Mi gato

Capítulo 43: Venganza

—¿Qué?

—Lo que oíste, ¡besame!

Dylan al principio me miro confundido, luego con diversión y comenzó a acercarse a mi, puso una de sus manos en mi mejilla y con la otra me tomo por la cintura. Cerré mis ojos y empece a notar como se mezclaban nuestras respiraciones y ...*click*

—Mira esta es tu cara cuando esperas que te bese, es muy graciosa —reía a carcajadas mientras me mostraba una foto que había tomado con su celular.

—Eres un maldito —grité molesta y avergonzada.

—Tranquila solo quedan dos días más para que ganes tu beso, no voy a dártelo por adelantado verdad, eso sería trampa de tu parte. 

—Te la haré pagar Dylan 

Dylan seguía muy concentrado riendo de mi foto , a quien en la vida se le ocurrió sacarle una foto a una persona de frente cuando va a besarse con alguien mmm... ¡A nadie! ... maldito gato ya veras. 

Salí de mi cuarto dejando a Dylan solo y fui en busca de Sebastian; el también era gato así que tenia que saber que es lo que odian. 

(...)

—Sebastian ¿me ayudas?.

—Por supuesto ama.

—Necesito saber cosas que odien los gatos.

—Es una lista con bastantes cosas —. rió —Bueno, ahora que lo pienso, no tantas.

—¿Me las dirás?

—Claro por empezar, odiamos los ruidos estruendosos, obvio a los perros, los olores como el café o ajo, entre otro; después algo a lo que huimos asustados instintivamente es al humo, ya que humo significa fuego y fuego peligro, es como defensa, que no nos presten atención, eso si que lo odiamos  nosotros solemos ser independientes y ariscos pero cuando requerimos cariño o atención no toleramos el que nos ignoren. 

—Entonces tendré en cuenta no ignorarte —reí.

—Si, no lo hagas —me miró muy serio —continuo.

—¿Qué? ¿hay mas?

—Si, odiamos la comida fría, que nos miren fijamente después, esto no lo odiamos pero es molesto, hay algunos humanos que piensan que sacarnos a pasear con correa es algo común pero entérense es muy molesto para nosotros que somos salvajes y nos gusta andar de aquí para allá sin restricciones —Suspiró.

—Son bastantes cosas. 

—¿Tu crees? —rió

—¿Y que cosas no pueden evitar hacer?

—Definitivamente jugar; es algo imposible no querer jugar con una bola de lana o cuando nos juegan con el láser ese rojo, cuando mueven algún cordón e hilo instintivamente vamos hacia el. 

Eso puede servir para hacerlo ver muy patético —froté mis manos con maldad.

—Gracias Sebastian eres el mejor —bese su mejilla y me fui saltando cual niña en pradera por el pasillo. 

—¿Gracias?

Que empiece el juego.

 




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