yo no sé patinar!

-- ¿Alguna vez has patinando sobre hielo? -- pregunto.

-- Lo hacía de pequeña, antes que papá me dejara. Luego fui una vez yo sola pero me sangre la nariz -- sonríe traviesa -- todavía recuerdo como se hace sólo me falta práctica.

-- No te caigas.

-- No me caería si estuvieras aquí para sostenerme -- dice mientras se acomoda el gorro negro de lana que lleva puesto.

-- Me caeré si voy -- me cruzo de brazos.

Ella sonríe traviesa y mira a su alrededor.

-- Si tu no vienes, iré donde él -- señala a un chico que esta del otro lado de la pista.

-- Ve de una maldita vez -- ordena mi lobo.

Suspiro y me levanto del banco, escucho como rie Joseline mientras camino para entrar a la pista de hielo. Me sujeto del borde al llegar a un lado de ella.

-- Ven -- me extiende su mano y la tomó.

Retrocede con tanta facilidad y yo sólo me muevo por que ella sostiene mi mano, intentó no caerme y ella sólo rie.

-- No me deje a caer -- le digo y ella sonríe en grande.

Amo cuando hace eso, sonreír hasta que le duelan las mejillas y sólo lo hace conmigo, algo que también amo aunque suene algo posesivo o tóxico.

-- ¿No se supone que yo debo decir eso? -- avanzamos aunque yo cerca del borde y aún sujeto con mi mano de la suya, muchas personas nos pasa con facilidad.

-- ¿Y quién dice eso?

-- Las películas románticas.

-- ¿Y desde cuando te gustan?

-- Es lo único que pude ver en el avión -- se queja y yo río.

Me resbaló cayendo de trasero, gruño por el impacto y Joseline rie.

Me levanto como puedo y me vuelvo a sostener del borde.

-- Nethan sólo es de equilibrio.

-- Pues no tengo de eso -- ella vuelve a reír.

Se pone enfrente de mí y extiende ambas manos con la palma hacia arriba, las tomó y ella con sorprendente paciencia hizo que diera la vuelta a la pista, aunque ella iba de retroceso y yo procuré no llevarla conmigo en las caídas.

Luego de esas tragedias que tuve decidimos salir de la pista para mi bien aunque ella no paró de reír y sólo por eso se cayó una vez.

Salimos del local aún está haciendo mucho frío afuera y lo noto cuando ella se abraza a mi para que la caliente.

-- ¿Tomamos un café? Eso te calentaba un poco.

-- Por favor -- pide.

La llevó a la cafetería que está a una cuadra del lugar en donde estábamos, ella toma asiento cerca de la vitrina mientra yo pido las bebidas y un cupcake de fresa para ella.

Voy a la mesa y le pongo enfrente el café y él cupcake que no tarda en morder, me siento  a un lado de ella.

-- ¿A dónde iremos mañana? 

-- No se, aquí nieva mucho, me estoy arrepiento de venir -- tomó de mi café y Joseline sólo me mira mal -- vale, hay que ir al parque Nacional Banff, dicen que es un bonito lugar en está época.

-- ¡Bien! -- dice con entusiasmo y sonrió cuando comienza a decorar su cupcake.

Aunque no lo pida ella directamente siempre le compro uno y hasta el momento no he oído queja de eso.

Al terminar de beber el café salimos del local, Joseline se pega de nuevo a mi con sus brazos y yo le paso un brazo sobre sus hombros.

-- ¿Ya le hablaste a tu hermano?

-- Si, hable un rato con él mientras tú dabas vuelta por toda la habitación del hotel -- ella ríe.

Se adelanta un poco y se deja caer de espalda en la nueve, río.

-- ¿Qué es lo que haces? -- le pregunto.

-- Un angelito de nieve -- responde.

Intenta levantarse pero le es difícil con los abrigos y la bufanda que se puso cuando salíamos, ella quería ir bien abrigada y me obligó a ponerme una bufanda y un gorro aunque le expliqué que yo no siento el frío más de diez veces.

-- Dejate de reír y ayúdame -- me acerco y le extiendo mis brazos para que se sujeté y la levantó.

Ambos miramos lo que ha hecho con la nieve.

-- Eso no es un delito de nieve, está deforme -- ella ríe y retrocede.

¿Cómo pudo deformar un angelito de nieve? Si sólo se abre y cierra piernas y brazos.

Él choque de algo con mi espalda me hace voltear, Joseline tiene una bola de nieve en las manos y ríe.

-- Eso no se vale -- me quejo.

-- Así se comienzan las guerras de nieve -- me tira la bola y me tapó el rostro.

Me agachó y hago bolas de nieve para iniciar está guerra de nieve. Ella me tira toda las que tiene y corre cuando comienzo a tirarle las que tengo, la sigo una cuadra hasta llegar al hotel donde nos quedamos que por obvias razones no puedo entrar con una bola de nieve así que la dejó afuera y la sigo hasta llegar al ascensor.

Ella sonríe cuando me he a su lado y se abraza a mi, le sacudo la nieve que trae en el cabello.

-- Me gusta estar aquí -- dice.

-- A mi también.




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